BENJAMÍN Y EL CANTO DE LOS BOSQUES

En mayo del año pasado la feria de Santa Cruz nos trajo a "Benjamín y el canto de los bosques", el tercer libro de una saga que como dijo alguna vez su autora tendrá un total de siete libros.

Llegan las vacaciones finales del segundo año en el Conservatorio Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana, y Benjamín y sus amigos preparan un viaje al salar de Uyuni donde participarán de una competencia en motos de la que el anfitrión es el cóndor de los Andes. Durante la competencia, los corredores además de ganar la carrera deben también descifrar el enigma del salar con cinco frases misteriosas. Una de ellas obliga a Benjamín a sobrevolar el cielo para investigar. Desde el aire, Benjamín tiene una visión de una ciudad con seres humanos de distintas culturas que cantan una canción celestial. Es la ciudad ideal, la ciudad privilegiada que conoce el secreto del universo que el perverso Bulluz tanto desea saber.

Al volver al Conservatorio, Benjamín y sus amigos se encuentran con la noticia de que alguien ha asesinado al cuervo panteonero BIK mientras enterraba a una serie de aves que en su vuelo migratorio caían muertas por falta de alimento y agua. En base a este argumento, Sarah Mansilla nos presenta una obra llena de suspenso y misterio que involucra a Benjamín y a sus amigos en la investigación sobre el asesinato de BIK, en un encuentro con los viejos árboles del bosque que se transforman en instrumentos musicales para tocar melodías que eviten su extinción, en la protección del pergamino sagrado y en una pelea a muerte con el antagonista Bulluz decidido a cambiar la armonía de la naturaleza. La única arma que le servirá a Benjamín para combatir contra sus enemigos es la música.

Una vez más la autora nos regala una historia emocionante que atrapa al lector porque está muy bien escrita e invita a seguir leyendo los 26 capítulos que la componen. Además de los elementos que convierten a esta obra en una aventura, no hay duda de que el tema principal de la saga es involucrar al lector con la responsabilidad de conservar el planeta. Los diálogos entre los muchachos del Conservatorio son reiterativos a favor de la causa ecológica, aunque a veces sobrepasan el pensamiento de muchachos de 14 años. Una muestra de ello es cuando el grupo de amigos organiza un concierto mundial con el fin de que "la música conquiste a todos los habitantes de los bosques para que se enamoren de su entorno y luchen contra el cambio climático", para que "los interpretes tengan la oportunidad de expresar sus sentimientos sobre el medio ambiente, de concienciar a todos los seres del planeta a través del canto".

Otro tema que preocupa a la autora y lo incluye a lo largo de los tres relatos son los valores que quiere inculcar en sus lectores. Así en la competencia de Flecha Boomerang que hay entre los estudiantes, el profesor explica que "la energía inteligente de cada uno se alimenta con la práctica de valores como la humildad, el respeto, la tolerancia, la honestidad, la prudencia, la fortaleza, la justicia, la unidad y mientras más valores cultiven y los practiquen más alta será esta energía en la sangre".

Por otro lado, protagonistas y antagonistas se desenvuelven en los extremos del bien y del mal. Los personajes buenos son tan bondadosos que a veces el lector pierde su identidad con los protagonistas porque estos reúnen en su esencia reflexiones, valores y formas de pensamiento que los eleva a un nivel superior al del ser humano. Los Excolopus, por ejemplo,  aseguran que "cualquier trabajo hecho con amor causa admiración porque tiene el efecto boomerang; actuar con responsabilidad te causa alegría. Esa alegría la contagias a tus semejantes y así sucesivamente, hasta convertirse en una cadena de bien indisoluble".

Si bien parecen innecesarias algunas de las 451 páginas escritas por la autora en esta obra cuyo cierre parece inminente tres capítulos antes del final, los lectores nos sorprenden cuando confiesan haber leído la obra en pocos días, argumento que se opone a la típica frase de que "nuestros niños no leen". La lectura de obras infantiles y juveniles con calidad literaria no depende de la cantidad de páginas.

Finalizo con una apreciación sobre las ilustraciones en las que Lara Sabatier interpreta magistralmente en blanco y negro partes de la novela con un toque atemporal en el que a veces nos sentimos transportados al pasado y otras veces nos encontramos dentro de una obra de ciencia ficción.

"Benjamín y el canto de los bosques"  es una novela que en ningún momento subestima al lector pues utiliza un lenguaje que coloca al joven en su verdadera dimensión de comprensión. Inspirada en la saga de Harry Potter, como ya lo dije en una crítica literaria anterior, esta obra rescata muchos elementos de la geografía boliviana y de las especies animales y vegetales en peligro de extinción que todos debemos conocer. Es un libro que vale la pena leer y recomendar por su contenido tanto cultural como de ficción.

Autor: Isabel Mesa Gisbert

Publicación: Boletín Vuelan Vuelan No. 22. Enero, 2011. Publicado en el matutino "Cambio", suplemento La Esquina. Marzo, 2011