Publicado en Suplemento "Fondo Negro" de La Prensa. 18/1/2009
Un par de artículos sobre narrativa boliviana publicados hace poco en Fondo Negro confirman que algunas novelas como Juan de la Rosa, Raza de Bronce o La Chascañawi siguen siendo las mejores y, al mismo tiempo, imprescindibles en los colegios. Sin embargo, nadie se pregunta cuál debería ser el recorrido literario que deben realizar nuestros niños para que al llegar a la adolescencia se sientan atrapados por la esencia literaria de un clásico como los mencionados anteriormente. No importa la cantidad de listas que se hagan sobre las mejores novelas bolivianas ni el orden de las mismas si nuestros jóvenes no han tenido una práctica de lectura previa. Retomando los artículos sobre narrativa boliviana, es importante tomar en cuenta que muchos maestros de literatura no conocen otros libros ni otros autores que aquellos que se convirtieron en clásicos. Por estas dos razones: ampliar el panorama de la literatura que siembra en los más pequeños y proporcionar nuevos títulos a los maestros, creo que es importante hacer una evaluación de la literatura que se produjo en el 2008 y que esperamos llegue el 2009 a manos de los niños y jóvenes .
Los autores que hacemos literatura infantil y juvenil nos hemos quejado de que la literatura destinada a niños y jóvenes se menosprecia, que no hay un estímulo para sus autores ni apoyo para la publicación de sus libros. Terminado el año 2008 no puedo decir lo mismo. Después de haber visitado las ferias del libro de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba considero que los grandes protagonistas de la literatura para niños y jóvenes fueron las editoriales. Nunca antes se publicaron tantos libros como en este año. Estamos hablando de 39 títulos, de los cuales 29 fueron apoyados por editoriales y los 10 restantes publicados por los mismos autores . Con excepción del año 1996 en que la Reforma Educativa Boliviana creó las bibliotecas de aula con textos de autores nacionales con una cuantiosa producción de literatura infantil, el 2008 es el año que mayor apoyo recibieron los autores nacionales por parte de editoriales e instituciones. Es importante aclarar que la cantidad de libros publicados no es en todos los casos un sinónimo de buena literatura.
Editorial "El País" ha iniciado una colección infantil en la que hay que destacar las ilustraciones de Daniela Durán y la calidad de edición en tapa dura con un tamaño adecuado para los más pequeños que acompañan dos textos: El enigma del Piyo de Biyú Suárez y Ciudades de Manuel Vargas.
"Grupo Editorial La Hoguera" ha creado un plan lector que ofrece una gran variedad de lectura para todas las edades que incluye los géneros de cuento, poesía y novela, y que también contempla algunas reediciones. Para los más pequeños están autoras como Angélica Guzmán con El dragón de fuego y Biyu Suárez con Anita, la niña bonita. En poesía, Luis Andrade Sanjinés con Sueños infinitos y Poesía infinita. Me gustaría hacer un comentario al margen de estos libros para sugerir a la editorial que una propuesta literaria no debe ir acompañada de cuestionarios ni hojas de trabajo, ya que la literatura se manifiesta por sí misma para llegar al lector.
Creo que la mejor oferta de esta editorial está en la literatura a partir de los 13 años con la acertada reedición de una de las mejores novelas bolivianas para adolescentes, Ururi y los sin chapa de Gladys Dávalos; una muy buena novela corta sobre romance y tiempos de dictadura, La sonrisa cortada de Gigia Talarico, y la novela histórica ambientada en el siglo XVI El Señor de El Dorado de Alcides Parejas en la que los valores éticos juegan un papel fundamental. Además, La Hoguera ha reeditado tres obras de Hernando Sanabria Fernández: La muña ha vuelto a florecer, Iuparesa y Tradiciones, leyendas y casos de Santa Cruz de la Sierra.
"Grupo Editorial Kipus" ha publicado cuatro libros. Letras cantarinas, una obra sobre el alfabeto destinado a los más pequeños y escrito por Aida Soria Galvarro,; la novela infantil El niño de miel, de Angélica Guzmán; y para los más jóvenes, Anillos mortales, una serie de cuentos policiales de Biyú Suárez. Finalmente, una muy buena novela que llena de olores y sabores los recuerdos de dos jóvenes que son parte de una fábrica de ladrillos, Entre ladrillos y perejiles de Carlos Vera; obra finalista del concurso latinoamericano Norma-Fundalectura (1994).
Editorial Santillana, en su sello Alfaguara, tuvo la feliz iniciativa de impulsar la literatura infantil y juvenil a través de dos concursos: el Concurso Nacional de Cuento, premiado en la Feria del Libro de La Paz, y el Concurso Nacional de Novela para Jóvenes a premiarse en los próximos meses. El premio de cuento, muy merecido, lo obtuvo una extraordinaria obra para niños a partir de los 10 años Conquistando a Lindolfo, de Rosalba Guzmán quien relata la divertida historia de una biblioteca cuyos libros cobran vida gracias a una pequeña ratona de biblioteca. La primera mención la obtuvo Claudia Adriázola con la obra Una aventura inesperada. Alfaguara también presentó este año El revés del cuento, una novela sobre cuentos de hadas y superhéroes de mi autoría.
Gente Común ha iniciado el 2005 una colección de literatura infantil de autores bolivianos de la cual ha publicado 11 títulos. El año 2008 estuvo dedicado a tres autoras cruceñas. Para los más pequeños Crispín de Biyú Suárez; y a partir de los 8 años una reedición de los cuentos surrealistas de Gigia Talarico Contando sueños; y la impecable prosa lírica de Angélica Guzmán con la historia de La ratita diligente.
Editorial Gisbert ha reeditado La Pluma de Miguel: una aventura en los Andes con una propuesta novedosa. La cuarta edición de lujo con ilustraciones a colores y la quinta edición con ilustraciones en blanco y negro en formato popular, con la idea acertada de que toda literatura infantil y juvenil contemporánea debe llegar a toda la población estudiantil.
Además de las editoriales, dos instituciones importantes también han aportado a la publicación de libros para niños. El Taller de Historia Oral Andina (THOA) con cuatro libros que recopilan leyendas y mitos del área andina en castellano y aymara de Rodolfo Quisbert y Ruth Flores (recopiladores). Espacio Simón I. Patiño, bajo la iniciativa de Jessica Freudenthal de que los niños conozcan la poesía de los grandes autores bolivianos, publica la colección "Pata-pata" que cuenta con 6 títulos. El año 2008 se publican tres libros: Lenguaje de color de Luis Luksic, Los cuatro elementos de Juan Carlos Orihuela y Árbol siempre vivo de Alberto Guerra. Los tres libros en una preciosa edición de lujo, con ilustraciones a todo color y tapa dura.
Del esfuerzo de los propios autores se han publicado 10 libros. Para los más pequeños Babirusa, Ángel, Diablejo y otros (cuentos) de Velia Calvimontes; Martín Pescador (poesía), Ratonciélago (cuentos) y Diario de un gato, obras inéditas del fallecido autor Hugo Molina Viaña; y una colección de cuatro títulos para los más pequeños de Rosario Quiroga de Urquieta: Varatuja y el regalo, El lobo feroz cambia de opinión, La hormiga Rosa y Abracadabra Abra palabra. A partir de los 12 años Juancito Pinto (novela) de Luz Cejas de Aracena y Fernando Aracena Cejas; y una novela inspirada en la saga de Harry Potter, pero muy loable en cuanto a su contextualización en la región de la chiquitanía y el rescate del Festival de Música Barroca: Benjamín y el séptimo cofre de oro de María Sarah Mansilla.
No podemos hablar de literatura infantil sin mencionar a los ilustradores que participaron con su arte en estos textos. Destacable en el 2008 ha sido el trabajo de Lara Sabatier en Benjamín y el séptimo cofre de oro, Guiomar Mesa en El revés del cuento, Romanet Zarate en Contando Sueños y Daniela Durán en Ciudades y El enigma del Piyo.
Un aporte importante y distinto es la primera página web de literatura infantil creada por la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil (www.ablij.com) en la que el visitante encuentra autores e ilustradores con sus biografías y bibliografía, reseñas y comentarios de libros; artículos, ponencias y entrevistas; y enlaces con otras páginas similares.
Después de esta rápida evaluación de lo que el 2008 trajo en literatura infantil y juvenil, no cabe más que felicitar la iniciativa de nuestras autoras y autores nacionales y, por supuesto, de las editoriales que han sentido la necesidad de crecer en esta área. Reiteramos la invitación a maestros y padres de familia para animar e incentivar a la lectura de niños, niñas y jóvenes para recorrer el camino previo con la oportunidad de conocer una propuesta literaria boliviana contemporánea.