Literatura infantil en Santa Cruz de hoy
Antes de introducir en la literatura específica de o desde Santa Cruz de la Sierra, quiero recordar algunos conceptos que se tienen o se han ido manejando sobre el significado de la llamada "Literatura Infantil" , que se define como la literatura dirigida al mundo infantil, al lector niño, así como al conjunto de textos literarios que el mundo social considera aptos para el mundo de los más pequeños, aunque si nos remontamos a épocas pasadas, la literatura, hoy considerada infantil - juvenil, fue escrita para los jóvenes o los adultos, como "Los viajes de Gulliver", "La isla del tesoro", "Platero y yo", por lo que podríamos añadir diciendo que la literatura infantil - juvenil es la que se ha escrito o se escribe para la lectura de un mundo especial, ya sea por el lenguaje y los temas tratados que van dirigidos a la sensibilidad y la forma de ser de esta etapa de la vida del ser humano.
Para otros mucho más altruistas y soñadores, entre los que me incluyo: "La literatura infantil es un arte que recrea contenidos humanos profundos y esenciales; emociones y afectos primigenios; capacidades y talentos que abarcan percepciones, sentimientos, memoria, fantasía y la exploración de mundos ignotos".
Y decimos que, efectivamente, para quienes nos ocupamos de este arte, es arte que abarca la vida entera, porque es profundamente humano, arraigado en el mundo socio cultural, por eso mismo es tradición popular, es mito, es leyenda, es costumbre, arraigados en el ámbito de la educación diaria, porque es realidad, como es fantasía, es la transformación de la realidad, es un mundo de ficción, profundamente verosímil, creíble, por eso mismo vemos a nuestros niños ensimismados en las coloridas páginas de un cuento o un poema infantil. El niño se pregunta, indaga, se cuestiona sobre un hada que vuela, la magia de una bruja, o el ser empequeñecido hasta la nimiedad, o agrandado hasta alcanzar el cielo. Por lo que, sin lugar a equivocarse es la sublimación de una vida que nace y se forma. Con profundo respeto por esos seres, tenemos en nuestras manos y en nuestra fantasía una responsabilidad sublime, grandiosa, pero profundamente humana. Esta responsabilidad a la que me refiero nos permite reinventar el mundo en función de nuevas estrategias de vida y de ilusión. Hacer lo posible para que el niño y el joven se sitúen frente a la realidad con fascinación, plenos de un encanto claro a la conquista de ese misterio como expresión de la vida con significados diferentes, pero henchidos de valores y colmados de esperanza.
Quiero referirme, muy escuetamente, a la historia de evolución que ha tenido la literatura infantil y hacer una comparación entre la historia universal de esta literatura y lo que sucedió, concretamente en Santa Cruz, a partir del siglo XX, donde predominantemente se escribía leyendas que son la expresión natural de la oralidad, aquella simbiosis entre el espíritu del ser humano y el dictado de la naturaleza. Son lecturas obligadas en escuelas y en círculos sociales y familiares: las leyendas de La Viudita, El Bibosi, el Duende, El Carretón de la otra vida, y otras que si indagamos en su origen, seguramente, como lo hizo Don Germán Coímbra, celoso investigador de los pormenores de la cultura de Santa Cruz, se encontrarán las raíces de estas inquietas observaciones que tuvieron que ver con las costumbres y vivencias de ricas anécdotas de la población, todavía insipiente, pero muy natural de aquella época. Junto a don Germán está también la pluma inquieta de Don Hernando Sanabria, quien como buen Vallegrandino no pierde esas costumbres arraigadas plasmadas en el lenguaje singular y muy particular del ser vallegrandino. Otra personalidad de esta singularidad del ser cruceño es Don Raúl Otero Reiche, que se destaca esencialmente por su producción poética y sus fábulas dirigidas a los niños.
Cuando ya la ciudad estuvo conectada con el país y el mundo, no hace más de 60 años, los cuentos que se leían en las escuelas fueron los universalmente conocidos, los clásicos de los hermanos Grimm, de Perrault; inclusive hay que hablar de las revistas que llegaban de la Argentina, sobre todo, Billiken, que traía cuentos infantiles escritos por Constancio C. Vigil, Rafael Pombo y otros, recargados con los personajes y el medio ambiental y cultural de sus respectivos países. Como se puede observar, tenía que abrirse la comunicación, sobre todo, virtual para que renaciera el interés y el hambre por la lectura y la escritura de la literatura infantil.
La crítica moderna considera esencial tomar en cuenta la exclusión de aquellos textos básicamente morales y educativos, que todavía se siguen escribiendo, sobre todo en nuestro país, porque los temas y las ideas son primordialmente didácticos, lo que resta la verdadera esencia de un cuento infantil. Son temas y argumentos dirigidos hacia la reflexión, sí, pero a veces moralistas, demasiado teóricos.
La literatura infantil es hoy considerada como un género con todas las posibilidades que tiene la literatura en general. Esto quizá se deba a la gran producción que se da en todas las latitudes del mundo, de igual manera las organizaciones dedicadas a promoción y fomento de la lectura y escritura creativa como: IBBY, CONALIJ, las instituciones como el Centro Patiño, La Casa de la Cultura, las bibliotecas públicas y privadas, el Centro Cultural Santa Cruz, La Bienal Juvenil, los diarios locales, la Sociedad Cruceña de Escritores, PEN Santa Cruz, propician talleres y concursos dedicados a los niños y jóvenes.
Proliferan los concursos y premiaciones por las entidades arriba mencionadas y editoriales interesadas en este género, que tiene por público a la niñez, que de igual manera espera y se deleita con cada una de las obras que salen a la luz.
Por todo lo expuesto deducimos que la literatura infantil - juvenil es la comunicación que se establece entre un escritor adulto o niño y un lector infantil - juvenil. Además puedo añadir, sin temor a equivocarme que, la literatura infantil busca crear competencias lingüísticas (narrativas, literarias, ideológicas), y, a esto se añaden las competencias editoriales, que no son ajenas a este producto, pero que, también buscan sus preferencias comerciales.
El análisis pragmático incluye varios elementos: desde la contextualización de la narración, como que se trata de autores que viven el momento y las circunstancias histórico político y socio cultural de estos años que nos toca interactuar en nuestro mundo de profunda crisis o cambios que vivimos.
Con referencia concreta de Santa Cruz que vive en una urbe de gran evolución, donde no se ve más, por ejemplo, esa familiaridad que se vivía al calor de la tarde estival, en la puerta de las casas, o el recuerdo de aquel carretón que paseaba por calles arenosas han quedado en la nostalgia, en el recuerdo, de gente, que también va siendo sustituida por otras generaciones que solo escuchan estos recuerdos, pero que ya no los viven, son situaciones de gente desconocida, ajena a su entorno, así nos dice, por ejemplo: Alfredo Rodríguez en su cuento "El Niño Alcalde": A su paso por el Cristo Redentor, tomó la mano derecha de la estatua y le colocó una sombrilla para protegerla de la lluvia y el sol; y, en la mano izquierda, un enorme abanico cuyo viento alcanzaba a toda la ciudad. O en ..." el monumento de la Madre India que tenía aquella expresión de terror mientras abrazaba a un niño asustado y gris. Avanzó hacia ellos y a su alrededor dibujó una aldea con fogatas, chozas, vegetación y otros indios para que los acompañaran", o el de Ma. Julia Sueldo, en el cuento Una vista inesperada, nos dice: "El guanaco, sonriente, agradeció a sus nuevos amigos del zoológico que pudieron entenderlo y que quisieran darle la bienvenida a escupitajos, que aunque no les salía nada bien era una muestra de cariño y aceptación. Desde ese día los animales del zoológico, a las tres y media en punto, se reúnen a escuchar las historias que cuenta el guanaco de los Andes - su lugar de origen - y luego los otros animales le cuentan a él sobre la selva, las llanuras y otros lugares, así todos se entretienen y se conocen un poquito más.
Puedo asegurar que la ideología que se trasmite en la literatura infantil de Santa Cruz es la de la esperanza y la fe dentro un mundo simpático, alegre y bullanguero, tal como es la gente, siempre solidaria y amable, tal como refiere Biyú Suárez en Mis Hormiamigas: "Las otras hormiguitas llamaron al hospital. ¡Qué alboroto! ¡Qué gran ruido! Cuando la ambulancia llegó. Todo el mundo se detuvo, ¡Dejó de trabajar!" o en el cuento Doña Cuellos y su jirafitis de Angélica Guzmán: "la vaca, el elefante, todos, todos lo intentaron, hasta que el monito juguetón propuso: "Yo subiré sobre el lomo del tigre y desde allí aplicaré el remedio en el cuello duro de nuestra amiga -, todos aplaudieron la feliz idea y así se hizo. En pocos minutos, doña jirafa se puso en pie, pudo mover su cuello y feliz agradeció a sus amigos..."
Como se puede observar la intención de nuestros autores es, sobre todo, la comunicación con el lector, manejo que bien se puede aprovechar en el aula, en la familia, o en cualquier grupo social infantil para despertar criterios, ideas, valores que, introducidas en la narración, se encuentran a la espera de su explotación.
En cuanto a los elementos del paratexto, se refiere a aquellos que ayudan al lector a introducirse en la lectura, como son las ilustraciones, sobre el contenido del libro. Los que, tratándose de un libro infantil, ayudan y atrapan al lector. En esta oportunidad cabe mencionar las ilustradoras que tenemos en la ciudad y que se complementan muy bien con los autores. Es el caso de Daniela Durán, quien es especialista sobre este tema y sabe manifestar con la imagen, pero sobre todo con el color, la combinación y el matiz que complementan muy bien el texto del libro. Pamela Crespo sabe interpretar y conjuncionar muy bien actitud y manifestación corporal. Tiene el don de hacer que sus personajes hablen con la expresión. Lara Sabatier, está estrechamente vinculada con Benjamín de Sarita Mansilla. Ella tiene la particularidad de la casi perfección de rasgos y la delicadeza de expresión. Al igual que el trabajo no solo en el color, sino también en la actitud, en la forma, tal como lo manifiestan Romy Aparicio, Romaneth Zárate o Marcial Michel.
Están las editoriales que juegan un papel muy importante, puesto que ya no son copistas o transcriptoras de lo mucho o poco que llegaba a la ciudad, sino que hoy ponen a disposición del autor a sus ilustradores. Hoy en día ellos tienen personal especializado y colaboran excelentemente en la edición, publicación y comercialización de los libros. Por todo este trabajo que comparten con los autores, alternativas en cuanto al formato, color, tamaño, etc., tan necesarias en la construcción atractiva de una obra, a la hora de su comercialización, aplaudimos esta labor que siempre nos satisface.
Quiero, en esta oportunidad referirme, aunque muy someramente, a los elementos que contribuyen a la conformación narrativa de toda obra que cuida su estructura y su contenido, como son los personajes, el tiempo y el espacio, así como el lenguaje.
Los personajes de las obras literarias cruceñas son verosímiles, creíbles, puesto que la literatura infantil es una narración de hechos, no de ideas ni de reflexiones, aunque intrínsecamente se den a imaginar y sacar conclusiones socio - culturales.
La literatura infantil en Santa Cruz presenta personajes, casi siempre de animales personificados, que representan caricaturas de actitudes de simpatía, aventura, valores que, a la vista de los adultos se pueden identificar con la actitud de los niños, así, por ejemplo: las hormigas piensan, actúan, hablan, comentan, los pájaros, en su variedad, sonríen, trabajan, juegan, piensan.
Refiriéndome ya a los personajes que manejamos los autores, están: Biyu Suárez, para quien, por ejemplo: el piyo es el niño de la esperanza; las abejitas son reposteras del melao; el caracol es la amistad tornasolada; la araña es tejedora de los sures; el ciempiés es un virtuoso zapatero; los pollitos son la sonoridad del pío pío; el sayubú, cantor de los llanos; la lechuza es maestra de la selva; el chuubi tiene alas doradas y alumbra el entendimiento; el curucusí es la estrella en la tierra; las hormiguitas son de amistad; el puercoespín del amazonas es juguetón y travieso, etc.
Los de Ma. Julia son: Gotitas de lluvia globos de colores; la hormiguita solitaria; las letras compañeras del alma; semillita es perseverante; los gigantes de la imaginación y la fantasía, etc.
Los de Angélica: Etelvina, la viajera del tiempo; el viento quisquilloso, solitario, juguetón: conejito casamentero, músico; las mariposas tienen el color de la ilusión: hay niños como la miel; la Luna es traviesa; el urucú es el néctar del amor; el toborochi la esperanza de vida; el rocío el llanto del amanecer; el ambaibo fruto hecho bondad; el gnomo compañero de la soledad; el curucusí o las luciérnagas, lámparas que indagan; hormigas curiosas y coquetas; el ser humano convertido en un tiluchi (hornero), el dolor de Jirafitis, etc.
Alfredo Rodriguez concibe personajes como: Santa Cruz de la esperanza; niños jaguares o filósofos; el turere es amigo incondicional; el cocotero salvador; el pino fraternal. La sandía, recupera el color de la piel; las aceitunas devuelven el brillo de los ojos; la sopa de quinua fortalece uñas y dientes; la gelatina de patas recupera las fuerzas y da felicidad.
Los de Sarita Mansilla se muestran como: El grillo cantor; la pava real Directora del Conservatorio; el búho inteligencia del bosque; los monos traviesos; la naturaleza pródiga del Reino Chiquitano; los guapuruses guardianes, Rosendo Supayabe, el mono Cuatro Ojos, Antonio Cercus, el zorro y Mariscal Bufo, el sapo; las motocicletas Miss MeI's? El monje maligno Bulluz y el monje bondadoso Solluz; Octavio, Andrés, Rahmah y Jamilah, las hormigas gemelas compañeros de Benjamin; El Bosque de los Árboles Viejos; el Santuario de las Siete Cascadas un lugar privilegiado.
Gigia Talarico, juega con las chicharras asustadas, las flores amables, las estrellas mensajeras y otros más. Janosh, el niño de la selva y los pájaros multicolores que inundan su vida; Iris, la descendiente de brujos, Las canoas misteriosas que recorren ríos profundos.
Un caso peculiar y característico es el personaje del Duende, que en la literatura cruceña ha pasado por diferentes interpretaciones y cambios, no solo de actitudes, sino también de escenarios. En un principio era un personaje malo, cubierto con un sombrero grande, que tenía la costumbre de enredar las crines de los caballos y robar niños. Posteriormente, ya no jugaba con los caballos, a los niños los convencía con distintos juegos, hasta llevarlos con él por parajes desconocidos. Hoy lo vemos ya no en los alrededores de los pajonales y lugares oscuros y tenebrosos, sino está en la ciudad, se lo ve en calles y avenidas y juega con toda clase de gente. Inclusive es personaje de la prensa escrita, donde hace conjeturas, filosofa sobre problemas de la actualidad, sobre todo políticos, como es el caso de la tira cómica de Oscar Barbery, o también en la novela de Bárbara Antelo.
El narrador o la voz que cuenta lo que sucede en la trama de la obra es uno de los más influyentes para el lector. De esta manera es el aspecto de mejor valoración por la cantidad y calidad de información que encierran las palabras leídas o escuchadas, porque, cuántas veces, no es lo que está escrito, sino cómo se lee, el tono y la entonación que se puede dar a la lectura. Un buen narrador despierta la atención del oyente e influye en su pensamiento y en su accionar. Cuántas veces, la imitación de las voces de los animales, del ruido de los objetos, la fuerza y la conformación de la palabra que se pronuncia, hace que el niño quede con esa onomatopeya tan particular y forma parte de su accionar, así, por ejemplo: Rurururuuuuuuuuuuuum, el niño arrastra su auto hecho de una lata de sardinas; crahhsssssss, las ramas de los árboles se rompen con el viento huracanado; pummmm, se escucha el martilleo en el taller; grarrrrr, el gato montés salta y atrapa a su presa; plashhhh, los niños capotean sobre charcos de agua. Todo esto, junto al nivel ideológico, influye en el lector al orientar las simpatías o antipatías hacia determinado personaje, actitudes o puntos de vista.
Otro de los elementos imprescindibles es el análisis del espacio, la época y los mundos posibles, elementos donde actúan los personajes y su caracterización en el gran escenario de Santa Cruz, de por sí, grandioso y variable, con atmósferas mágicas, con tanto color y aroma natural, cuyas manifestaciones se muestran con esa maravilla que inspira y deleita.
Hoy muchos escritores han descubierto su entorno y se disponen a valorarlo y mostrarlo con ese grado de respeto y amor que sentimos por lo que tenemos. O lo que es lo mismo, hoy en día, desde la concepción ecológica y el respeto por la naturaleza, no se consideran erróneas como por ejemplo, la actitud del lobo como perversa, la bruja mala, la madrastra egoísta y fea.
La literatura de nuestros días se manifiesta contraria y presenta a estos mismos personajes, como amigables, así la bruja es amiga de los niños y los ayuda a transportarse en el tiempo y el espacio; el tigre, no ataca, vive y actúa junto a las personas porque son conscientes que su desaparición podría traer desgracias a la selva, la madrastra tiene el papel de madre sustituta, tal como debe ser, etc.
Los paisajes ocupan un lugar preponderante en la descripción de la literatura infantil y juvenil cruceña: Los ríos caudalosos unas veces y mansos otras, la selva amiga y protectora y la selva que devora y esconde sus tesoros, la abundante riqueza vegetal y animal anima al escritor a explorar y explotar cada uno de sus múltiples encantos.
La ficción, a través de la relación de mundos posibles hace referencia a valorar el mundo real o ficticio, en la representación de hechos posibles, recrear mundo diferentes, pero creíbles, esto a través de un lenguaje sencillo y coherente, donde podrá manifestarse como un mundo siempre posible. Hay una explicación que parece fantástica y muy verosímil, cuando se compara la historia con la ficción, por ejemplo, la actuación personificada de los animales, pero que se mueven y actúan en un mundo real, perfectamente identificable. Este es el que mayormente se maneja en la literatura infantil cruceña. Cuando, por ejemplo, Biyú Suárez, en su libro Crispín, saca a luz a su personaje que tiene todas las características de un puercoespín, pero está personificado en un niño y es como él, juega, ríe, pasea en bicicleta, busca amigos, siente miedo, tiene hambre, etc., pero el mundo en el que se mueve, no es precisamente su hábitat, es el de los humanos, porque debe ir donde el dentista, su mamá lo peina, le hace la comida, etc. Otro ejemplo es Benjamín de Sarita Mansilla, donde se narra las aventuras de un grillo cantor que se mueve en un mundo verosímil porque son las llanuras chiquitanas donde actúa el personaje, otro ejemplo que viene la ser una mezcla de los sueños, la imaginación, muy próximo a la ciencia ficción, es: Aventuras fantásticas de Angélica Guzmán, donde se ejercita el viaje hacia el pasado y al futuro, acontecimientos o acciones todavía imposibles, pero que tienen briznas de posibilidad posterior.
En el análisis lingüístico, la literatura infantil que narra hechos, acontecimientos, conlleva la utilización del discurso directo, que permite contar con rapidez y lenguaje propio de los niños, de ahí que se exija la sencillez en el lenguaje, aunque dependerá del tema y de las circunstancias que rodea al hecho narrativo.
El lenguaje propio y característico de la literatura cruceña está manejado con el lenguaje castizo, lo vernáculo de este lenguaje que caracteriza al ser cruceño, el que no todos los autores lo utilizamos con esa notoriedad y sagacidad, como lo hace, por ejemplo: Biyú Suárez, Alfredo Rodríguez, y Bárbara Antelo.
Me refiero a algunos ejemplos de esta naturaleza: ¡Crispín!, ¡Crispín!, ¡Vení!, Levantate!, vamos a festejar tu cumpleaños!!!!, es el uso del voseo, típico de la región. Entre las palabras de mayor uso está el que se refiere al mundo natural, por ejemplo: achachairuses, ambaibo, bibosi, cusi, curupaú, chuchío, motacú, tararaqui, ocoró, pitón, pitajaya, toborochi, etc. Entre las palabras referidas a la fauna: anatuya, asojna, carcaña, corechi, chaicita, chuuvi, huajchilla, yabochi, jucumari, sucha, serere, etc. Además de giros del habla popular cruceña. Y otras tantas expresiones vernaculares que también encontramos en los trabajos de los clásicos de la literatura, como son: Alfredo Flores, Germán Coímbra, Hernando Sanabria, Raúl Otero, Alcides Parejas, etc.
Pienso que una obra infantil no debe tener una sola visión, no debe ser unívoca, sino dejar entre líneas contextos para hacer que los niños, que son muy sagaces, puedan descubrir lo que no se dijo, pero se deja entrever, es decir subyace entre el discurso expuesto. Pienso que una obra de valor, debe tener tantas interpretaciones, como lectores tenga el libro. Hoy, los grandes lectores exigen cada vez más mejor interpretación y variedad de personajes nuevos e interesantes. Además, este es el tipo de obras que deben leerse en las escuelas, y el profesor debe saber marcar elementos de teoría reflexiva que siempre se dará en las buenas obras de literatura.
Es esencial que el acercamiento del lector a lo literario se desarrolle de forma positiva y no conlleve experiencias demasiado fatigosas o traumatizantes. Una obra cuanto más sencilla, popular, depurada y humana, tanto más se acerca a los intereses del niño, y lo satisface.
Las obras deben presentar varias lecturas diferentes: de una manera interpretamos una obra en el primer contacto y de otra, en una relectura. Esto mismo sucede con los niños: primero captan sentidos generales, aspectos parciales para ir, poco a poco, haciéndose con la verdad de la obra
Estas y otras razones nos deben impulsar a crear sentimientos y acciones que despierten en los pequeños lectores interrogantes y reflexiones que los motiven hacia el inicio de la filosofía. No podemos olvidar que la filosofía es una manera de reflexionar, discernir, preguntar, cuestionar y cuestionarse, acerca de los elementos que nos rodean y manifiestan.
Los temas son los mismos desde que empezó el mundo: lo efímero, la eternidad, el amor, las pasiones, el dolor, la pérdida. Lo que cambia es el modo de construcción literaria, que podrá estar referido a determinadas épocas y lugares, pero es de resolución personal. Un autor honesto se escucha a sí mismo y no responde dócilmente al mercado.
No en vano desde la cuna los pequeños celebran esas palabras que les iluminan los sueños, esas que les dan respuestas a sus interrogantes, esas que exorcizan sus miedos, esas que les permiten descubrir el mundo y reinventarlo impregnados de alto valor estético.
Los niños de todos los tiempos son buenos lectores cuando un adulto, o su grupo familiar, lo guía con el ejemplo para que la lectura se convierta en "hábito" o "necesidad". No podemos ignorar la época que corre, en donde la tecnología y el tiempo que disponen los adultos, son fuertes contrincantes que debemos acomodar para que sean herramientas que sumen. También hay que tener presente lo que ofrecemos a ese niño para que el libro sea un elemento atractivo dentro de su universo lúdico, y lógicamente debemos escuchar sus preferencias. Un niño es tierra fértil, y se cosechará de él lo que sembremos a lo largo de su infancia.
Los chicos de ahora leen de manera distinta. Si analizamos las lecturas "cibernéticas" que hacen diariamente a través de las redes sociales, juegos, búsquedas de información para el colegio, etc.
Creo que antes se leía más literatura porque había menos opciones para el ocio y el divertimento. Se entendía la lectura literaria de otra manera, era común pasar el tiempo leyendo. Hoy se pasa el tiempo viendo televisión, mandando mensajes por facebook o con los juegos electrónicos. Lo importante es entender que los chicos de hoy pueden leer tanto o más literatura que antes pero en distintos formatos. La computadora está instalada en todos los hogares y esa es una realidad que hay que tomar a favor y no en contra. Lo que habría que hacer es motivar a los niños y jóvenes para que "aprieten, la tecla correcta" y no sólo pierdan largas horas jugando sino también leyendo y disfrutando de las buenas obras literarias que están subidas a la web.
La literatura, para niños o adultos, permite entrar en un mundo mágico donde todo es posible, permite bucear en los sentimientos más profundos del ser humano, en la condición humana. Es un encuentro entre dos almas sensibles (autor-lector) y por ello mismo nos acerca a nuestras incertidumbres, contradicciones y grandezas. La literatura habla al ser humano en sus distintas épocas, contextos y circunstancias ya sea desde el humor, la parodia, la tragedia, el realismo, el misterio... y para ello no hay edad. Hay modos diferentes de narrar. La literatura habla de la vida, ¿de qué otra cosa si no? Debemos nutrirnos de lo que sucede a nuestro alrededor, lo que ocurre en este tiempo y lo que ocurrió hace muchos años e impactaron, de alguna u otra manera, en la sociedad y en el ser humano. Nutrirnos de anécdotas, de lo que observamos y escuchamos que dicen los niños y los grandes, de sus reacciones, dudas, sueños, temores y preocupaciones.
Autor: Angélica Guzmán Reque
Fecha: 7 Julio, 2016