LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL EN TARIJA, BENI, PANDO, CHUQUISACA Y POTOSÍ
(2000-2015)
A diferencia de la producción literaria que existe en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Oruro, el resto de los departamentos tiene muy pocos autores dedicados a la literatura infantil y juvenil. Los gobiernos municipales y el mismo gobierno central trabajan muy poco en el incentivo a la producción de nuevos textos; por otro lado, si realmente hay una creación literaria en estos departamentos, no existen los medios para difundirla al resto del país. Lo que podemos decir de la literatura infantil y juvenil en Tarija, Beni, Pando, Chuquisaca y Potosí responde únicamente a lo que conocemos gracias a los distintos medios de comunicación, a las muestras en ferias del libro, a la gentileza de autores que nos hacen llegar su producción, y a algunas investigaciones de la Academia.
Tarija
La historia de la literatura infantil tarijeña señala en sus albores a autores como Oscar Alfaro, Luis Fuentes, Luz Aparicio y Zulema Bass Werner cuyas obras, con excepción de las de Alfaro, no han sido reeditadas. En los últimos 15 años, la autora tarijeña que más ha destacado en el país es Mariana Ruiz Romero. Sin embargo, como ocurre con los autores que viven durante mucho tiempo en otro departamento distinto al de su nacimiento, la literatura de Mariana es considerada y estudiada en La Paz.
La institución que realmente mueve la literatura infantil en Tarija es el Comité de Literatura Infantil. Y aunque no podemos hablar de autores nuevos en estos 15 años, sabemos que la producción de los miembros del comité, aún está vigente.
Myra Castrillo Colodro (1928-1999) egresada de la facultad de Derecho de la UMSA, nos deja el libro Mama Luna que se publica precisamente el año 2000. Se trata de un poemario infantil que evoca a los elementos de la naturaleza como el viento, la lluvia y la primavera, y que, además, rescata las experiencias de infancia. La autora dice en el prólogo: "Mama Luna es una recopilación en verso de los juegos que jugó mi generación, muchos de ellos ya perdidos en el olvido impuesto por el progreso urbano que cubrió a la aldea que en mi infancia fue Tarija". Los poemas tocan temas como la muerte, las fiestas, la naturaleza y la libertad. También escribió El folklore infantil tarijeño y Cuentos tradicionales (Inéditos hasta el año 2000).
Nilda Castrillo de Varas es una autora que escribe desde los años 90. Su género es el cuento, aunque tiene una que otra leyenda. Es maestra normalista, egresada de la normal "José Antonio de Sucre" (Sucre). Su literatura va dirigida a los pequeños lectores y sus protagonistas son aquellos animales cercanos al entorno de los niños, aunque también distintas especies de árboles. En otros cuentos habla de los juguetes y de los juegos infantiles. Ha publicado tres colecciones: "Jardinera" (1994), "Misirin" (2000) y "Pata' i perro" (2010). De su primera colección, "Jardinera", recordamos El Joyero, El tren del alba, El cumpleaños de pichoncito, Don Cristóbal, héroe de las rosas, La leyenda del volador y El renacuajo de luz.
René Aguilera Fierro nació en Yacuiba en 1947. Es ingeniero forestal y comunicador social. Ha publicado poemas y cuentos para niños que datan de los años 90. Santa Anita, que es del año 2004, es un libro de tradiciones.
Lucy Galarza de Castillo (1948), maestra y escritora, se dedica a la literatura infantil desde los años noventa. Su género, sin duda, es la poesía y tiene tres libros posteriores al año 2000: Sentimiento Lírico (2009), libro de poemas infantiles y juveniles; Sueñitos de Color (2013) de poemas y cuentos infantiles; y Titiricuentos (2014).
Otra autora tarijeña es Martha Arana Campero (1936). El año 2010 escribe Marín Marinero que es un poemario infantil cívico. Toda la primera parte está dedicada al mar y la segunda parte a paisajes, animales y personajes de Bolivia.
Pando
Conocemos la literatura infantil y juvenil de Pando exclusivamente gracias a Elsy Alpire Vaca (Cobija, 1944-2016), quien lamentablemente dejó de existir hace unos meses atrás. Elsy Alpire fue contadora, secretaria ejecutiva y administradora fiscal. Su carrera literaria se desarrolló recién a partir del año 2003. El año 2009, lo dedicó exclusivamente a la literatura infantil escribiendo cuentos breves (de ocho páginas) para niños de entre 8 y 10 años, contextualizados en el entorno amazónico y de selva tan propios de este departamento, mostrando animales, plantas y frutos del lugar. Todos sus protagonistas son niños y personajes de profesiones afines a esta zona como el siringuero y el recogedor de castaña. Algunos de sus títulos son: ¿Es o no es nuez?, El picaflor, La leyenda de la papa y Pájaro siringuero. Para los más jóvenes tiene relatos de la tierra pandina en el libro Selva y Misterios (2009), trabajo que compartió con la profesora Sofía Calpiñeiro Añez que murió en 1988. Se trata de relatos que defienden la naturaleza, pero que sin embargo también tienen un toque espectral y sombrío porque hay personajes de leyenda que deambulan en sus páginas.
Beni
La literatura infantil beniana tiene representantes importantes como Lidia Parada de Braun que nos hizo vivir, en los años 90, la vida de los lustrabotas a través de su famosa novela Anónimos (1995), y relatos de las experiencias de la autora en sus años de adolescente en Noche de luciérnagas (1989). Recordamos a Homero Carvalho, que aunque solamente escribió El rey ilusión (1995), es un cuento infantil sobre la paz mundial que tendrá una nueva edición este año.
Un autor nacido en Riberalta (1932-2006), pero radicado en Santa Cruz toda una vida, fue HugoVillanueva Rada. Escritor, dibujante, radioaficionado y relojero de profesión fue autor de la letra y música de más de doscientas canciones. Se inició como autor de obras para niños en la década de los 90, obras que ha ilustrado personalmente. Sin embargo, su producción literaria continuó únicamente hasta el 2002. Tiene sobre todo novelas como Camano, y relatos como Cuenchacobito y la garza rayada (2002), libros que acercan a los niños al conocimiento de las costumbres y tradiciones de la comunidad Chácobo y Esse ejja, pertenecientes al departamento del Beni. Además tiene otros libros como La historia de Manso (2002) que es una novela sobre un siringuero y Viajando con Pepe por Bolivia (2002) que son varios relatos de un ratón que visita cada uno de los departamentos del país.
Zoilo Salces es un autor vigente, que pese a que nació en Santa Cruz en 1938, se crió desde los tres años en Trinidad. Profesor en Educación Técnica Industrial y representante de los maestros del Beni, ha sido un gran impulsor cívico del desarrollo y modernidad del departamento. Editó sus primeros libros de manera artesanal hasta que en 2001 tuvo el apoyo de la Editorial "Tiempo del Beni". A partir de ese año hasta la actualidad no ha dejado de escribir. Los géneros que lo caracterizan son el teatro y la novela, aunque ha incursionado también en cuento, poesía y fábula. Su literatura es bien acogida en muchas escuelas trinitarias. El vigilante invisible y el castillo verde (2003), Cuentitos de Taita Juan (2005), Cantares desde el Palmar (2005), Que no se apague la esperanza (2008), Historia del Beni en doce dramas (2010) y Mundo Mágico Infantil (Cuatro tomos 2013). Todos son relatos costumbristas entre realidad y fantasía que acercan a los niños a las costumbres y creencias de la amazonia boliviana con mensajes ecológicos y de amor al hombre, la naturaleza y la tierra beniana.
Chuquisaca
Son muy pocos los autores dedicados a la literatura infantil de origen chuquisaqueño. Entre los años 1940 y 1965, Joaquín Gantier escribió obras de teatro destinadas especialmente a niños y jóvenes. Nacida en Trinidad, pero casi toda una vida de estudios y trabajo en Sucre, encontramos el nombre de Rosa Melgar de Ipiña (1914-...) que escribe una muy buena novela sobre los niños de la calle: El secreto del Carcaña publicada en 1988 y que muestra la marginación social y la terrible opción de crecer en orfelinatos.
Diana Lisselothe González, con estudios en derecho y comunicación y postgrado en género y desarrollo, tiene un solo libro, que es una recopilación de ocho leyendas que titula Historias de Media Noche (2013). Una hermosa edición con lindas ilustraciones con relatos que están en la memoria de los habitantes chuquisaqueños, y como dice la autora, sobre todo que forman parte de la memoria de las mujeres.
A Liliana De la Quintana, siendo de origen chuquisaqueño, le ocurre lo mismo que a Mariana Ruiz. Su literatura es considerada de La Paz.
Potosí
La tierra de Potosí que albergó a los cronistas más importantes de la época colonial y que se convirtió en el siglo XVII en la ciudad más importante del virreinato del Perú, deja un solo nombre entre los pioneros, el de la poeta Beatriz Schulze Arana que tiene tres libros dedicados a los niños y cuya carrera literaria se desarrolla entre los años 50 y 90.
Hoy por hoy, la literatura potosina es prácticamente inexistente, o por lo menos desconocida para el resto del país. Sin embargo, hay dos autores que visitando la feria infantil de Oruro han difundido su trabajo literario. Cristóbal Corso Cruz es pintor, muralista, artista plástico, artesano, músico, escritor, docente universitario y periodista. Es el creador del famoso personaje Potoquito que, a través del humor y el cómic, se ha convertido en "la voz de los que no tienen voz". En un afán por dar a conocer la cultura de su tierra, Cristóbal Corso se dedica a escribir e ilustrar cuentos ambientados en la zona rural potosina como Potosí más cerca del cielo, El charango encantado y El charanguero enamorado. Las tres obras publicadas el año 2012.
Belinda Salas Castro tiene un libro de cuentos que titula Pintando el alma de niño que data del año 2013.
Conclusiones
La literatura de estos cinco departamentos se enmarca dentro de lo tradicional, aún maneja la moraleja y está totalmente ambientada en el contexto del mismo departamento. Está presente la naturaleza, personajes con profesiones tradicionales del lugar, niños en contacto con los animales y plantas de los alrededores. Los temas no son novedosos y se sigue con el rescate de las costumbres y tradiciones locales. En Beni, se trabaja un poco más la parte histórica, pero siempre dentro del mismo entorno local. Lo poco que se publica no se difunde ni se conoce a nivel nacional; mucho menos a nivel internacional. No se realizan ferias de literatura infantil que sería importante incentivar, pues fue lo que a Oruro le ayudó como ciudad para dar a conocer a sus autores y a su literatura. Ojalá la plataforma que ofrece la Academia en su página web y el mismo boletín "Vuelan vuelan", ayuden a revertir este panorama.
Autor: Isabel Mesa Gisbert
Fecha: 8 Julio, 2016