PANORAMA ACTUAL DE LA LITERATURA INFANTIL ECUATORIANA

Panorama Actual de la Literatura Infantil Ecuatoriana

 

 

Leonor Bravo Velásquez

Escritora ecuatoriana y presidenta fundadora de Girándula,

Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil, filial del IBBY


La literatura infantil ecuatoriana tiene dos etapas claramente diferenciadas. En la primera, que va desde los años 30 hasta los años 80, se publican algunos estudios sobre el tema, algo de narrativa, pero sobre todo poesía. Muchos de los autores, la mayoría maestros, imprimen sus propias obras en tirajes cortos y, salvo contadas excepciones, en ediciones pobres. Los pocos libros ilustrados son encargados a pintores, quienes acompañan los textos con réplicas menores de su obra pictórica, porque la ilustración infantil tiene para entonces un incipiente desarrollo y es un trabajo poco valorado.

 

Algunas de las instituciones que publican esta literatura son la Casa de la Cultura, la Subsecretaría de Cultura y el Banco Central. Los nombres que se destacan en esta etapa son los de Hernán Rodríguez Castelo, Teresa Crespo de Salvador y Alfonso Barrera Valverde.

 

A partir de 1990, con retraso de una corriente que en otros países de Latinoamérica se inicia en los años 70, en el Ecuador se empieza a producir literatura infantil con calidad tanto en su aspecto literario como en lo relacionado a la edición y diseño, gracias a la presencia de varios hechos que dan paso a la segunda etapa en la cual se inicia el momento de expansión que vive ésta en la actualidad.

 

El Ministerio de Educación, a través de la Subsecretaría de Cultura, crea la colección “El agua dorada”, con títulos de cuento y poesía, como parte de las acciones de un Plan de Lectura que movilizó varios esfuerzos a nivel nacional. Por otro lado, la Asociación de Diseñadores Gráficos organiza un seminario dedicado a la ilustración infantil al que asisten especialistas de Brasil y Colombia y en el cual se presenta una exposición de ilustradores brasileños “Brasil, una explosión de color”; publica, además, “Viaje por el país del Sol”, primer libro de literatura infantil a todo color y de gran formato, con el fin de mostrar al país y a las editoriales la calidad de la ilustración ecuatoriana. Este libro fue resultado de un concurso nacional que reúne la obra de más de 30 ilustradores del país.

 

A partir de estos hechos, más el potente desarrollo del género que se vivía ya en toda Latinoamérica, las editoriales, primero Libresa en 1996, luego Santillana en 1999 y, mucho más tarde, Norma, empiezan a producir libros para niños y jóvenes. En la actualidad tenemos un grupo de alrededor de doce escritoras y escritores que en el Ecuador escriben auténtica literatura infantil de calidad.

 

Los protagonistas del desarrollo de la literatura infantil en el Ecuador

 

En nuestro país el mayor mérito del desarrollo de la literatura infantil se debe a los esfuerzos realizados por el sector privado: editoriales, centros educativos, autores e ilustradores.

 

Un rol fundamental tienen las editoriales que se percatan, no sólo en nuestro país, sino en el resto de Latinoamérica, que el mercado prefiere a los autores nacionales y favorecen la publicación de sus libros. En nuestro país las más importantes son Santillana con 65 títulos publicados en menos de diez años, Norma con 20 títulos y Libresa con más de 100 títulos.

 

Por su parte, los colegios privados motivan a sus estudiantes la lectura de literatura nacional, al darse cuenta de la aceptación que ésta tiene entre los niños, quienes, al identificarse con ella, con su lenguaje y perspectiva, la disfrutan y leen con mayor agrado que la extranjera.

 

Los medios de comunicación, sobre todo la prensa escrita, juegan un importante rol en la difusión de la literatura infantil y sus logros tanto a nivel nacional como internacional.

 

Sin embargo, pese a este interesante panorama, al contrario de otros países, en el Ecuador no contamos con el apoyo del Estado, que, al igual que los demás de la región, le apuesten a su desarrollo y difusión. Como resultado de este desinterés del Estado, en las escuelas públicas se lee muy poca literatura y sus bibliotecas están dotadas de libros de texto, enciclopedias para realizar consultas y contados ejemplares de literatura infantil y juvenil. Se han dado algunas iniciativas gubernamentales esporádicas que han dotado de libros a las escuelas de los sectores más empobrecidos del país, lo cual, sin embargo, no ha marcado una diferencia, puesto que, por un lado, no se ha logrado que los maestros de estos sectores incorporen el hábito de la lectura a la cotidianidad escolar, y por otro, los libros que han conformado estas dotaciones han sido en su gran mayoría de autores extranjeros.

 

Otra prueba del desinterés estatal es la ausencia de premios para este género. El único premio nacional importante lo convoca anualmente el Municipio Metropolitano de Quito, el cual ha sido otorgado a casi todos los escritores en actividad. Hay dos premios de menor importancia y esporádicamente aparecen otros locales que duran uno o dos años.

 

En el año 2002 se implementó la Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura, que ha hecho énfasis en la publicación de libros para adultos, sin abordar el tema de la literatura infantil.

 

La literatura infantil actual

 

La literatura infantil ecuatoriana vive un buen momento, y en los últimos diez años ha logrado un gran desarrollo. Las ventas suben de año en año y en muchos casos superan hasta en más del 50 % de las que se logran con la literatura de adultos. Según un último sondeo, en nuestro país se venden alrededor de 400.000 libros de literatura infantil al año casi sólo en cuatro o cinco ciudades, pues el resto de la población está muy poco atendido, lo cual da una cifra de más de un millón de lectores. Esto hace evidente que la literatura infantil es, sin duda, el fenómeno cultural más importante que vive el Ecuador en los últimos años.

 

La literatura infantil ecuatoriana es una literatura mestiza que, salvo contadas excepciones, responde al carácter intercultural del país, ya sea al recoger sus mitos y tradición oral, al abordar temas ligados a la historia y al devenir de las diferentes culturas, que conforman nuestra nación, o expresándose a través de modismos del habla coloquial ligados al quichua y otras lenguas vernáculas. El fuerte y rico paisaje de nuestro país marca gran parte de su literatura; la selva, los volcanes, los páramos y el mar están presentes como escenarios o protagonistas de las historias.

 

Es una literatura que responde a las nuevas realidades que vive el país, a unos niños y niñas cada vez más protagonistas de su vida, conocedores de sus derechos y necesitados de libros que hablen su lenguaje, que interpreten sus sueños, su visión del mundo y sus necesidades.

 

El género más desarrollado es la narrativa y, dentro de ésta, el cuento corto. Hay, sin embargo, una interesante producción en cuanto a novelas infantiles y juveniles. Existe producción de poesía, pero se publica muy poco porque ésta no tiene el mismo resultado de ventas que los libros de narrativa, fundamentalmente porque es poco leída en los colegios, puesto que los maestros, por desconocimiento, no se arriesgan a trabajarla en clase.

 

El teatro infantil es un género escasamente desarrollado, pese a que existen varios grupos, sobre todo de títeres, que mantienen actividad durante todo el año.

 

No existe una literatura infantil producida en alguna de las otras lenguas que se hablan en el Ecuador, a pesar de que tiene larga data el proceso de recolección y difusión de las leyendas y literatura oral de las diferentes culturas del país, pero su tratamiento tiene casi siempre intención didáctica o es de carácter antropológico, sin alcanzar aún nivel literario. Ésto se debe fundamentalmente al bajo nivel de escolarización en el sector rural.

 

 

Entre las revistas infantiles, se destaca la revista Elé que tiene un buen nivel de ventas en todo el país. Con un formato atractivo, bellas ilustraciones y un interesante sustento de investigación, aborda una amplia gama de temas, desde aquellos que gozan de la preferencia de los niños, como el fútbol, las figuras de moda, los juegos y los cuentos infantiles, hasta temas ecologistas y biografías de personajes que han marcado la historia del país.

Autor: Leonor Bravo

Fecha: 3 Enero, 2013