QUE VEINTICINCO AÑOS NO ES NADA

Las publicaciones periòdicas debìan ser como el vino, que con los años mejoran su calidad, se van añejando, y si son de pura cepa su sabor se vuelve delicioso, néctar de los dioses... Ese desideratum no siempre se cumple, pero esa era nuestra intención cuando fundamos En julio como en enero, hace ya veinticinco años, tiempo lineal que por asociación nos hace pensar en un famoso tango de menor edad, y en la ilusión con que traemos al mundo cualquier criatura, en este caso una añorada revista teórica sobre el libro y la literatura infantil y juvenil, que llenaría un vacío entonces impostergable.
 
Hoy, en este número, celebramos con júbilo y reconocimiento este aniversario y sentimos cuán rápidamente pasa el tiempo, esa dimensión inasible y misteriosa que, según los griegos, era la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto a que son y de las que no son en cuanto a que no son... una frase algo jeroglífica pero que me gusta y la pienso por escrito. Ahora recuerdo, no sin cierta nostalgia su creación en 1985 mediante un amistoso acuerdo entre la Sección Cubana del IBBY y la Editorial Gente Nueva. En aquella época este empeño era el colofón de un viejo y persistente deseo basado en la necesidad que teníamos de una publicación teórica períodica cuya función fuera la de informar, formar, criticar y orientar a todos los miembros de lo que yo me he empeñado en llamar "la cofradía del tiempo de rocío", es decir, que estuviera destinada a todos los escritores, ilustradores, editores, maestros y bibliotecarios...toda esa pléyade de personas amorosas y creadoras que trabajan consagradas a ese universo vinculado con el libro y la literatura infantil y juvenil (LIJ) y, por supuesto, desde el "país de nunca jamás".
 
Que me perdone don Pìo Baroja por aquella famosa frase suya: "recordar es mentir" porque no mentiré al decirles que este proyecto en el que tuve la dicha de participar desde la presidencia del IBBY junto al resto de un mínimo equipo, estaba ya desde dos décadas atrás en el inconsciente del  colectivo dirigido por el poeta Eliseo Diego, con la anuencia de la Dra. Marìa Teresa Freyre, desde el Dpto. Filológico de la Biblioteca Nacional "José Martí" al crear la serie "Teoría y técnica del arte de narrar" y "Textos para narradores". Estas dos series incluían en sus periódicos folletos mucho más que lo anunciado y de gran calidad y variedad por su rigurosa selección de temas teóricos y de adaptaciones para los especialistas en narración que se formaban allí para nutrir "La hora del cuento" en todas las bibliotecas públicas del país. Esta inolvidable propuesta surgió como tantos otros proyectos durante la "década prodigiosa" y tuvo una irregular difusión hasta los años setenta. Sin duda alguna éstas series fueron un ejemplar precedente de En julio como en enero. Estas dos colecciones de folletos llenaron el vacío bibliográfico entonces existente no sólo para la formación de narradores orales sino de cierta manera también para todos los interesados en el mundo de la LIJ, porque unían la teoría y la práctica con variada información, y se anticipaban al sueño de aquel momento mágico del "habìa una vez" cubriéndolo en sus necesidades más perentorias y ampliando más su vuelo...
 
Y quiero agregar que los prodigiosos sesentas crearon una profunda impronta en las infraestructuras básicas de lo que vino después. En esa década ocurrió el surgimiento del Instituto Cubano del Libro (la llamada Imprenta Nacional de Cuba) con una fuerza pujante asombrosa que condujo a la fundación de la Editora Juvenil, al frente de la cual estuvo originalmente el inolvidable autor y pedagogo don Herminio Almendros; a la creación del Grupo Asesor Permanente del Mtrio. de Educaciòn, formado por un selecto grupo de escritores y educadores, cuyo coordinador era Abel Prieto Morales, paradigma de viceministros ejemplares en mi memoria...este equipo creaba y desarrollaba más allá del marco del Mtrio. de Educaciòn, infraestructuras a favor de la forjación y desarrollo de la LIJ y de los textos escolares de lectura, organizó un congreso que fue histórico y del cual nos queda una hermosa Memoria impresa; de este grupo salieron muchas exitosas propuestas que hicieron época, que vale la pena recordar ahora, como la introducción de premios de literatura para niños y jóvenes en todos los concursos nacionales existentes en el país, desde los más modestos hasta el Premio Internacional "Casa de las Américas", y logró que se fortaleciera y enriqueciera con mayor número de géneros y hasta con el de música durante varios años, el todavía vigente Concurso de Literatura "La Edad de Oro", desde el Mtrio. de Cultura, y posteriormente desde la Editorial Gente Nueva.
 
Me agrada rememorar cómo los primeros cinco o seis números se armaron desde mi casa entre su editora Mirta Andreu, una excelente propuesta que hice en su momento a la direcciòn de Gente Nueva, quien se mantuvo al frente de la misma para suerte de la revista. Ella y yo iniciamos ese proyecto con mucho amor y preocupaciòn, pues era algo desconocido que recién comenzábamos a explorar sobre la base de algunos textos traducidos de teóricos y críticos europeos y más cercanos sobre la base de las relaciones que mantenía la Sección Cubana del IBBY con el resto del mundo, que comenzó entonces a ser más ancho y menos ajeno.  Fue un trabajo que fuimos aprendiendo sobre la marcha y el esfuerzo y que al salir, finalmente, cuando Dios o el universo poligráfico nacional querían o podìan, no siempre era bianualmente, nos llenaba de regocijo y nos planteaba retos en cuanto a su amplitud de miras, calidad editorial, relaciones...en fin era una bella criatura que iba cobrando vida, sentido y fuerza en la medida en que ganaba mayor importancia su funciòn de imprescindible servicio al sector destinado.
 
Los antecedentes de En julio como en enero en nuestra región latinoamericana eran mínimos entonces. Lo
más cercano y conocido que teníamos era la revista Parapara, del Banco del Libro, en Caracas, cuyo primer número habìa aparecido en junio de 1980. Durante mi primer viaje a dicha ciudad, a finales de 1981, invitada a un congreso de la Asociaciòn Venezolana de Literatura Infantil y Juvenil (AVELIJ), bastante azaroso por cierto ya que en aquellos años ni embajada teníamos en ese hermano país y ese periplo fue toda una aventura, pero esa es otra historia, claro...fue que descubrí los primeros dos números de dicha publicaciòn, dirigida a especialistas con materiales teóricos, notas críticas, artículos y promoción de las actividades, congresos, ferias, etc., no sólo del Banco del Libro sino de eventos del  IBBY. Era una revista que dedicaba cada número a un tópico relevante, y lo sabía hacer bien, que de inmediato me pareció una experiencia a tomar en cuenta en nuestro medio, a nuestra manera, claro, de modo que ese proyecto estuvo muy fijo en nuestras mentes hasta tanto pudo hacerse realidad años más tarde, gracias a la ley de la atracción, que funciona aunque no creamos en ella y que permitió concretar semejante expectativa.
 
Mis contactos con colegas europeos y latinoamericanos en el universo de la LIJ desde el IBBY durante el quinquenio en que estuve involucrada en este trabajo (1985-1989), nos ayudaron a arrancar con el proyecto y contar con colaboraciones valiosas que lo nutrieran. El Mtrio. de Cultura, a través de la Dirección de Literatura, desde la cual surgió todo lo acontecido,  nos facilitó mucho el avance durante esta década tan efectiva en el trabajo fundacional y creativo a nivel del patio e internacionalmente, pues pudimos dar algunos pasos que facilitaron los siguientes. Fue así que empezamos a crear conciencia, revalorizar al libro para niños, informar de acontecimientos hasta entonces ignorados, generar mayor sentido crítico y conocimiento teórico entre los escritores y especialistas del libro y la literatura infanto juvenil desde el primer numero de esta publicación. En julio como en enero en poco tiempo, pese a que no dispuso nunca de la divulgación y promoción apropiadas, comenzó a darse a conocer y a ser esperada y buscada con ansiedad y alegría en nuestro medio. Por cierto, nunca fue fácil encontrarla, tan es así que nunca he podido completar mi colección, aunque parezca una exageración.
 
Se impone para concluir, aunque brevemente, una mirada crítica a la evolución de la revista al cabo de su actual trayectoria. Luego de comentar mis vivencias de aquellos primeros años, podría agregar que siempre adoleció de irregularidad en sus salidas supuestamente bianuales, su distribución y promoción han sido muy deficientes, pero de eso han adolecido también todos los libros destinados al joven lector, que apenas son objeto de la crítica; la calidad de su contenido a mi juicio no se mantuvo, pues el índice de materiales crìticos y teóricos casi desapareció y se abrió  paso la proliferación de temas sobre autores del catálogo de Gente Nueva, y de reseñas de sus libros en detrimento casi total de otros espacios sobre temas especializados, que fueron otrora la razón de ser de su origen. Esta situación galopante hasta el presente, que debió preocupar a su consejo editorial, permitió que actualmente la revista haya ido perdiendo su singularidad y objetivos predominantes de inicio, aparte de su periodicidad; aunque también pienso a su favor que paralelamente su formato ha ido cambiando para mejorar, se ha vuelto más bello, atractivo, y ha incluido secciones sobre los autores e ilustradores cubanos muy necesarias y justas por cuanto les dan a conocer y a admirar a su público lector .
 
Creo que ahora es el momento de tomar en cuenta las distintas consideraciones, y críticas constructivas en relación con sus contenidos, que suscitará  este aniversario tan especial de En julio como en enero, y por supuesto de salvarla. Cada vez más se hace necesario en nuestro àmbito nacional y latinoamericano una revista de este corte, pues son casi inexistentes y sin ellas no hay avance, mejoramiento, y mantenimiento de la LIJ. Es impostergable retomar este viejo proyecto, revisarlo, mejorarlo e ir pensando en su distribución por otros países de la región, y ¿por qué no? por toda nuestra América a través del ALBA. Vivimos un momento crucial en todos los sentidos: los albores de una nueva era,  y ya existen los canales adecuados, toda una infraestructura continental para su exportación. Nuestro país y el  sello editorial de Gente Nueva ganarán mayor prestigio y reconocimiento si asumimos esta responsabilidad que redundará en mayor desarrollo, valoración presente y futura del libro y la literatura destinada al pequeño gran lector, el más importante de todos si asumimos la metáfora martiana de quien los consideraba "la esperanza del mundo".

Autor: Alga Marina Elizagaray

Fecha: 30 Agosto, 2012