24 Enero, 2025
Por Verónica Linares
Hace muchos años, más de veinte, tuve la dicha de presentar una obra de Carlos Vera, titulada: “El sombrero blanco del señor que no era mi tío”. Era la primera vez que presentaba una obra y la verdad es que quedé maravillada y prendada de la escritura de este autor. No por nada él ha ganado muchos premios importantes a nivel nacional e internacional. Carlos Vera es uno de nuestros autores estrella y un pionero en sus relatos postmodernos, tanto en los géneros de cuento como de novela.
Es así que, entre sus muchas obras, ya que Carlos es un autor muy prolífico, ha escrito tres cuyo tema principal son los gatos. La primera de ellas: “Dos gatos mojados y el caso del paraguas” publicada en 2015 por editorial Santillana fue ganadora del III Premio Nacional de Literatura Infantil convocado por Santillana y fue incluido en "Los Recomendados 2015-2016" (Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil); la segunda obra acerca de gatos, titulada “Gatos en un laberinto de quichicientos hilos y muchicientas hilachas”, publicada por editorial Santillana-Loqueleo en el año 2021, fue seleccionada entre "Los recomendados 2019-2021" por la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil y la tercera obra gatuna es esta que les voy a presentar esta tarde: “Pata de Gato”.
Obviamente, luego de dos novelas y ahora esta colección de cuentos acerca de gatos, los lectores curiosos tenemos el deber de preguntar a Carlos, además de su fascinación por los gatos, ¿qué otros aspectos lo tienen tan atrapado al mundo gatuno? Pero también al mundo detectivesco, donde valerosos y muy inteligentes michos deben investigar dificilísimos casos en terribles ambientes de oscuridad y peligro.
El detective Junaro Mojado, el patio de los alegatos, los diversos agentes michos gatos y gatas, la lluvia, las calles empedradas, las luces tenues de lugares insólitos, los muros, los tejados, las calles tenebrosas y los estrafalarios gatos que son buscados por la justicia son el telón de fondo de estas tres obras de Carlos Vera.
“Pata de gato” contiene cinco cuentos geniales, que tienen una estructura particular y un lenguaje fascinante, lúdico y sonoro que ya es característico en nuestro escritor. Los cinco cuentos, como iremos viendo, están plagados de situaciones misteriosas pero humorísticas, gracias al uso de juegos de palabras, de aliteraciones y de elementos nonsense o absurdos que siempre rompen con la lógica y con el suspenso.
En las cinco historias, que vamos a ir descubriendo, dos valerosos gatos, con nombres rimbombantes que también hacen alusión a personas, lugares o características específicas, una agente y detective se dan encuentro para resolver un misteriosísimo caso. Luego, ambos investigadores, en un ambiente de miedo, en medio de una noche de penumbras, y posiblemente tormentosa se lanzan a buscar sus sospechosos los cuales tienen alguna particularidad asombrosa que los puede delatar. Y cuando los investigadores están a punto de dar con los sospechosos, algo fuera de serie pasa descolocando completamente al lector.
Por ejemplo, en el primer cuento: “La astronómica huella de pata de gato”, la agente Chus Achira y el gran detective Pelo Lanata se dan encuentro para resolver nada más y nada menos si el gato Carratraca realmente viene del espacio.
_“Exactamente, y que además alardea diciendo que conoce varias constelaciones, galaxias, nebulosas y hasta asegura que tomó leche en la mismísima Vía Láctea” p.8.
Lo extraordinario de esta historia detectivesca, es que el mero Carratraca le ha pedido al mismísimo Lanata, ser investigado. Por supuesto, cuando están en lo más tenso de la investigación, no solo la agente Chus estornuda ruidosamente, sino que ven algo impresionante: tres sombras de un solo gato que parece que es Carratraca. Ahí se entrevera todo: las sombras se separan y no se sabe cuál es el gato buscado, además todos tienen un hilo anudado en la pata, como el sospechoso. ¿Encontrarán al insolente gato? ¿Será que realmente viene del espacio?
Con expresiones como: “es un gato presuntuosamente sideral o sideralmente presuntuoso” “es un gato que se pasa de vivo o un vivo que se pasa de gato”, el autor nos hace entrar en un mundo detectivesco y gatuno absolutamente anormal.
En el segundo cuento: “El Mapa de la Cuidad de los Gatos”, esta vez los agentes Saya Arrayas y Micho Coripata, se dan encuentro y como siempre, en un ambiente de mucho misterio, comienzan la gran investigación: “La gata se reanimó y se puso a caminar al lado del infatigable detective que avanzaba sin esquivar las viscosas penumbras de la noche.” p 25. Esta vez, nuestros investigadores desean recuperar El Mapa de la Cuidad de los Gatos, un mapa importantísimo lleno de lugares irremplazables que emocionan a ambos agentes:
“—Los Gatos urbanos del Puente Romano, la Bocacalle de los Gatos Desbocados, la Muralla de los Maulladores, la calle Ancha de los Gatos Ensanchados, la plaza de los Naranjos y los Gatos Anaranjados, la Gradería de los Gatos del Garabato, el Pasadizo de los Michos Pasados, la Estación de los Morrongos Estacionados, las costillas flacas de los gatos del Callejero del Conventillo, la Vía de los Gatos desviados y… ¡tantos otros lugares” p.29.
Carlos Vera también se emociona y hace explotar el lenguaje con todos esos lugares gatunos y también con absurdas frases llenas de aliteraciones, y juegos de palabras.
“—Usted que es un sabelotodo; ahora respóndame: ¿es la callejuela la que encoge o encoge el gato que se encaja en la callejuela?
—Encoge el gato que se encaja en la callejuela y luego se queja y se sobrecoge,
porque allí nadie lo acoge si antes no se encoge—afirmó el Micho, lenguajero como siempre.
—¿Y cuándo se desencoge?
— Cuando se desencaja y se aleja sin una sola queja. Entonces, ya no encoge y se recoge, porque ya ha recuperado su tamaño normal.
—¡Qué tremenda esa callejuela!, ¿usted estuvo en ese sitio?” p.30
Y cuando llegan a la tétrica casona donde se ha perdido el mapa, en un ambiente escalofriante, a la agente Saya Arrayas se le antoja suspiros de merengue. Más tarde, cuando finalmente encuentran el preciado mapa, lo primero que hacen es buscar ese lugar de los suspiros:
“—¿Recuerda el sitio exacto donde se encuentran los suspiros de merengue? —preguntó la gata indagadora.
—Tomando en cuenta el Mapa de la Ciudad de los Gatos, se los encuentra en el Zaguán de los Gatos Suspirados; considerando el Mapa de la Ciudad de los Hombres, en el Zaguán de los Suspiros.
—¿Cuántos suspiros alcanzó a degustar cuando estuvo allí?
—Siete... diecisiete... o tal vez veintisiete— dudaba en su respuesta el detective.
—¿No recuerda cuántos suspiros consumió?— preguntó irónica la gata.
—Es que suspiraba mientras saboreaba suspiros de merengue”. p.40
En el tercer cuento: “El Caso del Apagón de la Biblioteca”, los detectives Pelo Lanata y Micha Barcha tienen que resolver el terrible caso de un separador de libros que ha sido robado en la biblioteca. Es así que, al llegar a esta, muy serio, Lanata advierte:
“—Estamos aquí para averiguar qué fue lo que pasó anoche y tomar las previsiones para que nunca más se esfume ningún marcador de lectura —explicó Pelo Lanata—.” p.45.
Tras averiguar qué leían algunos de los sospechosos cuando sucedió el robo, y aquí cito los increíbles libros que leían los gatos: “Intrépidos Trepadores de Tripas Triples”; “Cien Recetas de Frutas de Sartén”; “La sombra miedosa de la gata melindrosa”; “Enciclopedia Gatuna para mirar la luna”, los detectives continuaron interrogándolos, y estos fueron soltando detalles que no pasaron inadvertidos para los expertos investigadores. Así, como un en un juego de “Clue”, por medio de sutiles detalles, descubrieron al culpable. Por supuesto al final no podía faltar el antojo del detective: Buñuelos al viento.
El cuarto cuento: “Gatos en tela de juicio o la irresistible exquisitez de las tawa tawas” la agente Sorojchi, quien dice tener gran temor a las alturas y el detective Tampulli, un gato muy melenudo, deben ahora averiguar sobre las extravagancias de unos gatos que se disfrazan con todo tipo de telas e hilachas en la Galería de los Escaparates. También, de paso nos enteramos de que a Sorojchi le encantan las tawa tawas con un chorro de miel. Es así que, los temerarios detectives, parten a dicha Galería pasando por muros que tiemblan, y recordando casos pasados, que nos hacen sonreír por el juego del lenguaje utilizado.
“—El caso del Escape del Escaparate de los Pelosos Gatos de Remate.
—¡Oh! —exclamó admirada la gata.
—También el caso de la Vitrina de los Gatos de la Vitrola, el Vitriolo y los Vitrales; el asunto ese del Mostrador de las Gatas en la Fogata; el caso de la Vidriera y los Gatos Recortados con la misma Tijera.” p.69
Cuando los gatos disfrazados son interrogados, estos dan respuestas que parecen absurdas, pero pueden ser muy profundas, haciendo alusión a problemas de la personalidad, temores, vanidad, desadaptación, identidad…
“—¿Y usted, ¿quién es? —Sorojchi aprovechó la circunstancia para lanzarse al ataque con una pregunta.
—Ni yo misma se quién soy y la verdad es que no me interesa. No sé si fui alguien antes de ahora y tampoco sé quién seré después.” p 74
“—En todo caso, las telas nos cubren y recubren y así nos resultan cómodas, amigables, cálidas y hasta nos brindan seguridad; nos sentimos protegidas, aunque no lo crean.”
—Lo que importa es cómo se luce uno, lo demás no interesa —dijo alguien.” p.77
“—Telas y pelos, provocan recelos —sentenció otro.
—Telas y pelos ponen de punta los terciopelos —dijo otro… u otra.
—Telas, y recelos ponen los gatos a contrapelo—comentó otro.” p .78
Finalmente, cuando la situación se pone muy tensa y parece que los gatos están en total desconcierto y molestia, surge la gran pregunta del sabio Tampulli:
“—¿Todavía disfrutan de las tawa tawas, infladas, crocantes, copiosamente rociadas con miel de caña?” p.85
En el último cuento: “Junaro Mojado y las costillas del gato impostor” el ya conocido detective Junaro Mojado, con la agente Quimome buscan un gato famoso e impostor que en realidad se está haciendo pasar por el mismísimo Junaro Mojado, el detective del paraguas cerrado.
Carlos Vera, nuevamente haciendo una fiesta del lenguaje, con sonoridades, dichos y poesía logra envolvernos con mucho ingenio detectivesco en esta aventura en que la agente Quimome, en una noche de lluvia, debe descubrir al gato impostor que es absolutamente idéntico a su jefe, salvo por un detalle, que ella debe descubrir.
“_No olvide la prestancia de mis trotes, la elegancia de mis tratos y la contundencia de mis tretas. Admire mi estilo al mover cada una de las delicadas y recubiertas vértebras de mi cola. Tome en cuenta cómo suenan mis tripas cuando trepo, lo que imagino cuando trajino; cómo camino silenciosamente por todas partes…” p.96
“Al principio de la visión pensó que se trataba de un solo gato reflejado en el extraño y penumbroso espejo de la noche, ¡el uno y el otro iban lado a lado, llevaban el mismo ritmo en las pisadas, sentían la misma brisa húmeda en los pelos y no les interesaba en lo mínimo que sus bigotes de michos audaces ondearan con el viento! Se ignoraban mutuamente, sin percatarse de sus ronroneos y del ruido que hacían sus patas al avanzar por suelo alquitranado.” p.103
“Pata de gato” cinco cuentos que los van a llevar a mundos gatunos absurdos y locos, pero al mismo tiempo llenos de sentido, de filosofía y de humor y de un nonsense que me recuerda al humor de Chespirito: Una verdadera fiesta del lenguaje lúdico, de la poesía y de las sonoridades.
Carlos Vera que es un autor que nos sigue sorprendiendo y divirtiendo con su estilo y su narrativa ya se ha vuelto un clásico al que queremos volver siempre. Ojalá Carlos Vera nos pueda sorprender con otros universos y personajes.
Pata de gato. Carlos Vera. Santillana Loqueleo. Santa Cruz, Bolivia. 2024
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