Isabel Mesa Gisbert
El año que se va ha dejado alrededor de 40 obras nacionales destinadas a niños y jóvenes que han llegado a la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil, de las cuales nueve son reediciones y 31 son novedades. A diferencia del año pasado en el que la novela fue el género más importante, ahora es el cuento el género más publicado.
Las hermanas Caero, Isabel y María Luisa, inician junto a Aida Soria Galvarro una serie de cuentos para los más pequeños con matices ecológicos, con temas como la tala indiscriminada de árboles, el no encender fogatas y la importancia del viento y la lluvia; algunos de estos cuentos están escritos en verso (Ed. Kipus). Sin embargo, lo loable de este grupo, en el que incluyo a Guillermina Jofré y Oscar Novillo, es la reedición de cuatro cuentos cortos qu
e fueron traducidos al quechua y que hoy se los puede leer en ambos idiomas. Tal es el caso de Eufrocina en la cocina, Lira lira Marinita, Lita y los cinco minutos y Luna Juguetona (Ed. Kipus). Por su parte Rosario Quiroga nos regala dos libros. Tula y Hartopie, la historia de un ciempiés que se accidenta en el camino y que es socorrido por su amiga tortuga, y El crucero de las ABC (Ed. Kipus), una serie de cuentos escritos en verso. La cruceña Gigia Talarico nos trae una reedición de uno de sus cuentos en una hermosa edición de libro ilustrado con el título Comiendo Estrellas (La Hoguera). En otra bellísima edición de libro ilustrado está el cuento Mis hormiamigas de Biyú Suárez y Norma Mayorga publica dos cuentos en verso que titulan La otra gata y Navidad sin Papa Noel.
Velia Calvimontes nos deleita con un libro de leyendas de Bolivia y el
mundo, Leyendas hiladas con decires y hebras del tiempo; y otros dos cuentos. En su Babirusa, ángel, diablejo y drácula, la autora inserta al conde drácula en las aventuras de sus ya conocidos personajes Ángel y Diablejo quienes andan pendientes el uno del otro. Buenos días Isabel es la tierna historia de una niña del campo que se gana el sustento lavando la verdura recién cosechada de los productores y cuya monótona vida tendrá un cambio gracias a la visita de un pariente de la ciudad. Julia Sueldo publica un libro que tiene que ver con experimentos científicos y ficción que titula Cuentos con ciencia (La Hoguera). Una recomendable novela corta muy bien escrita es la que nos trae Mariana Ruiz con la segunda parte de Uma y el círculo mágico. En Uma y el tren a las estrellas (La. Hoguera), el protagonista toma un tren en el que se encuentra con distintos personajes de las tradiciones andinas: el pepino, los morenos, los difuntos, etc. Sarah Mansilla nos regala un resumen de su novela Benjamín y el séptimo cofre de oro en una edición a todo color y tapa dura ilustrada por Lara Sabatier.
Un género que no cuenta con muchas obras en la literatura infantil es el teatro. Sin embargo, el 2011 nos sorprende con tres obras, dos infantiles y una juvenil. El niño que fue Papa Noel (Ed. G.U.M.) de Jorge Wilde Cervantes, obra en un solo acto escrita en los años 80. Una familia de bajos recursos trata de conseguir el regalo que pide el hijo para la Navidad; la parte rescatable de la obra es el diálogo que establece el niño protagonista con Papa Noel que es divertida y original. Una obra excepcional , sin duda, es Y Colorín Colorado (La Hoguera) de Rosalba Guzmán en la que los personajes "Había una vez" y "Colorín Colorado" deciden buscar lo que está en medio de ellos y no conocen, es decir el nudo de la historia.
La única novela infantil publicada en el 2011 fue El mensaje secreto de la ciudad
perdida (ed. Kipus) de Fanny Escóbar, una obra de ciencia ficción que ubica a la desaparecida Atlántida en el centro del altiplano boliviano. En el ámbito juvenil se publicaron dos novelas. Mi nombre es Clotilde (La Hoguera) del cruceño Alcides Parejas, una nueva novela histórica de este autor que es la continuación de su anterio obra La Francesita. Finalmente, una novela exquisita para el público adolescente es Lo bonito de ser feos de Roger Otero; bajo mi percepción esta obra es lo mejor que nos trajo el 2011 en el tema de ficción. De Carlos Azurduy nos llega El abrigo de Matilde, una serie de cuentos que tienen que ver con protagonistas niños en época de la dictadura. De Raúl Vaca Pereira, en el mismo rango juvenil, tenemos las obras de teatro El Buri y La Molienda (La Hoguera), ambas en el mismo libro, que relatan historias costumbristas del oriente.
Reediciones importantes fueron la de La abuela Grillo (Ed. Nicobis) de Liliana de la Quintana y la traducción de La portada mágica (Ed. Gisbert) de mi autoría al idioma alemán con el título de Das magische Portal.
Es de lamentar que Editorial Santillana haya suspendido este año los únicos premios nacionales de Literatura Infantil y de Literatura Juvenil por falta de apoyo financiero. Estos premios tuvieron solamente dos versiones (2008 y 2009). Por otro lado, el Espacio Simón I. Patiño realizó el 2011 la primera convocatoria de un nuevo género en la literatura infantil, El Libro Álbum ,que tuvo como ganadora a la obra La tía Dorita de Rosario Moyano. Como menciones de honor, las obras El tren de la noche, de Guiomar e Isabel Mesa, y Agustina y ellos, de Lucía Parejas y Romanet Zárate.
PIDO LA PALABRA
La crítica de literatura infantil no sólo es posible,
sino absolutamente indispensable
Joel Franz Rosell
Escritor cubano de literatura infantil
La preocupación expresada por mi colega y compatriota Luis Cabrera Delgado en un número anterior de este boletín me incita a venir yo también a la palestra, para declarar mi entera convicción de que la crítica del libro infantil no solo es posible, sino absolutamente indispensable.
En su función de información, la crítica describe y juzga los productos editoriales recientes con la finalidad de orientar al público. Esa actividad de la crítica está ligada al desarrollo de los medios de comunicación, al ritmo de la moda y a las condiciones del mercado literario.
La función de análisis se manifiesta mayormente en los estudios eruditos, frecuentemente ligados al mundo universitario. Este sector de la crítica evalúa los diversos planos de la obra con enfoques y métodos forjados en diversas ciencias sociales, y su terminología resulta críptica para el público medio, lo que explica lo reducido de su radio de influencia.
Si la crítica informativa es literaria y periodística, la crítica analítica será doblemente literaria: por su objeto de estudio y porque sus métodos y manifestaciones forman parte de la literatura (aunque también de las ciencias sociales).
Pero la crítica de la literatura infantil no será literatura para chicos, sino para adultos (especializados por su relación con los niños: padres, maestros, bibliotecarios, críticos, editores y los propios escritores). De esta forma, nuestra crítica completa, invirtiéndola, esa paradoja que hace la especifidad de la literatura infantojuvenil: el hecho de tener al chico como destinatario y fuente de inspiración de una labor escritura, ilustración, edición, difusión y crítica en la que solo participan adultos... hasta que llega «el momento de la verdad»: la lectura; aunque incluso entonces, a menudo, haya un adulto mirando por sobre el hombro del chico.
Aquí llegados, resulta interesante examinar tres conceptos de la crítica tradicional, de aceptación frecuentemente generalizada, cuyas consecuencias para nuestro objeto de reflexión veremos más adelante:
1°) La objetividad crítica sería posible: la obra, existente fuera del lector, podría ser tratada como objeto de ciencia; el lenguaje tendría una significación literal, determinable por medios lexicográficos, y las significaciones, simbólicas, serían dilucidables y transmisibles en un lenguaje «natural», universalmente comprensible.
2°) Existiría una facultad, aguzada por la experiencia y la cultura, capaz de decretar las bellezas y los defectos de la obra: el gusto, que, fundamentado sobre lo natural y la razón, consistiría en captar el «punto de perfección» de la obra, en juzgar la adecuación de los géneros y el lenguaje, y en denunciar las incompatibilidades con el modelo.
3°) La obra sería una forma «privilegiada» que se destacaría sobre un fondo compuesto por elementos psicológicos, sociales, literarios, etc, y la enumeración de esos elementos llevaría a un conocimiento más íntimo y verdadero de la obra.
La forma de crítica a la que me estoy refiriendo, desde el momento en que establece un lazo estrecho entre ética y estética, remonta al pensamiento aristotélico, al estimar que la realidad, bajo el aspecto formal de la belleza, alcanza una significación espiritual.
La segunda parte de la herencia de la crítica tradicional viene de los descubrimientos del siglo XIX: la historia y la ciencia, donde arte y literatura serían funciones naturales del individuo autor de la obra, cuyas condicionantes (etnológicas, temporales, del medio social) tendrían por consecuencia su literatura.
La insatisfacción provocada por los métodos anteriores acabó por conducir a dos posturas, tan contradictorias como programáticas:
a) la crítica literaria no puede ser científica y debe contentarse con traducir impresiones o comprender la creación por «un esfuerzo del corazón», como pedía Proust.
b) la crítica debe tomar prestado de la ciencia un método más riguroso. Pasada la dictadura de la historia literaria, este método será tomado del psicoanálisis, de la sociología, de la lingüística, de la nueva retórica, y así sucesiva y/o simultáneamente. Estos caminos tienen en común preferir el estudio del texto al estudio de la biografía del autor, aspirar a alcanzar la totalidad y la unidad profunda de la obra en sus diversos niveles y manifestaciones, y procurar la separación de experiencia y estructura literaria.
Una crítica más reciente sustituyó la noción de causaefecto por la más amplia noción de campo, donde numerosas significaciones y elementos diversos establecen relaciones mutuas también diversas. En el caso de la literatura para niños y adolescentes el campo es todavía más complejo debido a que en el proceso de creación, en el texto, en la lectura y en su crítica participan también consideraciones psicopedagógicas y elementos gráficos e informativos.
La crítica literaria moderna aparece en varios países de Europa Occidental, más o menos simultáneamente, en el siglo XVII. Los gramáticos, filósofos y moralistas que incubaron la figura del crítico literario, no temieron ocuparse de la niñez, tal vez porque en aquellos tiempos la producción intelectual para esta etapa no se había independizado y no sufría de la discriminación que tanto ha afectado después a dicha actividad.
Contrariamente al resto de la literatura, que existió durante siglos sin poseer una verdadera crítica, la literatura infantil nació prácticamente en el seno de esta actividad. Por un lado estuvo la crítica de costumbres y de la educación, expresada en forma más o menos literaria por preceptores de gran vocación y cortesanos iluminados que no temieron servirse de las tradiciones populares. Pero es precisamente en los entretelones de una de las mayores polémicas estéticas de la historia occidental que se registra el nacimiento de la literatura infantil.
La famosa querella entre «Antiguos» y «Modernos», ocurrida en Francia de 1687 a 1694, tuvo entre sus paladines a Charles Perrault, quien salió de tan erudita lid con un fruto inesperado e imperecedero: sus famosos cuentos.
Sin embargo, cuando durante el siglo XIX y comienzos del XX, la crítica alcanza un verdadero desarrollo, los que estudian la literatura infantil (que como creación independiente conocía entonces una época de oro) no pertenecen a esa vanguardia, sino que se acantonan en la institución educacional.
No será hasta la revolución de la enseñanza ocurrida después de la Segunda Guerra Mundial, que la literatura para niños y adolescentes se independiza realmente y gana el interés creciente de la crítica erudita, al tiempo que la crítica tradicional siempre vinculada al mundo de la escuela y la biblioteca comienza a modernizar y ampliar sus instrumentos, perspectivas y objeto de estudio.
En sus tres siglos de existencia, la literatura infantil ha padecido el predominio de la función educativa; que como un parásito tenaz ha conseguido sobrevivir a los golpes que le asestaron, por un lado, la fuerza creativa y libertad de pensamiento de los autores y, por otro, la creciente exigencia de los jóvenes lectores a que se respete su derecho al placer estético y a ser reconocidos como interlocutores más que como simples destinatarios.
La crítica, que respaldó y estimuló la tradicional concepción utilitarista de la literatura infantil, acabó por someterse ella misma a formas equivalentes de servidumbre.
Un análisis retrospectivo permite comprobar que la tendencia normativa de los viejos estudios literarios sigue viva en la crítica de la literatura infantil. Aún en nuestros días son mucho más abundantes las Historias descriptivas, las Teorías retorizantes y los manuales pragmáticos que los textos verdaderamente analíticos. Cierta hipertrofia de la función comunicativa y de voluntad de establecer modelos y guías de trabajo alimenta este fenómeno, sin desestimar la particularidad que tiene nuestra crítica de no ser escrita para los legítimos lectores de los libros que estudia, sino para los casi inevitables intermediarios entre libros y niños.
En la crítica periodística general existe un cierto pudor que impide la proclamación de la finalidad última de la obra. Semejante reserva no se considera necesaria cuando se habla de libros infantiles porque quienes leerán las reseñas no van a leer los libros comentados (por lo menos, no con la única finalidad de delectarse). Siendo la crítica destinada al adulto, no hay reparo en "destruir" el encanto de la obra revelando todas las virtudes que contiene (o las que el crítico le atribuye, apuntando a satisfacer las expectativas pragmáticas de maestros y padres) o incluso sus defectos (aunque es raro leer reseñas de libros que han decepcionado al crítico; por contradictorio que esto parezca). Como el secreto quedará entre grandes, el pequeño podrá realizar una lectura «inocente», aunque supervisada por el crítico y el intermediario, devenidos cómplices de un "crimen" en que la primera víctima no la única es el escritor (ejecución que se hace alevosa y premeditada cuando el editor sustituye al crítico y libra el libro con un cuadernillo de «actividades» que enjaulan la lectura en nombre de una dudosa rentabilidad de asimilación).
La crítica analítica, presentada en libros y publicaciones especializadas, abunda más en los archivos universitarios que en bibliotecas y librerías. De todos modos, esa crítica no puede pretender un impacto extenso ya que suele proceder a cortes verticales en fragmentos infinitesimales del texto, revelando a veces más sobre el método del crítico que sobre la obra. Numerosos críticos universitarios parecen deconocer la literatura infantil actual en su generalidad y especificidad (que abarca no solo cuestiones literarias, sino psicopedagógicas, comunicativas, y de las artes visuales y editoriales).
Sólo la organización de equipos multidisciplinarios parece capaz de erradicar de raíz un mal que no consiste en escoger libremente uno u otro método de aproximación, sino en abandonar o tratar superficialmente aquellos componentes de las obras infantojuveniles para los cuales el método asumido resulta insuficiente, incluso cuando dicho componente es, precisamente, el más significativo de la obra en cuestión.
De lo anterior se deduce que el retraso de la crítica de literatura infantil resulta triple: por retardar como sector de la literatura para adultos, por no avanzar como la materia que estudia, y por no haber concluido la fusión lograda entre la primera y la segunda.
Aunque la nueva literatura infantil y su crítica nueva van apropiándose paulatinamente de la escena, siguen apareciendo libros con patrones anticuados y publicándose crítica obsoleta. No es sorprendente, pero sí preocupante cuando los que coinciden son un libro novísimo y un método analítico anquilosado. Porque:
La creencia en la objetividad crítica puede conducir a evaluaciones esquemáticas y unívocas que fortalecen la actitud autoritaria de padres y maestros, y a una posición de superioridad en la lectura de la obra. La primera consecuencia de esto es el escamoteo de una de las cualidades más valiosas de la literatura: el estímulo a la formación de criterios propios, que adiestran al joven para una vida activa, independiente y responsable.
La confianza en el significado literal del discurso literario no limita únicamente las posibilidades de comprensión del texto, sino el desarrollo de la percepción estética y la capacidad de interpretación, al tiempo que compromete la facultad de distinguir y apreciar los diferentes tipos de discurso y de cultura; algo esencial para el ciudadano de un mundo dividido entre la permeabilidad de las fronteras y la vocación encerrona de etnocentrismos, integrismos y xenofobias.
La certeza de que existe una facultad aguzada por la experiencia y la cultura de decretar los parámetros de belleza e imperfección de las obras, enclaustra el gusto, lleva a la homogeneización de la creación artística y literaria, y a la aceptación pasiva de modelos (estéticos y otros), particularmente los más divulgados, fáciles de asimilar y reproducir.
Al considerar que la función de la crítica consiste en captar el punto de perfección y juzgar la adecuación de los parámetros, el crítico toma posiciones de académico e incluso de censor y queda impedido de elaborar los modelos correspondientes a los nuevos frutos literarios, lo que lo deja de espaldas al presente y lo obliga a consagrarse al estudio de los maestros del pasado.
Al atribuir a la obra literaria una dependencia mecanicista de las coordenadas de su creación, algunos críticos confunden la investigación proporcionadora de datos (el medio) con el estudio multiaspectual de la obra y la proposición de conclusiones (el fin), y reducen su trabajo a la simple catalogación sin consumar una auténtica penetración de la obra. Suelen así presentar como características generales de un género o grupo de autores lo que en todo caso sería una simplificación del estilo más recurrente.
Un problema de otro orden es la vinculación que algunos consideran natural entre la lectura y la escuela, y por consecuencia, entre literatura infantil y trabajo escolar.
En tanto que institución conservadora de un cierto modelo de civilización e instrumento de cohesión social, la escuela procura la subsistencia del orden establecido, el estudio y difusión de sistemas, leyes y generalidades. La literatura, en cambio, insiste en lo individual, lo subjetivo y lo excepcional; pretende modificar el estado de cosas y propone al crear nuevas formas y enfoques transformar las relaciones entre los hombres y la naturaleza, entre los hombres y las obras de arte, entre los hombres y las leyes sociales, y entre unos hombres y otros.
La contradicción dialéctica entre la escuela y la literatura infantil es evidente y ha sido uno de los motores del desarrollo histórico de la creación para niños y adolescentes.
Ante la inminencia de la victoria de la literatura infantil sobre su contradicción fundamental, la crítica se ve urgida de asumir un papel más ofensivo. Muchos de los textos críticos de referencia (en los países de nuestro entorno lingüístico, al menos) rememoran la historia de la literatura infantil europea, injertándole el propio panorama nacional con mayor o menor habilidad, y pasan revista, con diversa intención normativa, a los principios generales (no siempre debidamente actualizados) de lo que continúan llamando género y es en realidad un complejo sistema caracterizado por regularidades, funciones y particularidades genéricas condicionadas por su receptor infantil dentro del quehacer literario general.
La literatura infantil tiene hoy una existencia consolidada en todas sus variantes genéricotemáticas (aunque representadas muy desigualmente en los distintos países y regiones) y se caracteriza justamente por la diversidad y el mestizaje. La cuestión básica hoy es el perfeccionamiento específico, la superación de los ejemplos clásicos, la renovación constante de los modelos (hasta el punto de que el término resulta sumamente comprometedor), el enriquecimiento temático y argumental, y la mejor comprensión de su peculiar destinatario.
A estas alturas, el estrecho concepto de crítico al servicio de la escuela, los intereses de venta, el creador mismo conviene ser combatido, como debe ser superada la crítica descriptiva y erradicada la crítica vergonzante y marginal.
Sólo en la medida en que la literatura infantojuvenil posea una verdadera crítica, su estatuto literario dejará de ocasionar dudas.
Nuestra crítica, para acometer la exploración del universo altamente evolucionado que es hoy la literatura infantojuvenil, precisa de métodos rigurosos, de actualización en las ciencias literarias, del lenguaje, la comunicación y la personalidad; de publicaciones independientes que permitan toda la franqueza necesaria, y de un lector exigente y partícipe. Pero de nada servirá todo esto si el crítico de literatura infantil carece de sensibilidad y capacidad creadora porque no le será posible alcanzar las alturas, anchuras y profundidades que son familiares a los más destacados escritores de niños de nuestro tiempo; entre cuyas filas tiene que entrar de una vez el propio crítico, autor de literatura sobre la literatura... nada menos.
Liliana De la Quintana
Ururi, nombre aymara que significa Lucero del amanecer, es el nombre de la protagonista de la novela juvenil de Gladys Dávalos y que da pie al titulo del libro.
El inicio de la novela abre gran expectativa con la descripción de un rito andino para reasignar el nombre de Paola por Ururi, como miembro de una familia aymara migrante en La Paz.
La aparición de Santiago, el amigo que da muchos consejos a Ururi, pero que al principio no se lo conoce muy bien y por su forma de pensar pareciera una persona adulta, es un adolescente que estará permanentemente al lado de Ururi.
El antecedente familiar de la historia de Ururi, es que fue abandonada por su padre y tiene que enfrentar una vida dura con una madre soltera y sin profesión.
Ururi decide trabajar cuidando autos para hacer un regalo en navidad a la jefa de su mamá que la trata bien. Esta es la llave para que ella entre en contacto con los chicos de la calle que tienen este oficio. Por supuesto el ingreso no es fácil, ya que la calle tiene ya sus "dueños", pero finalmente son aceptados tanto Santiago como Ururi por los argumentos que presentan al grupo.
Cuando Ururi decide que trabajará cuidando autos para comprar un regalo de Navidad para la jefa de su mamá, se encuentra con el grupo de niños, niñas y adolescentes que le preguntan por qué está ahí "quitándoles del pan de cada día", pero ella expone sus argumentos que no son aceptados por el grupo, pero finalmente, Ururi vierte aspectos del trabajo de su madre, muy elaborados para su edad, y logra que le den un tiempo limitado para trabajar con ellos.
Durante las noches de trabajo cuidando los autos, se va armando una relación entre Santiago, Ururi y el grupo; se establece una amistad y complicidad. Resalta el rescate de la forma de hablar de los niños cuidadores, el significado de sus sobrenombres o "chapas" que ellos también van asumiendo de alguna manera.
La respuesta de los clientes es tan diversa como somos los seres humanos. Por ejemplo, la presencia de una madre con sus dos hijas, recuerda a Cenicienta con la madrasta y las dos hermanastras, en una situación y diálogo forzados.
Poco a poco se ve la forma de vida de los niños cuidadores como la necesidad de fumar para contrarrestar el frío o la inhalación de la clefa para escapar de algunos momentos de la cruda realidad.
La reacción de la madre de Ururi al conocer estos hechos está sobredimensionada, llamándolos incluso "viciosos" y prohíbe a su hija que vuelva al trabajo. Pero también va entendiendo este mundo, a partir de las reflexiones de su hija.
Este grupo de niños permite la entrada al mundo de los sueños, que en nuestra sociedad son premonitorios de buenas o malas noticias o sucesos que se avecinan. Así se van anticipando los hechos que ocurrirán después como la muerte del "jefe" del grupo. Un capítulo completo está dedicado a una buena descripción del grupo, de la ropa, de los rasgos y conductas de los niños y niñas trabajadoras.
Brillito nos recuerda la situación de muchísimos niños abandonados por sus padres en cualquier lugar de la ciudad, sobre todo, por motivos económicos. Y el drama más doloroso es el efecto de la clefa en Brillito con sólo cuatro años. La tremenda ansiedad de reencontrarse con su madre, con su familia hace que destruya su dedito.
El desarrollo de la novela que va profundizando en las relaciones de Ururi, Santiago y el mundo de los niños trabajadores, contrasta agresivamente con la opinión de señoras melindrosas y de "sociedad", mostrándolas como unas fariseas. Ururi también vive el rechazo por las compañeras de su curso que se enteran de la actividad que realiza. Y, al mismo tiempo, vive su primera experiencia de enamoramiento del "flaco".
La mamá de Ururi le da un importante respaldo a la niña ante los chismes de sus compañeras y en forma muy valiente le asegura que no le importe la opinión de los demás, cuando tiene su apoyo para seguir con el grupo de niños trabajadores e incluso con sus sentimientos con el "flaco".
Ururi, a su vez, va defendiendo al grupo y generando sus propias opiniones respecto a varios aspectos como la Navidad, considerándola como una "fiesta de ricos" que cuanto más "regalos reciben es más fiesta".
Sobre el consumo de drogas se imparte un "Seminario "convocado por el colegio, que es más bien una charla sobre los efectos de las drogas en el cuerpo humano.
Finalmente, Ururi logra incorporar al grupo de niños a la fiesta de Navidad que se realizará en el restaurante donde comen ella y su mamá. Brillito logrará tener una madre, a partir del reconocimiento de la jefa de su mamá.
Acompañan a la novela fotos documentales de niños, niñas y adolescentes lustrabotas y cuida-autos, recordándonos que no es una ficción, que es una realidad cotidiana.
A lo largo de la novela se plantean algunos problemas, como cuando se inicia la historia se trata claramente de una familia aymara, pero luego el discurso de la madre, los valores que expresa y algunos objetos nos describen mas bien a una madre de clase media. También hay un momento en que ella habla de "nuestros indios" con una visión muy paternalista. Se supone que ella es parte de ese grupo.
La ilusión de la madre de querer "ser mantenida" ¿no es un ideal muy occidental y urbano? Son estas mujeres migrantes, precisamente, las grandes luchadoras que no se desaniman ante la falta de un compañero y mas bien son las extraordinarias trabajadoras que sacan adelante a cuantos hijos tienen bajo su responsabilidad.
Llama la atención el rechazo a Ururi por parte de las compañeras de curso, ya que supuestamente Ururi pertenece a un grupo que está cercano a esa realidad. Una de las amigas incluso llega a describir al grupo de niños trabajadores con la denominación de "guerrilleros urbanos" que equivale a delincuentes. De la misma manera, nos preguntamos por el nombre del perro "Otelo". Ururi recuerda que alguna vez compararon a su mamá con Sofia Loren, ¿es ésta una figura tan accesible por generación y por cultura?
En las fiestas de la cultura popular no es usual tomar whisky, vino o ron. La cerveza y el singani son las bebidas mas usuales.
Respecto a la Navidad, la razón de comprar un regalo para el jefe de la mamá no es muy convincente. Al mismo tiempo hay todo un discurso de Ururi sobre la Navidad que la define como "una fiesta para los ricos, fiesta importada".
La expresión de la madre al referirse a los dos niñas cuidadoras de autos y definirlas que "no son bonitas" ¿a qué ideal de belleza se refiere?
Casi para concluir, la jefa de su mamá termina llamándola nuevamente Paola, cuando había toda una reivindicación sobre el nombre de Ururi.
Final muy feliz pero sin cambios sustanciales, excepto en la vida de Brillito, que no siempre termina de esta manera.
El valor más importante de esta novela es que nos acerca al grupo de los niños, niñas y adolescentes marginados, marginales, solitarios de la vida que buscan en la calle un espacio de trabajo y de resguardo para sobrevivir. Una historia muy actual que ocurre frente a nuestros ojos.
...Hugo Villanueva Rada el 3 de diciembre de 1932 en Riberalta, y murió en 2006. Fue escritor, dibujante, radioaficionado y relojero de profesión. Fue autor de la letra y música de doscientas canciones, muchas de ellas grabadas en discos por diferentes artistas. Es autor de 14 obras, entre libros de cuento, poesía y novelas para niños y adultos. Pepe el Ratón, Papá Caimán y Colita Dorada son sus títulos infantiles más difundidos. Él mismo realizaba las ilustraciones de sus libros, utilizando lápiz y tinta mojada.
1. Ganadores del Primer Concurso Nacional de Libro-Álbum Ilustrado Espacio Simón I. Patiño El Espacio Simón I. Patiño - La Paz, con el objetivo de fomentar la creación literaria y plástica de obras para niños y niñas y difundir el trabajo de los escritores e ilustradores de Bolivia, el día lunes 15 de diciembre realizó la premiación a los libros ganadores del Primer Concurso Nacional de Libro-Álbum Ilustrado. El jurado estuvo compuesto por Lic. Fanuel Díaz (Venezuela), Lic. Beatriz Cajias, Lic. Gladys Dávalos Arze, Lic. Claudia Pérez, Lic. Ernesto Martínez, quienes otorgaron el primer premio a la maqueta titulada: LA INCREÍBLE TÍA DORITA de Rosario Moyano Aguirre (Cochabamba) Asímismo, se realizó la entrega de dos menciones de honor a las maquetas: EL TREN DE LA NOCHE de Guiomar e Isabel De Mesa Gisbert (La Paz) AGUSTINA Y ELLOS de Lucía Parejas, Romanet Zárate y Felipe Parejas (Santa Cruz)
2. Ganadora del Premio Nacional de Literatura 2011 en Cuba Por su obra narrativa y poética, con las cuales la literatura infantil cubana ha tenido el privilegio de contar, le fue conferido a la destacada escritora Nersys Felipe el Premio Nacional de Literatura 2011. El jurado estuvo presidido por Daniel Chavarría, Premio Nacional de Literatura 2010, e integrado, además, por la crítica Zaida Capote Cruz, el ensayista José Antonio Baujín, y los poetas Georgina Herrera y Nelson Simón. También le fue reconocida, a la dos veces laureada con el Premio Casa de las Américas, "la calidad sostenida de una obra para niños y jóvenes, anclada en las más profundas raíces de la cultura cubana, pero en diálogo con lo mejor del género". Entre sus libros más populares para niños y adolescentes figuran Cuentos de Guane, Román Elé y Corazón de libélula. (Fuente Enrique Díaz)
3. Una página de literatura infantil argentina gratuita María Fernanda Maciami es creadora del sitio educativo y literario Léeme un Cuento (www.leemeuncuento.org) que reúne a niños, escritores, padres y maestros. Léeme un Cuento fue un espacio iniciado en 1999 y se ha convertido en un gran directorio de contenido de literatura infantil y juvenil gratuito con mucha información. Además ya tiene un BLOG en el que se pueden dejar comentarios y propuestas. Colaboran en la realización de este website, profesionales que lo asesoran, escritores que aportan con sus trabajos, docentes que utilizan los servicios y dan sugerencias y cada uno de los lectores que lo acompañan.
4. Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil de 2012 El Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil nació el año 2005 con el propósito de impulsar la literatura infantil y juvenil en toda Iberoamérica para reconocer a aquellos autores que hayan desarrollado su carrera literaria en el ámbito del libro infantil y juvenil.
Podrán ser candidatos los autores vivos que cuenten con una valiosa obra de creación para el público infantil y juvenil publicada, cuya importancia sea considerada de trascendencia para el ámbito iberoamericano y esté escrita en cualquiera de las lenguas que se hablan en Iberoamérica. Las candidaturas podrán ser presentadas por cualquier institución cultural o educativa, editorial, asociación o grupo de personas relacionadas con la literatura infantil y juvenil. Una institución solo podrá postular a un candidato; pero, un candidato sí podrá ser postulado por varias instituciones a la vez. La recepción de candidaturas se abre con la publicación de esta convocatoria (diciembre 2011) y se cierra el 31 de mayo de 2012. El monto del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil, único e indivisible, es de US$ 30,000.00 (Treinta mil dólares estadounidenses) que se entregará en la ciudad de Guadalajara (México), en el marco de la Feria Internacional del Libro.
Mayor información: www.iberoamericanosm-lij.com
www.fundacion-sm.org.mx
5. V Premio Internacional Compostela para Álbumes Ilustrados Podrán optar al V Premio Internacional Compostela para Álbumes Ilustrados todas las obras que se puedan incluir en la categoría de álbum ilustrado: un libro en el que el relato se cuente a través de imágenes y textos, de tal manera que ambos se complementen. Las obras podrán ser presentadas en cualquiera de las lenguas oficiales de la Península Ibérica y deberán ser originales e inéditas. Podrán participar una o varias personas, autores/as de texto e ilustración, de cualquier nacionalidad con una obra en cualquier tamaño, técnica y formato, pero la extensión no deberá superar las 40 páginas interiores (sin contar guardas ni cubiertas). El plazo de presentación de originales finaliza el 2 de marzo de 2012. El premio será de 9.000 €, en concepto de adelanto por los derechos de autor. Mayor información: http://www.kalandraka.com/
Estos son los libros que nos han enviado autores, librerías o editoriales. Enviamos la información correspondiente a cada uno, para que los lectores sepan que ya forman parte de la biblioteca de la Academia. Algunos tienen mayor información en nuestra página web (www.ablij.com).
¡Novedad! Tuna y Hartopie. Rosario Quiroga de Urquieta (autora). Rosario Moyano (Ilustraciones). Serie Taja-teje. Grupo Editorial Kipus. Cochabamba, 2011. Un cuento para los más pequeños en el que un ciempiés sufre un accidente cuando va a visitar a su abuela. En ese camino solitario no pasa ningún animal que pueda ayudarlo.
¡Novedad! El crucero de las ABC. Rosario Quiroga de Urquieta (autora). Rosario Moyano ( lustraciones). Serie Taja-teje. Grupo Editorial Kipus. Cochabamba, 2011. Ocho cuentos escritos en verso para los más pequeños: La bruja y la liebre, El oso y la rana, La fresca gallina, Las cinco hermanas, El pájaro y el sauce, Un, dos, tres, la mariposa vuela otra vez, El sapo tristón y El duende Magín.
¡Novedad! Personajes de Chile. Manuel Peña Muñoz (autora). Loly & Bernardilla (Ilustraciones). Alfaguara Infantil. Santiago, 2011. Un libro maravilloso que nos remonta al pasado y donde ciertos personajes despiertan la nostalgia de quienes los conocimos: el vendedor de algodón de dulce, el velero, el hojalatero y el zapatero. Otros que todavía existen como el panadero, el frutero y el manisero.
Buenos días Isabel!!
Te envío el link donde difundimos el boletín, lo mostraremos en el próximo boletín de leemeuncuento y en facebook. Cualquier información que quieran difundir en nuestra web, será bien recibida. Les deseo lo mejor y muchas gracias. Me gustaría que de alguna forma puedan presentar www.leemeuncuento.org a sus lectores.
Un abrazo!
Maria Fernanda Macimiani (ARGENTINA)
Estimada Isabel:
Primero, muchas gracias por la respuesta... Qué pena oír lo de las publicaciones, me hubiese gustado aunque sea verlas en digital... quería recordar el contenido pues mi memoria no puede traerme los detalles de cada cuento... Voy a seguir buscando quien pueda tenerlos aunque sea para verlos en digital...
Gracias, voy a seguir las novedades de la página...
Un saludo,
Juan Marcelo Vega
Número: 33
Fecha: Diciembre, 2011