Víctor Montoya
Escritor boliviano radicado en Estocolmo
El niño, en edad escolar, tiene una imperiosa necesidad de héroes. El "Superyó" está estructurándose de manera muy fuerte y le está exigiendo permanentemente figuras con las cuales identificarse. En esta etapa aprenden a amar a sus figuras importantes primero, que son el padre o la madre, según el sexo, y después a las personas que los rodean, pero llega el momento en que la figura de los progenitores es insuficiente para la formación del "Superyó". Entonces recurren a las figuras infantiles proporcionadas por la televisión, los videojuegos, el cine, los libros o las revistas de series; figuras que, aparte de estar ubicadas en los períodos más violentos y sombríos de la historia, están estructuradas sobre la base del mito del superhombre.
El niño, en edad preescolar, descubre que el mundo está compuesto de hombres y mujeres, mientras ingresa en un proceso de identificación con el progenitor de su mismo sexo; un fenómeno que lo lleva a pensar, sentir y comportarse como si las características de otra persona le pertenecieran. Durante este proceso, casi todos los padres se sienten orgullosos cuando el hijo imita su conducta, pero si les parece observar una actitud contraria, procuran desalentarla.
Los niños, a través de la identificación con el progenitor del mismo sexo y con la imitación de sus conductas, adquieren los componentes fundamentales de la tipificación sexual. Más adelante, cuando la imagen del padre y la madre son insuficientes en su proceso de identificación con el mundo adulto, los niños asumen las normas y los valores morales de otras personas por quienes sienten admiración. Unas veces a través de la relación personal, ya sea con los profesores, abuelos, hermanos o compañeros de la escuela; y, otras, a través de los libros, el cine, la televisión, el videojuego y las revistas de series, cuyos personajes, a menudo, se convierten en puntos de mira de su admiración y, por consiguiente, en pautas de imitación.
El tipo de personaje que elige el niño para imitar depende de su propia personalidad, de sus destrezas y de la presión social para adoptar las actitudes correspondientes a su sexo. Los modelos alejados de sus propias posibilidades reales, si bien en un momento pueden resultar sugestivos y llamativos, a plazo más largo suelen ser rechazados como imposibles, así no dejen de ser considerados paradigmas dignos de ser imitados.
Los superhéroes no tienen nada que hacer con la realidad externa del niño, pero sí están vinculados con su realidad interna, sobre todo, con su fantasía, pues los niños -en su proceso de desarrollo físico, intelectual y emocional-, se identifican con estos personajes que representan, entre otras consideraciones, la agresividad de su fuero interno, al menos si se considera que las películas y revistas de superhéroes son más populares entre los niños de 7 y 12 años, un período en el cual tienen gran interés por imitar la conducta de los mayores.
Durante el proceso de maduración, los superhéroes pueden convertirse no sólo en elementos paradigmáticos para el buen desarrollo de su personalidad, sino también en elementos nocivos, pues la masiva producción de revistas, vídeos y películas de violencia, además de tener un carácter lucrativo, estimulan la agresividad de los niños, quienes son los mayores consumidores de estos productos que enseñan el odio y el desprecio hacia el prójimo.
Los niños saben que los superhéroes tienen, de un modo general, una vestimenta especial. Sus nombres, como sus acciones, están en relación con sus trajes. Superman lleva una S en el pecho y Batman un murciélago. La mayoría de los superhéroes tienen una identidad secreta. Están dotados de cualidades y poderes sobrenaturales: pueden volar, ser más veloces que el rayo y, según las circunstancias, tienen la facultad de transformarse en seres inmortales. Y, lo que es peor, los superhéroes sirven como correas de transmisión de una ideología que apuntala la supremacía del hombre blanco y la escala de valores de una sociedad competitiva.
Uno de los superhéroes norteamericanos es He-Man (El Hombre), príncipe heredero que habita en Eternia, un planeta donde nadie ni nada envejecen, y donde la lucha mortal entre el bien y el mal es el mensaje. He-Man representa el bien y Squeletor (Esqueleto) el mal, o, dicho de otro modo, He-Man es el símbolo del sistema capitalista y Squeletor del sistema socialista; antagonismo social y dicotomía ideológica en el cual He-Man es el salvador de la humanidad y Squeletor es el elemento pernicioso que pone en peligro la paz y la libertad.
Superman, Fantasma, Mandrake y Batman, son otras de las criaturas concebidas por el sistema capitalista para formar -o adoctrinar- a los niños del llamado Tercer Mundo. Otro tipo de héroes de la violencia son los agentes y detectives, cuya misión consiste en detectar los planes de la "subversión comunista", y los poderosos cosmonautas del espacio son figuras arrancadas de una ciencia-ficción que ha superado la inventiva de Julio Verne.
De la pila de revistas publicadas por las agencias comerciales, no se salva Kalimán, el supermán subdesarrollado, quien, ataviado con una malla y un exótico turbante, se enfrenta a los personajes del mundo esotérico. Tampoco se salva Tarzán, el rey de los monos, quien constituye el personaje más genuino del colonialismo inglés, ya que este hombre blanco, brutal y sangriento, criado entre los animales de la selva, abre el camino para la penetración imperialista en el continente africano, donde los habitantes son sinónimos de barbarie y canibalismo.
En las revistas de series del Oeste, que abordan temas ocurridos en la historia de Estados Unidos durante el siglo XIX, se presenta una fuerte dosis de racismo. En la guerra de exterminio habida entre pieles rojas y cowboys, se describe a los pieles rojas como a salvajes y bandidos, mientras a los cowboys como a buenos e inteligentes. Estas series, sin lugar a dudas, contribuyen a forjar una imagen estereotipada sobre la base de una teoría que admite la existencia de razas superiores y razas inferiores, como si el racismo y la xenofobia respondieran a leyes naturales.
La psicología moderna sostiene que la actividad propia del niño es el juego, no sólo porque es un medio a través del cual acumula conocimientos y experiencias, sino también un estímulo para su desarrollo físico y emocional; siempre y cuando, esta actividad lúdica, que es el testimonio de la inteligencia humana en este período de la vida, esté dirigida hacia fines positivos; de lo contrario, el niño adquiere hábitos perniciosos difíciles de extirpar, puesto que mediante el juego se han integrado en su vida.
A partir de la Primera Guerra Mundial, el capitalismo creó un mercado de consumo en el cual proliferan juguetes bélicos y juguetes que enseñan las leyes de la oferta y la demanda, como el Nuevo Mangarata, que consiste en ir a comprar productos baratos en los países subdesarrollados, para luego revenderlos a un mayor precio en Londres y Nueva York, o el famoso Monopolio, que enseña la forma más fácil de acumular capital. Estos juegos, sin lugar a dudas, representan el intento de penetración de un tipo de sistema social determinado, de un modelo de sociedad competitiva, violenta y represiva, que exalta por sobre todas las cosas el afán de dominio-poder, como valor en sí mismo.
Otro de los juegos industriales producidos por el capitalismo es el estereotipo del hombre y la mujer, representados por Barbie y Jim, muñecos que se venden en todos los mercados del mundo, donde los niños los usan como modelos de su vida futura. Big Jim y sus amigos: Big Jeff (con el puñal), Big Jack (con una cámara y un puñal), Dr. Steel (con un brazo de hierro), Karl May (nombre del escritor favorito de Hitler) y otros, son personajes capaces de matar al adversario con un golpe de kárate o una patada voladora.
Todos lucen una recia musculatura y son fuertes como el toro, a diferencia de Barbie, cuyos labios sensuales, manos suaves y ojos dulces, son el prototipo de la mujer seductora y débil, quien se entrega a merced de su hombre. Los niños que juegan con Barbie o Big Jim en la casa, la calle o la escuela, ignoran que esta muñequita es esclava de su propia belleza; y él, Big Jim -el dios y el diablo, el sabio y el guerrero, el agresivo y pacificador-, es el héroe de raza blanca que usa la violencia como último recurso para sobrevivir a un mundo cruel.
Por otro lado, las mujeres y los hombres, concebidos desde la perspectiva patriarcal, cumplen roles diferentes dentro y fuera del hogar. Los hombres son sujetos activos, tienen buen porvenir y una profesión atractiva. Si no son pilotos o detectives, son inventores o genios. Las mujeres, en cambio, tienen siempre un rol pasivo y secundario. Ellas educan a los hijos y esperan al marido recluidas entre las cuatro paredes del hogar. En algunos casos, ejercen la profesión de secretarias, profesoras o enfermeras, pero nunca están representadas en una posición laboral superior, debido a que la mayoría de las mujeres, en un sistema basado en la discriminación racial y sexual, están siempre subordinadas al hombre.
La mujer emancipada, que lucha contra su condición de máquina reproductora de hijos y sierva del varón, está identificada con potencias oscuras y maléficas, quizás por el temor a que el día en que se libere de las cadenas que la sujetan al silencio y la dependencia, y conquiste sus legítimos derechos, sepultará el mito que la sociedad machista creó sobre ella, el falso mito de que la mujer sólo tiene dos opciones: ser Blancanieves o la Bruja Amelia, Cenicienta o la madrastra perversa, la Bella o la Bestia...
La sociedad contemporánea no cesa de bombardear con juguetes que, al margen de liquidar la inventiva natural de los niños, acrecientan su agresividad. Los niños juegan cada vez más con juguetes que están relacionados con la muerte y el poder del más fuerte. Unos aprenden a reproducir el estampido de las balas con la boca; en tanto otros, los más débiles, aprenden a simular la muerte entre estertores de agonía, exactamente como lo hace cualquier actor en el cine o la televisión.
Los niños ven violencia en su entorno social y violencia en las películas de ciencia-ficción. La violencia está presente en sus sueños, en su conversación cotidiana y en su fantasía, pues quien antes usaba un palo como caballo, ahora lo usa como ametralladora mortífera al estilo de Terminator y Rambo. Los niños aprenden de las películas del Oeste el lenguaje de la violencia, a arrinconar al adversario contra la pared, a golpear hasta derribarlo de rodillas, a pegarle un tiro en la frente y a soplar el cañón del revólver al estilo de John Wayne y Clint Eastwood. Además, estas películas de vencedores y vencidos, a tiempo de recordar las diferencias sociales y raciales, hacen que los niños se identifiquen más con los cowboys que con los pieles rojas, cuyo destino, incluso en el proceso del juego, está marcado por la muerte y el exterminio.
Los niños viven obsesionados con los juguetes de guerra, que las industrias comerciales fabrican para satisfacer la demanda de los consumidores. Los juguetes y los juegos de guerra acrecientan el carácter violento de los niños. El etnólogo Konrad Lorenz, en su investigación sobre el comportamiento de los animales, definió que el instinto de agresión del humano, dirigido hacia sus congéneres, es la causa de la violencia contemporánea. Sigmund Freud, por su parte, defendió esta teoría con su definición sobre el "instinto de muerte", el cual orienta el comportamiento del hombre hacia la destrucción y la guerra.
Los niños fueron siempre los mayores consumidores de los programas televisivos y las películas que contienen actos de violencia como tema central. La muerte jamás estuvo tan presente como espectáculo diariamente repetido. Los actores mueren en el escenario con el mismo patetismo que los niños imitan jugando en la calle.
La televisión, en lugar de estimular la adquisición de actitudes positivas, se ha convertido en un medio que imparte técnicas y métodos para matar y morir. Cada vez son más los niños que ven programas de televisión en los cuales predominan la violencia y el sadismo; las mismas que, según los psicólogos, sociólogos y pedagogos, son factores que estimulan el instinto agresivo de los niños y contribuyen al aumento de la violencia social.
Mientras unos sostienen que las escenas de violencia cumplen funciones terapéuticas, ya que los niños, por medio de ellas, experimentan un efecto catártico o de purga psicológica contra los impulsos destructivos inconscientes; otros sostienen que la reiterada observación de actos de violencia contribuyen a estimular la agresividad del niño, cuyo proceso de aprendizaje pasa por las etapas de observación e imitación. En consecuencia, es natural que los niños, que cada año ven más actos de violencia en la pequeña pantalla, reproduzcan escenas de violencia en sus juegos, procurando identificarse con los personajes invocados, sean éstos reales o imaginarios, sobre todo, cuando la mayoría de los niños, entre los 8 y 12 años, dedican más tiempo a la televisión -y en la actualidad a mirar videojuegos en el ordenador- que a otras actividades extraescolares.
En síntesis, toda forma de violencia experimentada por el niño, tanto en su entorno social como en los programas de la televisión comercial y los videojuegos de violencia, es un factor que influye en su estado emocional y un poderoso medio que estimula su agresividad.
Roberto Rosario Vidal
Escritor peruano y Presidente Fundador de la APLIJ
(Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil)
Cuando el año 1492 el navegante genovés Cristóbal Colón llegó a América creyendo descubrir las Indias occidentales, los hombres que lo acompañaban en dicha empresa participaron en una de las más extraordinarias aventuras de la historia. Luego vendrían descubrimientos fastuosos de cabos, ríos, restos arqueológicos, culturas refundidas en las selvas. Teorías matemáticas, físicas y químicas, hasta que pareció que se acababa de descubrir todo lo que estuviera sobre la tierra, debajo de la tierra, encima y debajo de las aguas de océanos y ríos. Entonces los aventureros, gente con inteligencia divergente, que por buscar nuevos caminos y explicación hasta de lo obvio (a quienes en su tiempo denominaron locos y ahora la humanidad reconoce como los artistas, sabios filósofos, inventores y descubridores de más preclara inteligencia), levantaron los ojos hacia el espacio infinito e imaginaron las más descabelladas máquinas para llegar a la Luna, a Marte y hasta al mismo Sol, aunque se les quemaran las alas, como en los sueños de Icaro.
Me tocó vivir el período en el que termina la infancia y comienza el escozor de la adolescencia en los afiebrados años de la guerra fría, etapa de la historia en la que rusos y americanos pretendían encaramarse de la Luna para desde allí controlar el mundo. Por entonces había comenzado a estudiar secundaria y descubrí en el terrado de la casa, un empolvado estante de libros, que posiblemente pertenecieron al abuelo minero, que desaparecía cada vez que le daba la ventolera de buscar minerales, con su picota diamantada.
Recuerdo esos libros que encandilaron mi segunda infancia y que leía con devoción: "El capitán Blod" de Rafael Sabatini, las aventuras de piratas de Emilio Salgari ("El corsario negro", "El león de Damasco") y las fantásticas historias de Julio Verne ("Viaje al centro de la Tierra", "De la Tierra a la Luna", "Veinte mil leguas de viaje submarino", "La vuelta al mundo en ochenta días", "Un capitán de quince años"). Después llegarían a mis manos los libros de Mark Twain, seudónimo de Samuel Langhorne Clemens: "Tom Sawyer" y "La vida en el Mississippi", "Rip Van Winkle" de Washington Irving, en la versión inglesa, gracias al profesor de inglés de nuestro colegio provinciano.
Uno de los últimos libros que leí durante el período anterior al ingreso a la adolescencia fue "Quo Vadis", de Enrique Sienkiewicz; pero jamás pude pasar del primer capítulo de la novela "María" de Jorge Isacs, que me parecía demasiado cursi e infantil.
A raíz de esas lecturas que merodeaban en mi cabeza en horas de clase, más de una vez tuve que acompañar a las calaveras del cuarto de castigo, donde mis pálidas y silenciosas compañeras, fueron cómplices de mis primeras lecturas que me permitieron prepararme para la singular aventura de "la conquista del espacio". Debo decir que mis primeras lecturas juveniles dejaron de ser obras literarias, no por ello menos fascinantes: "La teoría de la relatividad" de Albert Einsten, en dos tomos preparados por el genial Oscar Miroquesada (Racso), obras muy accesibles para el nivel de comprensión de los jóvenes, a quienes las lecturas "nos había sancochado los sesos como al Quijote" y se nos había dado la ventolera de escaparnos del mundo, a como diera lugar. Entonces comenzamos a leer todos los libros referidos al arte de volar, desde las alas de Otto de Lilienthal, los estudios de Leonardo Da Vinci, los globos de Mongolfier, la construcción helicópteros y la vida de su inventor Constantin Tsilkovski, los aeroplanos de Bleriot y los hermanos Write, los trabajos secretos en la granja de Penemunde donde construyeron la V2 alemana y los libros y revistas que solicitaba con tanta vehemencia a las embajadas de Estados Unidos y Alemania, hasta lograr saludable respuesta.
Los días domingos eran de especial satisfacción, porque recogía del correo ingente material de lectura que me llegaba de diversos lugares y que clasificaba y leía con asiduidad. Hasta que por fin accedimos a los libros de física de Jorge Vidal y algunos tratados de química, que nos permitieron construir fabulosos "cohetes espaciales" empleando combustible sólido y líquido, hasta que accidentalmente se incendió la casa de nuestro vecino el juez de paz (que felizmente era de paz). Desde entonces pasamos a experimentar nuestros cohetes en la clandestinidad, en lugares donde no causáramos daño a la población, ni perjuicio económico a nuestros padres, que quedaron empeñados durante varios años por el afán de aventura, probablemente a falta de buenas lecturas.
Y esto que éramos pequeños adolescentes provincianos, atenuados por el bucólico ambiente social de los pueblos, con limitaciones de energía eléctrica y total ausencia de medios de comunicación, cuya importancia es extraordinaria, pero mal administrados, no hacen más que de estupidizar a los jóvenes.
¿Qué hubiera sucedido si en la adolescencia y juventud hubiéramos tenido a nuestro alcance literatura amena e interesante, acorde con las necesidades e intereses de los jóvenes de nuestra edad? Seguro que no hubiera sido necesario pasarnos la vida inventando historias. A éstas alturas del nuevo siglo, no me queda más que decir que si en el siglo XX los adultos descubrieron al niño, en el siglo XXI los jóvenes han organizado su propia aventura de búsqueda y descubrimiento (y no me refiero sólo a Bill Gates), dejando en el camino a sus antepasados, padres y maestros que no alcanzaron a subirse al carro de la informática, que les permita por lo menos compartir sus experiencias y ayudarlos a manejar el futuro que, a diferencia del pasado, está cada vez más cerca del presente.
Apréciese que los intereses de los niños y los jóvenes son distintos a los que tuvieron el común de los jóvenes de épocas pasadas. Si nosotros tuvimos la suerte de escaparnos de las lecturas aburridas que nos alcanzaban los profesores, siguiendo las órdenes del lejano y siempre mal informado ministerio de educación, era porque tuvimos otros intereses y, entre ellos, surgió también la magia de lecturas clandestinas de "novelas prohibidas" por su encendido color (temas que ahora son de dominio de los niños del primer grado) o lecturas "subversivas" como la "Guerra de Guerrillas", el Foro de Yenán y los libros y revistas de marxismo, que escondíamos en la ropa para leer en grupo en las afueras de la ciudad. Nuevos paradigmas incitaban a la aventura revolucionaria. Motivados por el Che Guevara, las guerrillas de Mesa Pelada y el poeta Javier Heraud, quien libro en mano, disparando los dardos más letales y las flores más bellas, se embarcó en las luchas por la liberación de regímenes dictatoriales que coparon los gobiernos de América Latina, con la anuencia sonriente del imperialismo norteamericano.
Pienso que solamente excelentes lecturas hubieran podido competir entonces con las circunstancias históricas que remecieron nuestra accidentada juventud. Lo que nos lleva a pensar, poniéndonos en los zapatos de los jóvenes de estos tiempos convulsos. ¿Qué intereses los animan? ¿Cuál es la literatura juvenil más acorde a sus necesidades, gustos y motivaciones? Nadie más que ellos, lo pueden decir.
Luego de los prolongados debates, que durante un cuarto siglo han ratificado la existencia de la literatura infantil, gestando el movimiento cultural más efectivo y duradero del Perú conocido como la APLIJ (que un grupo de intelectuales brillantes nos acompañaron a fundar a comienzos de los años ochenta), tomando los mismos argumentos y conclusiones, sólo podemos decir ahora que la literatura Juvenil, en primer y último lugar, debe ser literatura. Obras de arte que reúnan el requisito de ser expresión de la belleza a través de la palabra, obras de calidad literaria capaces de tocar las cuerdas más sensibles del ser y transporten al lector joven en las alas de la poesía, la prosa o el drama, al deleite del espíritu. Lo demás, son aspectos pedagógicos o editoriales complementarios.
Queda el reto a los creadores, de esforzarse cada vez más para escribir obras literarias capaces de impresionar, motivar, atraer y arrobar a los jóvenes, para transportarlos en los brazos de la literatura.
Tiempos difíciles en los que, como decíamos antes, muchos adultos se van quedando a la zaga por no tener la decisión de caminar al ritmo del avance de la ciencia y la tecnología, conocimientos a los que de manera natural accede la juventud. Es un reto no imposible de vencer, pero necesario, si es que pretendemos constituirnos en escritores de nuestro tiempo. De lo contrario, corremos el riesgo de quedarnos en la galaxia de Gutemberg, hace tiempo superada.
Estamos ingresando a una época en la que los libros virtuales son una realidad y que aunque los escritores y las editoriales se empeñen en jurar que el libro no desaparecerá, es cada vez más evidente que los árboles de los que se hace el papel, con el tiempo estarán menos amenazados que ahora. Pienso que el libro seguirá existiendo, porque así bautizaremos a los sustitutos que nos traigan los adelantos tecnológicos, para no añorar el pasado que cada vez se aleja, también más rápido que antes.
Amigos, ciudadanos del siglo pasado, porque todos nacimos en el siglo fenecido, recuerden que hoy más que nunca tenemos que dar un tranco al nuevo siglo, so pena de fenecer. Escritores que me acompañan en el largo peregrinaje de la literatura infantil y juvenil, asumamos el difícil reto de convertirnos en escritores de este siglo, pleno de cambios inusitados donde la fantasía es cada vez más real.
Estamos más cerca de Dios, compitiendo de igual a igual en la tarea de desempolvar los secretos más escondidos, rompiendo paradigmas, mitos y vetos, que con tanto celo guardó la historia. Nuestro siglo, el milenio en el que transcurre nuestra vida, reta a la imaginación, al arte y la creatividad. Nos ha tocado habitar la era que corona la inteligencia sobre la fuerza. Los educadores y los intelectuales tenemos la más sublime de las tareas, guiar a los niños y jóvenes en la aventura de vivir.
Verónica Linares
Escritora boliviana de Literatura Infantil
Carlos Vera, reconocido autor boliviano por su obra para niños y adolescentes, profesor de literatura y psicólogo, obtuvo varios premios literarios; entre ellos, el Premio Nacional de Cuento Infantil del Centro pedagógico y Cultural Portales, por su cuento Mi burrito se llama Carmelo, (1982); El Premio Nacional de Poesía (1986 y 2009); el Premio Nacional de Novela Juvenil patrocinada por Grupo Santillana por su novela El vuelo del murciélago Barba de Pétalo. Además fue finalista en el Premio Andino de literatura infantil Enka (1994) y en el Premio Norma-Fundalectura (2003) con su cuento El sombrero blanco del señor que no era mi tío.
A través del cuento El sombrero blanco del señor que no era mi tío, Carlos Vera nos cuenta una maravillosa historia, en la que Abril descubre y siente el dolor de ser hija adoptiva.
Un cierto día, sus propios primos, José Carlos, Adriana y Pepe Sergio, le hacen saber que, como ella era una hija adoptiva, ellos resultaban sus primos adoptivos.
A partir de este descubrimiento, todo el mundo de Abril se desmorona y ella siente que todo ha cambiado, que ya nada, ni siquiera su nombre, le pertenece; se siente perdida y sobre todo muy triste.
Por suerte, justo por esa época aparece el tío "adoptivo" de Abril, el señor Guillermo, hermano de su padre adoptivo, Gustavo. Este misterioso tío, que en realidad "no era su tío" tenía una profesión muy extraña, era un "aerofotogrametrista", es decir aquel que le saca fotos al planeta Tierra, no desde cualquier lugar, sino desde el mismo cielo, para realizar planos y mediciones. Y para ello, Guillermo solía planear con su amigo piloto, Ramonró, en la Libélula Amarilla, un aeroplano.
Además, este aerofotogrametrista, quien nunca se sacaba su sombrero blanco, sabía acerca de los caprichos de los vientos, y acerca de unas terribles bestias del Bestiario. Y no sólo sabía sus temibles nombres, sino que podía reproducir sus sombras en la pared; además de las sombras de otros animales e insectos, claro.
Es así que Carlos Vera, por medio de la magia de este personaje, del tío que no era realmente el tío de Abril, logra mostrar al lector toda la angustia y temor que ella experimenta. Angustia al descubrir que ella no era quien creía que era, y temor de que sus padres adoptivos nos la quisiesen como ella creía. Estos sentimientos tan potentes son magistralmente abordados en el temor que va sintiendo Abril al ver las bestias del Bestiario de Guillermo, y al mismo tiempo van siendo curados o transformados gracias al mismo personaje quien le hace descubrir que lo más importante es el amor.
Este cuento que trata de una manera tan dulce y mágica el tema de la adopción, tiene un lenguaje totalmente apropiado, reflejando la poesía y la belleza de esta situación. Carlos Vera, como ya es característico, también hace magia con las palabras, juega con ellas y con sus sonoridades, inventa trabalenguas y crea imágenes, haciendo que el lector goce al máximo de la lectura:
"Verulamia repitió algo acerca de las asustadas azucenas de la ensenada y Guillermo empezó a mover rápidamente las manos para formar las sombras pequeñitas pero inquietas de dos mariposas que se elevaban por los aires, mientras Hilarión daba brincos tratando de alcanzar con sus patas cortas a ese par de bichitos alados"p.43
A lo largo de todo el cuento palabras como: La Veleta del Gallo, la Bóveda Celeste, la Libélula Amarilla, Mantícora, Hidra, el Patio del Limonero, la Rosa de los Vientos, nos invitan a soñar y a jugar con el sombrero blanco del señor que finalmente sí fue su tío.
Definitivamente un cuento lleno de poesía y encanto que de una manera casi imperceptible logra abordar los sentimientos y las situaciones más complicadas de una adopción. Carlos Vera quien es un maestro del lenguaje, también es un profundo conocedor del alma humana, específicamente el alma de Abril, una niña adoptiva.
...Claudia Adriázola Arze un 5 de enero de 1971 en La Paz. Realizó sus estudios de primaria y secundaria en el colegio alemán "Mariscal Braun". Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social. Ha publicado: Una aventura inesperada. Novela para niños desde los 12 años. Los botones, cuento publicado en "The Year's Best Fantasy and Horror, Fourteenth Annual Collection", Martina y el hacedor de sueños, cuento incluido en "La otra Mirada", antología de cuentos de mujeres bolivianas. Abuelas, Ángeles y Lunas. Libro de cuentos publicado por Plural Editores, 1998
1. Se crea Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil
Con la coordinación de la escritora Cristina Pizarro se crea en Argentina un nuevo brazo de nuestra Academia Latinoamericana a la que damos la más cordial bienvenida.
Cristina Pizarro es docente, poeta, ensayista. Titular de la cátedra de Literatura del Instituto Superior de Profesorado "Sara C. de Eccleston" de Buenos Aires. Coordinadora de talleres de escritura con técnicas psicodramáticas. Ofreció charlas en los departamentos de Letras Hispánicas de las Universidades Jawarharlal Nehru University de New Dehli y Universidad de Dehli, (India), Universidad Rafael Landívar (Guatemala). Fundadora del Grupo ALEGRIA (Actividades de lectura y escritura grupales para la revelación e integridad de los afectos). Miembro del ILCH desde 1989 y de numerosas entidades literarias (Asociación Americana de Poesía, Gente de Letras, APOA, SEA, ALIJA,) con una activa participación en jornadas y congresos, entre las que recordamos su ponencia en el I Congreso Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil (Montevideo, 1994).
En esta primera etapa la acompañarán Bertha Bilbao Richter, de Buenos Aires, Licenciada en Letras y de vasta trayectoria en la cátedra de formación docente, dedicada a la crítica literaria, y Cecilia Glanzmann, de Trelew, profesora de Letras y escritora con una frondosa experiencia en el campo de la escritura, la investigación, creación y difusión.
Al darle la bienvenida, compartimos sus palabras: "Confío en que nuestra tarea brindará valiosos aportes para que las obras de los escritores latinoamericanos sean conocidas en los distintos países. No solo nuestra lengua en común sino también las culturas diferentes serán motivo de unión de todos los pueblos americanos."
Nota enviada por la
Dra. Sylvia Puentes de Oyenard
Presidenta de la Academia Latinoamericana
de Literatura Infantil y Juvenil
2. Academia Panameña de LIJ organiza seminario de LIJ con autor cubano
La Academia Panameña de Literatura Infantil y Juvenil organizó un seminario de LIJ a cargo del autor cubano Luis Cabrera Delgado. Los temas que se trataron fueron: La Literatura de Vanguardia en América Latina; Autores representativos de nuestra América; Presencia de temas como la muerte, el sexo, la política y otros; Funciones estéticas y éticas de la LIJ; Formas de fantasía literaria. El seminario tuvo lugar en la Biblioteca Nacional del 16 al 20 de enero.
3. Ganadores de la 53a edición del concurso Casa de las Américas en literatura infantil y juveni
La 53a edición del concurso Casa de las Américas contó con 171 obras de diferentes países latinoamericanos, destacándose Argentina y Cuba. En la ciudad portuaria de Cienfuegos cinco jurados internacionales se dedicaron a la lectura y selección de obras para el premio y menciones: Carlo Frabetti (Italia/España), Leonor Bravo (Ecuador), Liliana de la Quintana (Bolivia), Avelino Stanley (República Dominicana) y Nelson Simón (Cuba). Los resultados se dieron a conocer tras dos semanas de deliberación de los jurados. En la categoría de literatura infantil y juvenil se galardonó a la autora argentina Josefina Porcelli Piussi por "Mi hermano llegó de otro planeta un día de mucho viento", "obra -de acuerdo al jurado- que aborda con sensibilidad y acierto narrativo el tema de la diferencia física y la pérdida de un ser querido y consigue sostener el punto de vista de la voz infantil del narrador, dotándola de frescura y humor, pese a la dureza del tema".
Las menciones especiales fueron para "Prohibido soñar" de Carlos Marianidis (Argentina) y "Pargos azules" de Elena Beatriz Corujo Morales (Cuba).
4. Posesión de la nueva directiva de la Cámara Departamental del Libro de La Paz
El día miércoles 1o de febrero se posesionó a la nueva directiva de la Cámara Departamental del Libro de La Paz. Los nuevos directivos son: Carla María Berdegué (Presidenta), Carlos Azurduy (Vicepresidente), Marcel Ramirez (Secretario de Ferias), Carlos Ostermann (Secretario de Actas), Fernando Ramírez (Secretario tesorero), Lola Paredes y José Antonio Quiroga (Secretarios suplentes).
5. 1a Feria del Libro Infantil y Juvenil del Libro 2012
La Cámara Departamental del Libro de La Paz ha iniciado la organización de la 1a Feria del Libro Infantil Y Juvenil que se realizará del 7 al 15 de abril en el salón de eventos Kids Club, ubicado en la calle 17 de Calacoto, bajo el lema "Hojea, lee no muerde". El objetivo es darle un mayor impulso a la lectura de nuestros niños, niñas y jóvenes. A partir de este año, este evento se convertirá en una actividad anual.
6. Máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil 6a Edición. 2012 -2013
Máster organizado por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Banco del Libro de Venezuela, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y la Fundación SM. Consta de 60 créditos ECTS (medida docente de los países de la Unión Europea equivalente a 1.500 horas). El tercer módulo del curso puede realizarse de manera aislada y los participantes obtendrán un Certificado de Postgrado de la UAB en "Curso en libros y literatura infantil y juvenil: producción, uso y recepción".
La maestría posee una parte dedicada al conocimiento de los libros infantiles y juveniles, y otra parte según cuatro perspectivas profesionales: el uso de los libros en el ámbito escolar, la promoción de la lectura, el estudio con orientación crítica y la edición.
Organizan:
Dirección: Teresa Colomer.
Coordinación: Jara Díaz, Carolina Holmes y Cecilia Silva-Díaz.
Equipo docente de ocho países.
Patrocinan:
Grupo editorial Luis Vives y Ediciones Ekaré.
Preinscripción hasta el 5 de abril
Inicio: 1 de octubre de 2012.
Mayor información:
http://www.literatura.gretel.cat
master.lij@uab.cat
7. II Congreso Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en Mendoza.
El Ciclo de Licenciatura en Literatura Infantil y Juvenil, el Instituto de Literaturas Modernas y la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, convocan al II Congreso Nacional de Literatura Infantil y Juvenil "Cambios y pervivencias" en una perspectiva transdisciplinar. El Congreso tendrá lugar en Mendoza los días 3o y 31 de mayo, 1o de junio. Temario:
1. La Literatura Infantil y Juvenil en la actualidad. Originalidad y transgresión.
2. Historia de la LIJ; pervivencia de los clásicos.
3. Didáctica de la LIJ. Alternativas pedagógicas de lectura y de producción.
4. LIJ y sus lectores.
5. La competencia literaria y el corpus escolar.
6. Autores argentinos y la LIJ. Experiencias.
7. La LIJ, los clásicos y el séptimo arte.
8. Revisión crítica de repertorios, programas, centros y editoriales.
9. Ediciones: textos e imágenes.
10. La LIJ y las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
ENVÍO DE FICHA DE INSCRIPCIÓN, RESÚMENES, PONENCIAS Y CONSULTAS:
congresolij2012@yahoo.com.ar
Organización:
Presidenta Honoraria: Dra. Dolores M. Comas de Guembe
Coordinadora General: Dra. Elbia Haydée Difabio
Comité Ejecutivo: Mgter. Andrea Gazali, Dra. Hebe Beatriz Molina, Dra. Susana Tarantuviez
Mayor información: Secretaría de Extensión Universitaria, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Hall Central. Teléfono: 0261-449-4097
E-mail: extension@ffyl.uncu.edu.ar
8. Joel Rosell presenta un nuevo libro con editorial Kalandraka
Con el texto de Joel Rosell y las ilustraciones de Giuglia Frances se ha publicado el libro "El paraguas amarillo" de Editorial Kalandraka. En aquella época todos los paraguas eran negros, pardos o, si acaso, de color azul de Prusia o verde oscuro. Así que, cuando apareció en la fábrica aquel paraguas amarillo, todo el mundo se quedó frío. Un paraguas de semejante color no estaba en los planes, ni en los catálogos, ni en los pedidos...
En una ciudad gris y con gente gris, el operario de una fábrica de paraguas comete la osadía de saltarse las normas establecidas y fabricar un paraguas amarillo pese a que lo que se lleva son los paraguas de color negro, marrón, verde y azul oscuro. El relato de Joel Franz Rosell reivindica, pues, la libertad y la creatividad frente a la rutina y las convenciones impuestas.(Contratapa)
9. Ganadores del XX Edición del Premio EDEBÉ de Literatura Infantil y Juvenil
Los autores españoles Fernando Lalana (Zaragoza, 1958), con Parque Muerte, y César Mallorquí (Barcelona, 1953), con La isla de Bowen, son los ganadores de la XX edición del Premio EDEBÉ de Literatura Infantil y Juvenil.
10. Ganadores de la IX Edición del Premio Anaya de Literatura Infantil
La escritora española Blanca Álvarez (Asturias) es la ganadora de la IX edición del Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, dedicado este año al ámbito infantil, con la obra titulada Aún te quedan ratones por cazar, obra ambientada en Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
Estos son los libros que nos han enviado autores, librerías o editoriales. Enviamos la información correspondiente a cada uno, para que los lectores sepan que ya forman parte de la biblioteca de la Academia. Algunos tienen mayor información en nuestra página web (www.ablij.com).
Novedad!
El rastro de la serpiente. Laura Escudero (autora). El Barco de Vapor, serie roja. Ediciones SM. Buenos Aires, 2011. Narra la historia de un grupo de indígenas, ubicados en los alrededores de La Rioja, dedicados a cazar serpientes. El protagonista es un indígena adolescente que, al no retornar los adultos a la comunidad, tiene que quedarse a cargo del grupo de niños.
Mamire. Víctor Carvajal (autor). Eduardo Osorio (Ilustraciones). Alfaguara Infantil. Editorial Santillana. Santiago, 1996. Mamire es el único niño indígena que se ha quedado en el pueblo rodeado de ancianos, pues sus padres se han negado a emigrar a la ciudad. Por lo tanto, es el único alumno de la escuela que el maestro acepta por no cerrarla y quedarse sin trabajo.
La bayeta roja. Ana Carlota González (autora). Bladimir Trejo (Ilustraciones). Libro de regalo en la 5a Maratón del Cuento en Quito, 2011. Cuenta la tierna historia de Azucena, una niña salasaca, que vive en la provincia de Tungurahua, en la parte central del Ecuador. Es la relación de la nieta con su abuela desde que ella nace y todo lo que la anciana le enseña sobre su cultura, volviendo nuevamente a la sabiduría ancestral.
La historia de Manu. Ana María del Río (autor). Carmen Cardemil (Ilustraciones). Alfaguara Infantil. Santiago, 2004. Cuenta la vida de una niña aymara que vive en el altiplano chileno cuidando sus llamas. Manú viaja montada en el lomo de su amigo cóndor para asistir a la escuela de la ciudad. Allí solo encuentra burlas y discriminación, pues ella no habla castellano ni sabe escribir.
El insólito viaje de Jemmy Button. Ana María Pavez y Olaya Sanfuentes (Autoras). Isabel Hojas (Ilustraciones). Ed. Amanuta. Santiago, 2008. Un relato histórico contextualizado a principios del siglo XIX, durante la época victoriana y los viajes en barco hacia el continente americano. El capitán inglés Robert Fitz-Roy en su viaje de vuelta a Inglaterra lleva consigo a cuatro indígenas de la zona de Tierra de Fuego, entre ellos al que bautizan con el nombre de Jemmy Button.
Una consulta por favor: quisiera saber con quién debo tener contacto para hacer uso de los cuentos de Oscar Alfaro, es para una publicación.
Roxana Arias
Roxana: intentamos comunicarnos con usted, pero las veces que enviamos la respuesta el mail nos rebotó. La encargada de los libros de Oscar Alfaro es su esposa Doña Fanny de Alfaro. Puede comunicarse nuevamente con nosotros para que le facilitemos su número telefónico.
Isabel Mesa (Academia Boliviana de LIJ)
Número: 34
Fecha: Enero ,2012