Robinson Crusoe es uno de los clásicos universales más importantes en el que se ha reconocido un gran potencial educativo. No por nada lo recomendaba Rousseau a su Emile, y Taine lo reconocía como el “arquetipo de la raza inglesa, pasional aunque razonable, conquistadora y colonizadora, práctica e inventiva, de una religiosidad que aspira a la vivencia personal de Dios” . Pero lo que realmente importa en la obra es el tema de la formación de un hombre, de un hombre universal.
Robinson Crusoe es el hombre solo, el reflejo de la soledad humana. Es el náufrago que lucha para subsistir pero también para ser. Es un personaje capaz de dominar y adueñarse de su entorno en un esfuerzo puesto día a día durante 28 años sin abandonar la tenacidad y la constancia. Su autor, el inglés Daniel Defoe, enfrenta a su personaje con una verdad esencial: la trágica soledad de la existencia. Y sin haber sido pensada en su origen para los jóvenes, el tema ha suscitado gran interés entre los adolescentes que se identifican con el personaje porque viven intensamente una lucha interna llena de cuestionamientos, una lucha que se debate entre la soledad y la compañía y que, al igual que Robinson, busca poder ser. Esa soledad es la que estimula la conciencia de Robinson y le da un gran valor a su vida que agradece cada día como un regalo ante el peligro y la inseguridad de su permanencia en la isla.
Es para muchos, la representación positiva del hombre que surge con el modernismo. Es una representación del despertar de la conciencia individual que aparece con el capitalismo industrial y la extensión del protestantismo. Según otros, se trata de un representante de la burguesía inglesa y un colonizador a escala reducida. Para unos cuantos es el hombre religioso que asume cada instante de su vida como un signo de la voluntad de Dios de salvarlo o condenarlo .
Cualquiera que haya sido la idea de Defoe sobre su personaje, Robinson Crusoe fue el libro que lo colocó como uno de los grandes narradores de aventuras habiendo creado a un personaje universal difícil de olvidar. A partir de su lectura han surgido infinitas ediciones, versiones y adaptaciones, películas e incluso videojuegos. Pero este trabajo de investigación no apunta a lo que ocurrió después de la publicación de la novela Robinson Crusoe, sino a lo que ocurrió antes de ella.
Los estudiosos de la obra de Daniel Defoe han citado varias fuentes en las que el autor inglés pudo haberse inspirado para escribir Robinson Crusoe. (1719). Una de ellas, quizás con la que la mayoría concuerda como fuente de inspiración, es la historia real del marinero escocés Alexander Selkirk quien a los 19 años se alistó como pirata legal del reino para hacer fortuna en el mar. Cinco años después sería el primer oficial del “Cinque Ports”, una nave cuya expedición no tuvo éxito. Dado el mal carácter de Selkirk, el capitán y la tripulación de “Cinque Ports” lo abandonó en 1704 en una isla del archipiélago Juan Fernández del Pacífico del Sur, a 700 kilómetros de las costas de Chile. Estuvo en la isla durante cuatro años y cuatro meses. Durante ese tiempo pasaron un par de barcos españoles cerca de la isla, pero su nacionalidad le impidió pedir ayuda al entonces principal enemigo de la corona inglesa. En 1709, lo recogió el capitán Wooden Rogers durante una parada casual en la isla. Se publicaron tres relatos de su aventura solitaria, el último en 1713, que, probablemente y a juicio de los académicos, fueron leídos por Defoe o al menos conocidos a través de la voz popular.
Existen muchísimas obras sobre el estudio de comparación entre los manuscritos de Selkirk y el Robinson Crusoe de Defoe. Sin embargo, aún pudiendo haber leído Defoe estos escritos y tomado algunas ideas para crear su novela, existe otra obra anterior que inspiró a Defoe y de la que muy poco se ha hablado.
Hacia 1590, el Inca Garcilaso de la Vega, cronista del siglo XVI, da a conocer en su Primera Parte de los Comentarios Reales, en el capítulo VIII, el relato del naufragio de un conquistador español de nombre Pedro Serrano. Garcilaso lo incluyó en sus narraciones porque era imprescindible en el origen de los nombres que fueron adquiriendo algunas de las islas y ciudades de América. Y dice el cronista: La isla Serrana, que está en el viaje de Cartagena a la Habana, se llamó así por un español llamado Pedro Serrano, cuyo navío se perdió cerca de ella, y él solo escapó nadando, que era grandísimo nadador, y llegó a aquella isla, que es despoblada, inhabitable, sin agua ni leña, donde vivió siete años con industria y buena maña que tuvo, para tener leña y agua, y sacar fuego (es un caso historial de grande admiración, quizá lo diremos en otra parte) de cuyo nombre llamaron la Serrana aquella isla, y Serranilla a otra que está cerca de ella, por diferenciar la una de la otra. La isla Serrana, entonces, está ubicada en la zona del Caribe, entre Cartagena y la Habana. Más adelante, en el mismo capítulo, Garcilaso cumple con su promesa y da a conocer el relato completo del naufragio de Pedro Serrano en el que describe cómo el navío del conquistador naufraga entre un conjunto de islas centroamericanas y cómo en una de ellas Serrano se las ingenia para sobrevivir durante siete años. Después de tres años de soledad, descubre a otro hombre con el cual convive durante cuatro años más hasta su rescate.
Después de leer la historia del naufragio de Pedro Serrano, uno no puede más que sorprenderse de las coincidencias que tiene con la novela de Daniel Defoe. No se trata de contradecir a los estudiosos de la literatura de Defoe, porque es muy probable que el gran novelista conociera los escritos del marinero escocés Alexander Selkirk. John Howall en su libro “The Life and Adventures of Alexander Sellkirk” lo afirma de esta manera: No debe quedar duda de que Daniel Defoe haya leído el relato de Selkirk en el segundo volumen escrito por Edward Cook (pues Selkirk nunca escribió él mismo su relato sino que lo entregó a otros para que lo escribieran) y es gracias a Cook que surge Robinson Crusoe . Sin embargo, se puede asegurar que el autor inglés también leyó el relato de Garcilaso de la Vega. ¿Cómo conoció Daniel Defoe el relato de Pedro Serrano? Durante el siglo XVII, el libro americano más importante en Europa, gracias al intenso comercio existente entre ambos continentes, fue la crónica de Garcilaso de la Vega leída por muchos intelectuales europeos y que contaba en ese momento con muchas traducciones. Defoe pudo haberla leído en inglés, traducción que se realizó en 1687 .
Si revisamos la biografía de Daniel Defoe, sabemos que estuvo en Inglaterra hasta 1692 cuando fue detenido por no haber pagado una cifra aproximada de 700£, aunque sus deudas ascendían a mucho más dinero. Una vez puesto en libertad, viajó probablemente por Europa y Escocia y es muy posible que durante ese periodo comerciara con vino en las ciudades de Cádiz, Oporto y Lisboa. Alrededor de 1695 regresó a Inglaterra y en 1696 comenzó con una empresa de tejas y ladrillos en Tilbury, Essex .
La crónica de Garcilaso de la Vega, según Carmelo Saenz de Santa María, autor de la nota preliminar de la Primera Parte de los Comentarios Reales de los Incas, afirma que en la elaboración de esta historia existe una etapa preliminar de planes y proyectos, un periodo de recolección de datos y lectura de crónicas que ubica entre los años 1590 y 1595 con una primera redacción provisional, y una redacción definitiva que data entre los años de 1600 y 1605 . De las traducciones que se hicieron en distintos idiomas, la traducción al inglés, lengua nativa de Defoe, data de 1687. Lo que significa que la obra de Garcilaso pudo haber estado circulando en Inglaterra entre 1690 y 1700. Estamos hablando de varios años antes de que se publicaran los escritos de Selkirk cuyo abandono en la isla es de 1704 y la publicación de su historia es de 1713. Robinson Crusoe fue escrita en 1719. Por lo tanto, existe una gran posibilidad de que Defoe conociera ambos escritos.
Emilio Pascual, crítico de la literatura de Defoe, en el apéndice de Robinson Crusoe de Editorial Anaya hace dos acotaciones sobre el tema y dice: Es probable que el origen próximo de la obra (Robinson Crusoe) estuviera en una literatura popular de la época, como eran los libros de viajes y aventuras, las relaciones de descubrimientos o los diarios de a bordo. Pascual asume como posibilidad que las relaciones de descubrimientos, como la de Garcilaso, podrían haberle dado ideas a Defoe para su novela. Y cuando Pascual compara el carácter ingenioso de Crusoe con otros personajes de naufragios afirma: Crusoe está mucho menos derrotado que... aquel Pedro Serrano del Inca Garcilaso, que también gritó ¡Soy cristiano! por miedo a que lo confundieran con una bestia feroz , cita equivocada, pues cuando Pedro Serrano encuentra a otra persona en la isla donde él había vivido solo durante tanto tiempo, el que grita Soy cristiano como vos, no es Serrano, sino aquel extraño visitante. Este comentario de un analista literario implica que algunos estudiosos sí tienen conocimiento sobre la aventura del conquistador español, pero que posiblemente no la conozcan en su versión original y, por lo tanto, no le han dado la dimensión que merece en su relación con la novela de Defoe.
El lector se preguntará entonces, ¿qué relación tiene todo esto con la literatura infantil boliviana? En 1996, entre los títulos seleccionados para las bibliotecas de aula de primaria, la Reforma Educativa Boliviana publicó el libro “Pedro Serrano”. Se trata de la historia del conquistador español recontada por el autor Roberto Laserna quien la dio a conocer en primera instancia a través de un programa infantil en una emisora de radio de Cochabamba. Años después, Laserna decidió publicarla en una adaptación destinada a niños a partir de los ocho años, publicación que avaló la Reforma Educativa en su primera selección de bibliotecas de aula. Lo más probable es que ni padres ni maestros le hayan dado la importancia que este relato merece si no se conoce el origen del mismo y la relación que existe entre Robinson Crusoe y la historia del conquistador español.
A continuación, este trabajo utilizará la trilogía Robinson Crusoe de Daniel Defoe, Pedro Serrano de Gacilaso de la Vega y Pedro Serrano de Roberto Laserna con la finalidad de demostrar las coincidencias entre la historia del cronista y la novela de Defoe. Para ello, se hará una descripción del libro de Laserna y a medida que se comenten los capítulos que la forman, se apelará a los textos originales del relato de Pedro Serrano en la crónica de Garcilaso de la Vega para lograr las coincidencias con la novela de Daniel Defoe.
La adaptación que hace Roberto Laserna de la historia de Pedro Serrano es una publicación de 28 páginas, con ilustraciones a todo color y escrita en siete capítulos cortos que Laserna divide a criterio, pues la aventura original no está narrada por capítulos. En la última página, el mismo autor realiza la siguiente consideración:
Aunque a momentos hemos respetado el estilo del Inca Garcilaso, la presente versión no puede considerarse tan sólo como una mera transcripción de lenguaje, pues hemos actuado con la suficiente libertad como para modificar incluso algunos contenidos . No es usual que las crónicas se lleven a la literatura infantil y cuando se le hizo esta interrogante a Roberto Laserna, el autor respondió: Durante un año fui libretista de un programa de radio (Ciclo Cultural Portales), que incluía una vez a la semana una historia novelada para niños. Allí se difundió por primera vez Pedro Serrano, con la intención de motivar a una lectura mas casual y lúdica o gozosa de los “Comentarios Reales” del Inca Garcilaso .
Sin duda, el título del libro de Laserna no le dice nada al lector porque el nombre de Pedro Serrano no le es familiar. Sin embargo, la ilustración de la tapa da una mayor información. Introduce la idea de una aventura, de un naufragio y de la época dando paso a una narración de estructura simple en la que el narrador utiliza una voz ulterior que explica una historia del pasado en tercera persona, en un orden temporal que mantiene la cronología lineal focalizada en el protagonista. Es un relato que apela a conocimientos culturales históricos previos como es la conquista de América que crea un contexto narrativo próximo al lector.
No tiene descripciones largas, sino una rapidez argumental sin diálogos (únicamente los utiliza cuando Pedro se encuentra con su compañero en la isla), que relata todos los pasos de Serrano para adecuarse a la isla y a su nueva vida. Por lo tanto es una obra con mucha acción y poca literatura, probablemente debido a la edad del destinatario. Es importante rescatar el uso del lenguaje. El autor hizo un relato fiel de la historia original (salvo el capítulo introductorio y el final) en un lenguaje actual y comprensible para los pequeños; sin embargo, dejó el estilo del cronista en los títulos de los capítulos que nos recuerdan a los comienzos de las crónicas: Causa y manera en que Pedro Serrano llegó a la isla (Capítulo I) o Donde se cuenta cómo pelearon Pedro y el otro (Capítulo VI).
El primer capítulo de la obra es una pequeña introducción que no tiene nada que ver con el relato original. La primera parte sitúa al lector en “una época pasada” con el consabido Hace mucho tiempo... y le explica de manera muy simple cómo eran los barcos de antes no tenían motor y se movían por impulso del viento...construidos con maderas, se rompían fácilmente cuando el mar se enfurecía . Posteriormente el autor imagina cómo sucedió el naufragio: era una zona peligrosa y desconocida, y el barco se partió hundiéndose en el mar... Pedro Serrano fue el único español con suerte, pues logró agarrarse de una tabla... vio a lo lejos una isla pequeñita... su alegría le impulsó a seguir nadando y pronto estuvo en la isla . Recordemos que Garcilaso destaca en su crónica que Pedro Serrano era un gran nadador.
En este capítulo, es importante hacer hincapié sobre algunas opiniones del narrador sumamente sesgadas en relación a la imagen de los conquistadores y que me animo a subrayar como una crítica a la obra respecto a lo que se debe y no se debe incluir en una obra para niños. Y ocurrió que una noche el mar se enfureció, tal vez queriendo impedir que esos hombres llegaran a nuestras costas a robar, matar y esclavizar a los indios, y agitó sus aguas violentamente . Se trata de un narrador que comenta la valoración que le merecen los conquistadores y el efecto emotivo que le provocan, alusiones que obedecen al propósito de influir en el criterio del niño. Omite la idea de que son los niños los que a través de las lecturas deben llegar a criterios, conceptos y conclusiones propios sin echar mano a estereotipos que se han ido formando a través de distintas interpretaciones de la historia, sobre todo en las escuelas.
El final del primer capítulo comienza recién con el relato original de Garcilaso. Si bien Roberto Laserna cambia el lenguaje del cronista por un lenguaje sencillo y comprensible para los niños, por cuestiones de comparación con la obra de Defoe, este trabajo utilizará el lenguaje original de la crónica, pero manteniendo la estructura del cuento de Laserna. Así comienza la historia. Llegando a la isla no halló en ella agua ni leña, ni aun yerba que poder pacer, ni otra cosa alguna con que entretener la vida . Así pasó la primera noche, (Pedro Serrano), llorando su desventura, tan afligido como se puede imaginar un hombre puesto en tal extremo , al igual que Crusoe que mientras anochecía (en su primer día en la isla), con el corazón oprimido por la angustia, comenzó a reflexionar sobre la suerte que le esperaría .
Para atrapar a sus lectores, al finalizar cada capítulo, Laserna coloca frases de intriga que fuerzan al niño a continuar leyendo para dar respuesta a las interrogantes. En este caso la frase de cierre dice: Pedro desconsolado lloró su suerte durante toda la noche. ¿Moriría de hambre y de sed?
En el capítulo II el protagonista recorre la isla, tal como lo hizo Crusoe, y empieza a ingeniárselas para alimentarse. Recurre a la lluvia para obtener agua, caza moluscos y tortugas en cuyos caparazones almacena el agua. Todo esto con la única herramienta a mano que tenía Serrano: ... y sacando un cuchillo, que de ordinario solía traer en la cinta, que fue el medio para escapar de la muerte, la degolló y bebió la sangre en lugar de agua . Cuando Robinson llegó a la isla, al igual que Serrano, contaba con su cuchillo como única arma: En suma, sólo contaba con mi cuchillo, una pipa y un poco de tabaco en una caja” . Curiosamente, Robinson también encuentra tortugas en su isla (Día 16 y 17 del diario): Al bajar a la playa encontré una gran tortuga. Era la primera que veía ... como pude comprobar más tarde me hubiese bastado ir a la costa opuesta de la isla para encontrar centenares de ellas... Empleé el día en cocinar la tortuga. Dentro de ella encontré sesenta huevos y su carne me resultó lo más sabroso y agradable que había probado en mi vida. Es importante acotar que en la isla de Juan Fernández no existen los reptiles, por lo tanto la idea de las tortugas no fue tomada del relato de Selkirk, sino del de Garcilaso .
El tercer capítulo cuenta cómo Pedro sintió la necesidad de hacer fuego. Buscó un par de guijarros que le sirviesen de pedernal y quebrando los unos con los otros para que tuviesen esquinas donde dar con el cuchillo sacó fuego y deshilachó una camisa que sirviera de algodón carmenado como yesca . Crusoe, en cambio, hizo una mecha de estopa, cebándola con grasa de cabra para hacer una lámpara que pudiera iluminar sus noches. Además, sufría de una gran falta de luz. Por lo cual, tan pronto como anochecía... me veía en la obligación de acostarme. Recordaba aquel trozo de cera con el que había hecho unas velas en mi aventura africana; pero ahora no tenía nada parecido. El único recurso que me quedaba era conservar el sebo de las cabras cuando mataba alguna, y hacerme una lámpara con un pequeño plato de arcilla, que cociné al sol, y al que agregué una mecha de estopa. En realidad, la “yesca” de Pedro Serrano y la “estopa” de Robinson, ambas se refieren a pedazos de tela seca ideales para encender la llama.
Tanto Pedro Serrano como Robinson intentaban mantener viva la llama de alguna manera para no perderla ...Y para que los aguaceros no se lo apagasen (a Pedro Serrano) hizo una choza de las mayores conchas que tenía de las tortugas que había muerto, y con grandísima vigilancia cebaba el fuego porque no se le fuese de las manos . Robinson lograba un montón de carbones encendidos y con estos rodeaba la vasija de barro para mantener y avivar el calor.
En el capítulo IV se describe la soledad de Pedro después de tres años sin que nadie lo rescatara, sentimiento recurrente en las reflexiones de Robinson. Con este trabajo y cuidado vivió (Pedro Serrano) tres años, y en este tiempo vio pasar algunos navíos; mas aunque él hacia su ahumada, que en la mar es señal de gente perdida, no echaban de ver en ella, o por el temor de los bajíos no osaban llegar donde él estaba y se pasaban de largo. De lo cual Pedro Serrano quedaba tan desconsolado, que tomara por partido el morirse y acabar ya. Así Robinson después de unos cuantos años en la isla reflexiona: ...al meditar acerca de mi situación, comprendí que había sido arrojado en un sitio espantoso, fuera del alcance de la humanidad, sin esperanza de consuelo o perspectivas de redención. Recordemos que Robinson también divisa varios barcos que pudiendo ser su salvación, nunca se acercan a la isla Fue hacia mediados de mayo, creo que el día 16, según me indicó mi pobre almanaque de madera... vi algo en el mar, a una gran distancia, situado precisamente al este de la isla... deduje entonces que se trataba de un barco anclado... y para mi desconsuelo, pude ver claramente el naufragio de un barco, arrojado durante la noche contra aquellas rocas
El clima en la isla era de extremos. Crusoe cuenta cómo llovía durante días y luego describe grandes calores y nada de brisa. El conquistador español se queja de que la región era muy lluviosa y luego describe un sol con un calor que fatigaba mucho porque no tenía ropa con que defenderse . Finalmente, la ropa de Pedro se pudrió debido a la humedad y el calor, y la de Robinson comenzaba a decaer notablemente que al cabo de un tiempo se quedó sin lienzo . Con el tiempo, el rostro de Crusoe parecía el de un hombre que tenía el menor cuidado de si... se dejó crecer la barba hasta que llegó a un cuarto de yarda de largo . A Pedro, con las inclemencias del cielo le creció el vello de todo el cuerpo tan excesivamente que parecía pellejo de animal... el cabello y la barba le pasaban de la cinta .
En los capítulos V y VI la situación de Pedro Serrano cambia, pues al cabo de tres años el conquistador vio a un hombre en su isla. Volviendo a la historia del marino escocés Alexander Selkirk, John Howall en su libro The life and adventures of Alexander Selkirk, publicado en 1829, cita en la introducción que El romance que nace con Robinson Crusoe, fue gracias a la idea que, sin duda, fue concebida por aquella circunstancia singular de que Selkirk había vivido en una isla deshabitada y solitaria como la de Juan Fernández . Luego vuelve a insistir citando un libro de Cook. “En el primer volumen de Cook hay una mención hecha por un tal Alexander Selkirk quien fue abandonado en una isla. Allí estuvo durante cuatro años y cuatro meses sin contacto con ningún ser humano . Estas dos citas sobre la historia de Selkirk afirman con claridad que el escocés en ningún momento encontró a otra persona en la isla de Juan Fernández. Este dato nos da a entender que la idea del Viernes de Robinson Crusoe no pudo ser tomada de la historia del marino, pero sí está presente en el relato de Garcilaso de la Vega.
Cuando Pedro encontró a este otro personaje, Garcilaso afirma que Pedro Serrano Le dio de comer y beber de lo que tenía y acomodaron su vida repartiendo las horas del día y de la noche en sus menesteres . Robinson hizo exactamente lo mismo con Viernes. Le ofreció un pan y un racimo de pasas para que comiese y un poco de agua . Robinson estaba encantado con él y se puso a enseñarle todo aquello que contribuiría a hacerlo útil, diestro y provechoso . Otra coincidencia con Robinson Crusoe está en el tiempo que ambos pasan con sus compañeros. Garcilaso afirma que Pedro Serrano había vivido en la isla durante siete años y nos cuenta: Al cabo de los tres años, una tarde sin pensarlo, vio Pedro Serrano un hombre en su isla . Esto significa que Serrano vivió acompañado durante los últimos cuatro años. Robinson estuvo en la isla durante 28 años, pero casualmente vivió acompañado solamente en los últimos tres años Entonces me dijo algunas palabras que no pude comprender, pero que me resultaron muy dulces, ya que era el primer sonido de voz humana, exceptuando la mía, que había oído en más de veinticinco años . Una expresión que surge en ambos relatos muy coincidente es cuando Pedro encuentra al visitante en su isla. Ambos se asustaron tanto que cada uno huyó del otro, hasta que el visitante le dijo: No huyáis, hermano, de mí, que soy cristiano como vos . De igual manera Robinson le preguntó a aquel navegante que tenían atado los indígenas qué era y él respondió Christianus... Espagniole .
En el capítulo final de Serrano, los dos compañeros son rescatados de la isla y transportados a España. El amigo de Pedro muere en el viaje y cuando Pedro llega a Europa recorre muchas ciudades contando su aventura. Afirma Garcilaso que Serrano fue contando su historia y ganando dinero de la misma, y que llevándose el dinero para disfrutarlo murió en Panamá. Laserna corrobora el final, pero nuevamente el narrador utiliza el comentario libre en el que presupone que la muerte de Pedro Serrano fue por la tristeza viendo cómo los hombres peleaban por la riqueza en América, cómo unos hombres esclavizaban a otros, cómo unos hombres olvidaban que lo eran .
¿Cuán importante puede ser el relato de Pedro Serrano para nuestros niños? Para el niño entre los ocho y diez años la historia de Pedro Serrano es fascinante. Se trata de un relato sorprendente con todos los elementos de la aventura de Robinson Crusoe, aunque sin el proceso interno de formación y maduración revelado a través de las reflexiones del protagonista, ni las descripciones tan detalladas de sus actividades en la isla poco adecuadas para un niño. Sin embargo, los pequeños lectores no dejan de vivir la aventura y el riesgo para luego pasar a una reflexión introspectiva si se los pone en las mismas situaciones de conflicto. El ingenio de Pedro Serrano para sobrevivir es incluso más sorprendente en muchas ocasiones que el de Crusoe, sabiendo que no cuenta más que con un cuchillo. Serrano no tuvo la misma suerte de Robinson de poder echar mano de los objetos de dos barcos que encallaron en la isla. ¿Cuál sería la respuesta de los niños si tuvieran que prescindir de todo lo imprescindible en una isla? ¿Qué podrían hacer teniendo solamente un cuchillo como herramienta? Posiblemente caerían recién en cuenta de cuáles son los objetos que el hombre necesita en su vida diaria y lo difícil que sería vivir sin ellos, pero sobre todo pondrían en marcha su creatividad en favor de la supervivencia.
Otro tema interesante para tratar es sin duda el sentimiento de la soledad. El niño de ocho o nueve años, por lo general, no experimenta esta sensación. Está en la edad del juego, de las tareas, rodeado de la familia y cuando se queda solo en casa acude al televisor. Por lo tanto, es necesario explicar este sentimiento para que comprenda lo que significaron tres años sin una relación y sin poder conversar con alguien en la isla. De pronto, cuando aparece otro ser humano, tampoco le es fácil a Pedro compartir. El análisis de la convivencia en la isla y de las peleas entre los dos amigos es imprescindible, sobre todo porque Serrano y Robinson se creen propietarios del lugar y con el poder de subyugar al otro.
Un tercer espacio de reflexión importante es la vuelta a la civilización de los naúfragos después de siete años. ¿Cómo habría sido ese viaje por Europa de Pedro Serrano contando su aventura y viviendo de esos relatos? ¿Los habrá exagerado, corregido, aumentado? ¿Cómo se habría sentido siendo él mismo parte de un espectáculo? Finalmente, está el análisis del idioma. Si fuera posible contar con un fragmento del relato original de Garcilaso para leerlo a los niños y que hagan una distinción entre el castellano de esa época y el actual, enriquecería mucho el conocimiento y la reflexión sobre el uso y la evolución de la lengua.
Para Bolivia y Perú, que la historia de Pedro Serrano esté plasmada en un libro infantil es importante porque los niños tienen la oportunidad de estar frente a una crónica del siglo XVI. Además, ésta es una narración que forma parte de la historia de la conquista española sobre América y un referente importante en cuanto a su relación con la novela de Defoe. De esa manera “Pedro Serrano” se convierte en una puerta abierta, una invitación para los niños a leer más adelante las aventuras de “Robinson Crusoe”. Ya adolescentes lo harán con mayor interés que otros jóvenes, porque como afirma Teresa Colomer, este tipo de libros que provienen de lo histórico formarán parte de los conocimientos culturales previos que solo los lectores en posesión de ese bagaje descubrirán para extraer de ello un placer añadido” .
Este trabajo de investigación no intenta de ninguna manera quitarle a Robinson Crusoe el mérito de ser una novela extraordinaria, una novela tan cercana, tan eficaz tan literaria y por ello tan vigente. El mismo John Howall afirma que la idea de Robinson Crusoe fue sin duda sugerida por la permanencia de Selkirk en la isla, pero los incidentes, detalles y descripciones de esa maravillosa ficción pertenecen a Defoe y así lo entiendo. Sin embargo, es grato saber que una obra universal de origen inglés también ha sido inspirada por el relato sencillo del naufragio de un conquistador español contado por un cronista del siglo XVI que perteneció al virreinato del Perú.
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Autor: Isabel Mesa Gisbert
Publicado en: Revista Cultural del Banco Central de Bolivia. año XII, No 54 (Septiembre-Octubre, 2008)
Fecha: 11 Junio, 2008