El girasol la noche
Isabel Mesa
Es para mí una satisfacción presentar el segundo libro de Carla María Berdegué, “El girasol y la noche”. Creo que la literatura infantil boliviana necesita, precisamente, de autores que se animen a incursionar en ella para darle un nuevo impulso impregnado de una visión actualizada de acuerdo a las exigencias de los niños de hoy.
La literatura infantil boliviana ha dado un giro importante en los últimos años, sobre todo en cuanto a la temática y su forma de llegar al destinatario. Los escritores han dejado de subestimar a los lectores y han comenzado a comunicarse con ellos de igual a igual, viéndolos como personas y no como “personitas”. Además, en los últimos años, ha surgido en Bolivia algo que complementa a esta modernidad literaria: el gusto por hacer libros atractivos, en los que no solamente el texto es importante sino también las ilustraciones y el cuidado de una bella edición.
Este es el caso de “El girasol y la noche”, cuento inspirado en la canción del español Luis Eduardo Aute, como comentó Carla María en una entrevista hace pocos días atrás. Me gustaría recordar alguna estrofa de esta canción:
Pero yo que no pretendo
fortalezas ni fortuna,
sólo un sueño soñaría...
entre un mar de girasoles
buscaría un Giraluna
que velara y desvelara
cada noche la otra cara
de la luna...
De esa manera, Carla María nos cuenta la historia de Gira, un girasol “pequeño y muy brillante” que se entera que durante la noche, mientras los girasoles duermen, pasan cosas misteriosas. Pero Gira, al igual que muchos niños, no puede con su curiosidad, y pese a que muchos de sus compañeros le han dicho que “la noche es muy peligrosa”, que si “abre sus pétalos durante la noche, la luz blanca y fría los congelará para siempre”, Gira decide quedarse despierto porque quiere conocer la noche y todo lo que la rodea; sobre todo a la luna. Y, a pesar de que sentía mucho miedo, él persiste en su idea de saber cómo es la luna y qué más hay en la noche.
Con un lenguaje sencillo, pero al mismo tiempo cabal, la autora toca la temática del miedo a la oscuridad que es un tema recurrente en los niños pequeños. Gira es un girasol valiente, pero a la hora de enfrentar la noche “Le palpitaba el corazón, estaba muy nervioso… y a la vez tenía mucho miedo”. Sin embargo, esa primera noche tan larga no evita sus ansias de conocer y saber más. Así, estoy segura que el pequeño lector se identificará con el protagonista, porque los niños quieren y necesitan ser valientes y curiosos para enfrentar su mundo nocturno.
La autora tampoco tiene reparos en mostrarle al lector el mundo tal cual es. No inventa un mundo feliz, sino real.
“Anoche vi que el señor Búho persiguió ferozmente a tu hermano” comentan los ratones. “Se salvó gracias a una bandada de murciélagos que atravesaron el cielo, justo en el momento en que el señor Búho lo iba a atrapar”.
Es la ley de la vida, la cadena ecológica. Los niños deben conocerla y los cuentos deben hablar de ella, como lo hace nuestra autora, con la verdad. Pese a que Gira no entendía bien de qué hablaban los ratones y como al preguntar, sus compañeros no sabían decirle la verdad porque no la conocían, Gira decide investigar por sí mismo. Los niños, al igual que Gira, necesitan saber la verdad y a lo que se enfrentan.
Una frase maravillosa que encontré en esta historia es: La noche es “menos peligrosa de lo que parece, simplemente tienes que estar atento a todo” le explicó a Gira un ratoncito. Y esta frase se adecua precisamente a la vida misma y a lo que los niños deben saber de ella; pues ésta “es menos peligrosa de lo que parece, pero tenemos que estar atentos a todo”.
“El girasol y la noche” es un libro que presenta un solo cuento y que desafía a algunos padres y maestros que todavía piensan que invertir en una sola historia no amerita el gasto. Sin embargo, no se dan cuenta el disfrute de un niño ante un libro ilustrado, en este caso con ilustraciones de Ninón Gamarra, de página entera y a todo color, que eleva texto e ilustración al sitial del buen gusto y a saber que la buena literatura no tiene una enseñanza, que la buena literatura carece de una moraleja, que simplemente es literatura.
Autor: Isabel Mesa Gisbert
Publicación: Presentación del libro en la II Feria de Literatura Infantil de La Paz (abril, 2013)