Velia Calvimontes es una de las escritoras con mayor producción en el país, sobrepasando los 45 títulos dedicados a la literatura infantil. La escritora cochabambina comenzó a producir en la década de los 80 y, si bien tiene algunos libros de poesía y alguna que otra novela, su fuerte es sin duda el cuento.
Uno de los cuentos mejor logrados de la autora es, sin duda, El niño de la Pérgola. Es un cuento que extrañamente sale del ámbito infantil en el que trabaja Velia para ingresar al campo juvenil en el que ha incurrido pocas veces. Por otro lado, la temática que propone El niño de la Pérgola no es usual en la literatura juvenil boliviana que siempre ha tenido un tinte conservador. Me refiero al tema del aborto, la muerte y la locura mental.
El padre de Ricardo decide abrir un nuevo negocio en la capital y vender todo lo que tiene en Cochabamba. Entre sus bienes le queda como herencia una hacienda en las afueras adonde se dirige con su esposa y sus tres hijos para ofrecerla en venta. Ricardo, el protagonista de trece años, elige una habitación que queda frente a una pérgola. Durante la noche, Ricardo escucha lamentos y gritos que le hacen sentir miedo, pero al mismo tiempo curiosidad. La empleada Anselma, que vive en la hacienda hace años, le cuenta el origen de los lamentos.
Durante uno de los viajes del tío abuelo Francisco, dueño de la hacienda, la esposa tuvo amoríos con otro hacendado, quedó embarazada y abortó. El marido nunca se enteró del asunto, pero ella murió de la pena. Durante las noches, el alma del niño que nunca nació todavía deambula por la pérgola.
Ricardo queda afectado con la historia que le cuenta Anselma y llega a enfermar al sentir la presencia de un bulto blanco que lo persigue por la noches y que es un misterio que solo él puede resolver.
Es un cuento que refleja todas las historias que se contaban al atardecer sobre almas y aparecidos tan típicas de las haciendas en la zona rural. Se muestra sobre todo la vida de los afincados, aquellas empleadas que se mantienen por años con las familias y que son tan fieles a sus patrones en toda circunstancia.
Es una historia que no hace énfasis en el tema del aborto en sí, sino que lo utiliza para presentar la posterior enfermedad mental de la tía María José y el poco conocimiento de la época sobre este tipo de enfermedades. Ambos temas, aborto y desequilibrio mental, se encuentran sumidos en el misterio de una familia de hacendados que tapa sus miserias y las calla durante años para mantener a los demás miembros incorruptibles.
El niño de la Pérgola es un cuento muy bien logrado porque mantiene el suspenso a lo largo de toda la historia.
“Los sollozos de la noche anterior se repetían, sólo que parecían más próximos, noté que empecé a sudar frío, me castañeteaban los dientes y permanecí temblando como con ataque de paludismo por largo rato, me cubrí la cabeza y tapé los oídos pues los lamentos eran lacerantes…”
Tiene una muy buena ambientación de la época, que el lector puede ubicar a fines del siglo XIX o principios del XX dada la detallada descripción de la finca y de los elementos de la misma:
“Abrí un estuche largo, su interior estaba forrado de terciopelo, contenía unas plumas de metal fino con sus respectivos mangos, me gustó todo el conjunto y decidí llevármelo y lo puse en el suelo, desempolvé así mismo una base de bronce sobre la cual estaban incrustados dos tinteros de cristal, uno para tinta azul, el otro para tinta roja, las tapas de metal tenían un bello grabado, después de desempolvarlo, igualmente lo coloque junto al estuche”.
El libro está escrito en primera persona en el que el narrador es el propio Ricardo, protagonista del cuento y el hijo del hacendado. La autora utiliza un lenguaje sencillo y fácil de leer en una lectura que atrapa y que hace que el cuento se lea rápidamente.
El libro El niño de la Pérgola tiene otro cuento más que titula Una noche de plenilunio, un cuento breve de misterio.
El niño de la pérgola es un libro destinado a jóvenes lectores con un criterio formado en el que pueden comparar y analizar la vida de las familias en una época anterior a la nuestra, donde la falta de recursos y de educación confluyen en situaciones que perfectamente pueden también darse en la sociedad actual.
Autor: Isabel Mesa Gisbert
Publicación: En el libro "Los Recomendados: una década de LIteratura Infantil y Juvenil boliviana 2000-2010" de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil