EL REVÉS DEL CUENTO

Escribir para niños no es tarea fácil. Se trata de escribir desde una etapa de nuestra vida que creemos superada y desde una perspectiva en la que no existen prejuicios, ni la carga emotiva e ideológica con la que los años nos han ido transformando en personas maduras. Pero además, y esto creo es lo verdaderamente difícil, se trata de escribir desde  nuestra niñez sin perder la objetividad que nos da la madurez. El desafío que se presenta frente a la página en blanco, y ya con los temas en la cabeza es aún mayor, porque hay que encontrar al niño que llevamos adentro y contarle la historia desde nuestra propia realidad. Si tenemos en cuenta que un cuento infantil no es ensayo sobre sus potencialidades psíquicas o un desafío su inteligencia, que es simplemente dar cuenta de algo que puede entretener al niño o aburrirlo, concluiremos que si de contar se trata, hay que hacerlo bien.
En el caso de Isabel Mesa no encontramos ante una escritora que sabe contar bien y por eso sus lectores aumentan cada día. Hace poco leí que su novela Trapizonda, ya lleva vendidos más de 10.000 ejemplares, eso en Bolivia es un logro mayor. Recuerdo que supe de ella leyendo el cuento “El cinturón de Achane” que incluí en la una antología de cuentos para niños publicada en el año 2000. Desde entonces sus obras han merecido el apoyo del público. Isabel es una autora exitosa.
Ahora bien, hablemos del “El revés del cuento”, la obra que hoy nos convoca. Tengo entendido que es la séptima obra de Isabel, aparte de exitosa estamos ante una prolífica escritora. Este es un hermoso libro tanto como objeto como literatura. De entrada confieso que me divertí y aprendí muchas cosas en la misma proporción y, por eso mismo, la recomiendo también para adultos. Se trata de un cuento que incluye a otro, como en las cajitas chinas. Los protagonistas son dos hermanos mellizos, Maya y Lucas, que a lo largo del cuento se enfrentan a la manera como lo hacen todos los hermanos, aparentemente en contra el uno del otro pero al final siempre unidos. Un buen día, en el cuarto de Maya aparecen dos figuras de papel, por sus fachas parecen una princesa y un príncipe, que hace que Maya exclame: “Es como si un cuento se hubiera metido en mi habitación”. Y a partir de este hallazgo se desarrollan hermosos diálogos sobre el origen de los cuentos, Lucas explica que quienes escriben es porque algo mágico les ha sucedido alguna vez en su vida, pero sospechan que los adultos no les van a creer y lo escriben para saber que sí ocurrió, para que no se pierda en el olvido.
De ahí en adelante empieza la búsqueda del lugar de donde salieron estas figuras. Y en esta divertida búsqueda es en la que los propios niños y los adultos, como fue  mi caso, aprendemos de personajes en 3D, de sitios de cuentos para niños, de EBook, de clip art y otras cosas que deben ser parte del lenguaje cotidiano de las generaciones que han crecido con la computadora. A tiempo de divertirnos con las travesuras de los mellizos también aprendemos acerca de los clásicos autores de cuentos infantiles. A medida, pues que participamos de la búsqueda del origen de las figuras de papel vamos, junto a los niños protagonistas, armando el otro cuento. El cuento dentro del cuento: En el reverso de las figuras hay palabras que los hermanos deducen  podrían ser de un cuento y así llegamos al otro cuento de esta obra, uno de los hermanos Grimm que es recontado por Maya, dibujado por Lucas y doblemente leído por quienes van a tener la suerte, como yo la tuve, de leer este libro. Y a medida que lo recuerdo me vuelve la sensación de haber leído un hermoso cuento a la manera clásica pero con ingredientes contemporáneos.
Homero Carvalho Oliva
Mayo, 2008

Autor: Homero Carvalho

Publicación: Presentación en la Feria del Libro de Santa Cruz. Mayo, 2008

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