Alfonso Cortez
En las solapas de sus libros -además de las publicaciones, premios y logros profesionales-, se dice que Mariana Ruiz Romero es tarijeña, le gustan los arcoíris, tanto como contar estrellas y habitar mundos imaginarios. Ella considera vital la yerba mate por la mañana y prefiere escribir en pijama. Vive en La Paz, una de las muchas ciudades y regiones fascinantes de Bolivia.
Mariana es la autora de la saga más exitosa de la literatura infantil boliviana. En la pasada feria del libro de Santa Cruz de la Sierra, se presentó el noveno libro de la colección: Uma y el tesoro perdido (2021). Uma -cabeza en quechua- es el protagonista de las aventuras que se desarrollan en diferentes escenarios y rincones de este país surrealista que llamamos Bolivia. Juan, el verdadero nombre de Uma, es un niño huérfano de madre, que trabaja como ayudante de camionero y que tiene habilidades increíbles: puede hablar y entender a los animales, puede convertirse en un animal, ver a través de las personas o percibir los sentimientos de los objetos.
Como toda buena fantasía literaria, la vida de Uma emerge de un sueño. Uma Vacaflores, pintor y escultor camargueño -amigo de Mariana-, fue quien le contó un sueño y este se convirtió en el argumento del primer libro de la saga. Desde la primera entrega, con Uma y el círculo mágico (2009), el protagonista visita diversos lugares de la amplia geografía nacional. Las travesías en las que Uma deja la realidad y se sumerge en mundos fantásticos permiten conocer mitos, leyendas y tradiciones de las múltiples culturas originarias y ancestrales de este país tan diverso. Cada episodio es una apuesta por la ecología y la conservación ambiental. Cada libro tiene un nutrido glosario y una bibliografía que respaldan sus investigaciones.
Los lectores, que como Uma tenían 7 u 8 años, cuando comenzó todo, han crecido y madurado con el personaje. Se han encontrado con la vida y la muerte, entre Oruro y Potosí. Han disfrutado con bellas tradiciones aimaras sobre el Carnaval y el Día de Todos los Santos en Uma y el tren a las estrellas (2011). Se han internado en el Chaco a través de las leyendas guaraníes en Uma y el guardián de los animales (2013). Han nadado con los bufeos en el gran río Mamoré hasta las pampas de los llanos de Mojos, bañados por el Yacuma en Uma y la laguna encantada (2014). Y cuando el protagonista, ya adolescente, se hace guardaparque, han explorado el Parque Nacional Carrasco y las cuevas de Repechón en Cochabamba en Uma y la cueva de los murciélagos (2016).
La habilidad para comunicarse con los animales, le permite llevar a sus lectores a Pando para rastrear jaguares y rescatar parte del mito guaraní del Sol y la Luna en Uma y la tierra de los jaguares (2017). En Cotapata (Yungas), las diversas especies de ranas y sapos muestran cómo es el “lado de los despiertos” y el “lado de los sueños” en Uma y el fuego misterioso (2018). En Uma y el vuelo fantástico (2019) el protagonista es parte de un campamento científico en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado (Santa Cruz), que empequeñecido y montado sobre un pájaro, ayuda a rescatar al dios de las aves dentro de la comunidad Yuracaré. Y en la penúltima entrega, Uma y el tesoro perdido (2021), haciendo un registro de los flamencos de Laguna Colorada del salar de Uyuni, conoce cuál es “el sabor de los sabores” y cuál es “el tesoro perdido” que todos tenemos que buscar.
Mariana dice que “los animales no caminan como las personas. Tienen sus propias rutas, sus senderos ocultos”. Así como Uma vio por primera vez el país, no como lo dibujan en los mapas de carreteras, sino como es para todos los seres que lo habitan: “Un manto, una cobija, conectado por hilos secretos e historias”, los lectores de Mariana estamos ávidos por terminar el periplo, tal vez en la próxima FIL, con Uma y el corazón secreto (inédito) descubriendo la rica flora y fauna de este país mágico, inverosímil, inabarcable.