Al leer "Que no se apague la esperanza" me he quedado arrobado con la frescura y sencillez de la obra.
La novela "juvenil costumbrista", como la describe muy acertadamente su autor, el Prof. Zoilo Salces Paz, podría ser nominada también "El mundo que dejamos atrás", título que lleva una conocida obra biográfica de Stefan Zweig.
Y es que, sus amenas páginas, nos llevan de vuelta - recrean - a un pasado en el que nuestra ciudad de la Santísima Trinidad, a pesar de ser muy pequeña, y quizás por eso mismo, era acogedora, pacífica, humana y solidaria. Sus habitantes se conocían todos, uno a uno, cara a cara.
Como ya es una característica en las obras del Prof. Salces, su palabra sencilla, mesurada y magistral nos trae consejos, observaciones y críticas atinadas y pertinentes sobre el comportamiento, costumbres, actitudes y pensamientos de los jóvenes trinitarios de ayer. Los viejos de hoy.
"Que no se apague la esperanza" es un libro fundamentalmente optimista y con una profunda visión positiva de la vida. El optimismo y el valor que tanta falta nos hacen en estos días calamitosos de inseguridad, incertidumbre y temor por los que estamos atravesando. Todos los bolivianos.
El libro nos inyecta fe, esperanza y valor - a jóvenes y viejos - para encarar con alegría o, por lo menos, con un buen ánimo, las contingencias y sinsabores que traen el diario vivir.
La trama de la novela es sencilla y lineal. Ella narra la vida de un adolescente - apenas tiene 14 años - que tiene que trabajar con sus manos para ganarse el sustento diario y, a la vez, estudiar en el colegio y ayudar al mantenimiento de su familia.
La madre, mujer abnegada y sacrificada que lucha día a día para poder alimentar y vestir medianamente a sus 7 hijos, es otra figura que encarna y describe a muchas mujeres - madres benianas que crían solas a su numerosa prole. Lo único que no falta en esta familia es el amor de la madre y el compañerismo y cooperación mutua entre los hermanos.
Describe, con mano maestra, el ambiente social, económico y familiar en el que vive un grupo humano compacto y solidario que comparte sus penas y alegrías, triunfos y derrotas con una estoica postura, sin dejar que en ningún momento las agriedades y contrariedades de la vida rompan el fuerte entramado de comprensión y cariño que han construido entre sí, y con la madre, los miembros de la familia.
El héroe de la novela, Ñitolín Sandoval, es un héroe que no sabe que lo es y que tampoco quiere serlo. Su heroicidad consiste en saber dar soluciones a los problemas que se le van presentando sin perder jamás la confianza que tiene en sí mismo y en su buena madre. Ñitolín es un ejemplo para los jóvenes de todas las épocas.
Los atinados consejos y dichos populares que pone en boca de sus personajes, en sus diálogos, son de antología. Parten del particular modo de ver la vida que tiene el autor. Su filosofía de la vida es franca y abierta hacia los demás.
Es una filosofía cristiana y humana, modesta y activa que el autor pone en práctica en cada uno de los instantes de su vida real.
"Que no se apague la esperanza" es el grito desesperado que lanza el autor al lector para que no perdamos el rumbo en la vida, ya que debemos guiarnos por los valores ancestrales que practicaron nuestros padres y abuelos, como ser la hospitalidad, la libertad personal, la reciprocidad, la compasión por el necesitado, la alegría festiva, y el dicho chispeante y agudo; valores estos que aun orientan el caminar y el actuar de muchos benianos de cepa.
Los jóvenes que lean la novela a ellos dedicada, podrán entender a través de la actuación de los personajes - la mayoría personas reales - cómo fue que vivimos y compartimos - nosotros los viejos - nuestra niñez, adolescencia y juventud. En ella se describen las peleas a puño limpio a la salida del colegio, las tristezas de los aplazamientos y expulsiones del aula, los primeros e inocentes amores de adolescentes; así como la esperanza, la fe y el esfuerzo personal puestos en un triunfo seguro, vislumbrado a futuro, mediante el estudio y consecución de una profesión.
En "Que no se apague la esperanza" encontrará el lector un pauro con agua fresca y cristalina que apagará su sed espiritual de trascender. Sed que hoy nos consume como personas y como país.
El libro es un gran canto coral a la esperanza, que nunca muere en el espíritu del ser humano. Felizmente.
Autor: Oscar Guillermo Hurtado Suárez
Publicación: Parte de la conferencia sobre "La narrativa beniana"con motivo de recordarse la edición del primer libro beniano. Trinidad, agosto 2008