¡SORPRESA!

¡Sorpresa! Qué título tan adecuado para un cuento que desde su inicio nos sorprende por las hermosas ilustraciones de Ximena Claure. Sobre todo, por el sistema de tapas y contratapas troqueladas que, mimetizadas con los dibujos, esconden una serie de “sorpresas” que hacen de esta sencillísima historia, una pequeña obra de arte. Me animo a decir que es el inicio de una propuesta de libro álbum. Sin embargo, el grosor de las páginas y de la tapa no corresponden a un libro que va destinado a los más pequeños.

La historia es tan simple como que a una niña se le ha perdido su gata Minina, a la cual busca por muchos rincones dentro y fuera de su casa. En cada uno de estos rincones, en realidad, están otros animalitos, hasta que al final, la niña encuentra a Minina dentro del ropero con otra gran sorpresa: ha sido mamá de muchos gatitos.

Este cuento de formato mediano y de muy poco texto para los más pequeños, envuelve al lector desde la primera ilustración a página doble. Así vemos que detrás de unas preciosas sábanas colgadas, hay alguien sobre una silla, ¿quién es? Y cuando el niño da vuelta las sábanas que están sobrepuestas… ¡sorpresa!

Es una niña que anda buscando a su gatita perdida y que pide ayuda al lector: ¿Me ayudas a buscarla? El lector ha sido involucrado en el cuento, él debe ayudar en esta búsqueda. Por lo tanto, la autora Isabel Caero, establece un código de complicidad entre el lector y el cuento: se establecerá una búsqueda que es como un juego. El niño quiere continuar para saber dónde tiene que buscar. Además, como ya ha descubierto que la sábana se movió en la primera página, seguramente tiene que encontrar otros elementos del cuento que también se abren…

Y así es, en la segunda ilustración, vemos a la niña que grita a su gatita. Ella está al lado de una mesa recubierta por un lindo mantel con puntos. ¿Será que hay alguien bajo el mantel? ¡Sí, el mantel se mueve! Y debajo de la mesa está la niña, que ha comenzado a investigar, junto con el lector, algún lugar donde se pueda esconder su Minina.

Y así, la niña busca debajo del batán, en el árbol, en los cántaros vacíos, en la canasta y finalmente en el ropero. En cada uno de los lugares que descubren la niña y el lector, se crea la expectativa de que Minina puede estar ahí…. Pero ¡sorpresa!, no es ella, primero son unos ratones que bailan, luego son unos pichones en su nido, en un cántaro están las ranas cantoras, en la canasta está la familia conejín… y finalmente, al abrir la puerta  del ropero, luego de mucho buscar y de llorar, la niña descubre a su Minina quien tiene, también, una gran sorpresa.

Otro aspecto a destacar en este cuento, son los detalles de las ilustraciones las cuales han sido realizadas con acuarelas en colores suaves. De esta forma vemos sombras, movimiento, transparencias, detalles de los diversos elementos, los estampados de las telas, las texturas de los objetos y las expresiones muy bien logradas de los personajes.

Además, la autora y la ilustradora nos llevan por rincones muy bien escogidos, que hacen alusión a una escena típica de casa de pueblo o de campo. Por lo tanto, el lector queda atrapado en este ambiente cálido, lleno de sorpresas en el que, estamos seguros, la niña vive feliz.

¿A qué niño no le gusta esconderse o jugar al famoso “oculta- oculta”? Este cuento le permite jugar, buscar y esconderse por recovecos mágicos en los que seguramente ya se ha ocultado alguna vez.

Finalmente, el texto breve que acompaña a las ilustraciones, es como una canción que sobre todo hace preguntas acerca de dónde podrá estar Minina. Un poco de juego y de poesía en las palabras hubieran complementado mejor las ilustraciones.

Autor: Verónica Linares

Publicación: En el libro "Los Recomendados: una década de LIteratura Infantil y Juvenil boliviana 2000-2010" de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil

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