EL HUMOR Y EL TEMOR EN LA LITERATURA INFANTIL

Desde mucho antes de que aparezca la literatura infantil escrita, tanto el temor como el humor han sido elementos imprescindibles en los relatos para niños y jóvenes. Y esto se debe a que simplemente el ser humano tanto en formación, como adulto necesita de ambos elementos para enfrentarse a su vida cotidiana, a sus miedos, a sus dolores, a sus angustias, a sus pulsiones, a sus pérdidas, a su progresivo transformarse en adulto y enfrentarse con nuevos retos y responsabilidades. Y si bien estos elementos parecen totalmente opuestos y distantes llega un punto en que sólo su entrelazamiento permite que existan hermosísimas historias con las que los niños y jóvenes pueden identificarse y disfrutar.
A través de este trabajo pretendo dar una mirada a la literatura infantil y juvenil primero desde el humor y luego desde el temor, descubriendo características generales desde ambas perspectivas y analizando diversos cuentos para ilustrar mejor ambas dimensiones.

 I EL HUMOR EN LA LITERATURA INFANTIL

Por lo general, no podemos evitar una sonrisa al mirar las ilustraciones de algún cuento infantil, incluso desde la tapa del mismo, ya que de manera súbita nos transportamos a ese maravilloso mundo donde muy frecuentemente lo alocado, lo disparatado, lo absurdo, lo ilógico, los sueños, el juego, la travesura y la risa están presentes.
Estos aspectos tan importantes permiten que el niño se introduzca con facilidad en ese mundo y se identifique con sus protagonistas. De allí su importancia.
Al niño por naturaleza le encanta reír, de la misma manera que le encanta jugar, riéndose muchas veces de situaciones que a nosotros los adultos ya no nos parecen cómicas, pues vamos perdiendo nuestra sinceridad y nuestra capacidad de asombro y de disfrute.
Veamos a continuación cuál es la importancia del humor en la literatura infantil y analicemos algunas de sus características.


1.1 ¿Por qué el humor en la literatura infantil?

•    El humor como una forma de juego

Desde hace unos años, se viene descartando la idea de una literatura infantil asociada con fines pedagógicos, moralizantes o utilitarios, y en cambio, se va consolidando el concepto de una literatura infantil como una forma de arte, tal como se concibe una pieza musical, un cuadro, un libro para adultos. Es decir, al tener contacto con un cuento, vivenciamos una serie de emociones, sensaciones, sentimientos, proyecciones e identificaciones a todo nivel, involucrándonos integralmente, y con mucho más fuerza si se trata de los niños: se trata pues de un contacto vivencial que hace al niño a meterse literalmente en el cuento, a ser sus protagonistas, a alegrarse y sufrir con ellos, a buscar soluciones, a crear, a vivir y revivir los hechos narrados.

El cuento infantil, pues, no puede ser comparado con un texto escolar, con un globo terráqueo o con un mapa, herramientas imprescindibles para ciertos fines pedagógicos específicos. Tampoco puede ser creado a partir de estos fines, pues se limitaría y se trastocaría su esencia literaria. Un “cuento pedagógico” no significa nada para el niño, y lo termina olvidando. Y se queda solo como inútil texto que no es ni cuento ni pedagogía: esa es la muerte del cuento.

Un cuento infantil debe ser una vivencia que marca profundamente tanto al lector como al autor, pues se crean verdaderos lazos afectivos, con la posibilidad liberadora de lo imaginario; para el niño, la experiencia de leer debe ser tan intensa como el juego, como el andar en bicicleta, como el tirarse a la piscina, a veces alegre y divertida, a veces cargada de desafíos, triste y hasta atemorizante. (Magdalena Helguera “Que el cuento sea cuento”).

El niño tiene una necesidad física y psicológica de juego y de risa, sabemos que él aprende absorbiendo el mundo por medio de estos dos potentes mecanismos (entre otros), que se establecen como su forma de vida.
Es por ello que el humor en el cuento infantil se hace casi imprescindible, justamente para ajustarse a esa forma de ser del niño, a su concepción del mundo y a su modo de entender y aceptar la realidad, la misma que puede llegar a ser muy dolorosa.

Henri Bergson, filósofo francés, en su ensayo: “Le rire: Essai sur la signification du comique”, manifiesta que por medio de la risa el hombre, en general logra escapar de la rigidez y el automatismo tan presentes en la sociedad. Él busca en la infancia, depositaria de la mayoría de nuestros sentimientos alegres, las leyes fundamentales de la risa. Bergson incluso se plantea el hecho de que a una determinada edad nos volvemos impermeables a las alegrías frescas y nuevas, y  que nuestras satisfacciones como hombres y mujeres maduros no son otra cosa que sentimientos de infancia revividos.
 
 ¿Y cuáles son las leyes fundamentales de la risa?: la repetición, la acumulación (el efecto bola de nieve), la inversión, la transposición. La repetición, por ejemplo, está presente en la caja de resorte, este mecanismo en que cada vez que sale un muñeco el niño ríe; el niño disfruta la repetición, ama que les leamos el mismo cuento muchas veces, sin cambiar absolutamente nada. La acumulación es como una bola de nieve que va creciendo y causa un efecto inesperado: las cartas, los dominós que van cayendo y se destruyen. La inversión: los roles se invierten (películas en que los papás actúan como sus hijos y viceversa). La transposición o quiproquo es una situación que presenta al mismo tiempo dos sentidos diferentes, es el típico malentendido de dos personas que creen estar hablando de lo mismo y a ojos de una tercera persona parecen dos locos.
Por otra parte, Freud asocia la risa con el principio del placer, ésta, al igual que los sueños, está ligada al inconsciente. Por lo tanto tiene que ver con nuestros deseos e interpretaciones más sinceros. En este sentido, el niño está muy ligado a este mundo del subconsciente, justamente porque recién está formando su conciencia y su comportamiento social. El niño se ríe sin inhibiciones, de manera espontánea, por lo tanto, si un cuento tiene elementos que a él le causan gracia, este lo va a cautivar inmediatamente pues se va a sentir cercano e identificado con el mismo.
De la misma forma, por lo general, cuando el niño juega, se divierte, ríe y disfruta con la misma intensidad y espontaneidad: La lectura de un cuento debe provocar en él este tipo de  sentimientos y emociones (entre otros). Al utilizar elementos de humor, el autor también juega con la realidad: la exagera, la distorsiona, la pone al revés, etc.
Por lo tanto, el humor en la literatura infantil debe provocar la risa en el niño, tomada como una genuina explosión de placer.



•    La risa en el niño: una  manera de aceptar situaciones difíciles y de aprender a vivir

Otra de las razones por las que el humor es importante en los cuentos para niños, es que a través de éste el niño logra aprender y aceptar situaciones que no siempre son agradables. La escritora española Mariasun Landa al presentar su libro “Un cocodrilo bajo la cama” dijo al respecto:”El humor es la autodefensa por excelencia, el distanciamiento del monstruo”.

El niño tiene una dura misión: debe crecer, y por lo tanto aprender hábitos, obedecer normas, aceptar límites, y muchas veces, debe sufrir por una y mil razones. Y sin embargo casi siempre tenemos los mejores recuerdos de nuestra infancia. Justamente elementos como la risa, el juego, la despreocupación y la capacidad de disfrutar son los elementos que le permiten al niño ser feliz.
Por lo tanto, la literatura infantil también encierra estos elementos y a través de situaciones humorísticas, le permite al niño descubrir y aceptar la realidad.

1.2 ¿Qué situaciones causan risa en el niño?

El humor en la literatura infantil puede y debe transgredir lo real, ir más allá de las normas, de los límites impuestos por el mundo adulto.
La literatura infantil por medio del gran recurso de lo imaginario, del mundo de los sueños y de lo que no puede ser, logra la creación o la recreación de situaciones que no coinciden con la realidad, que la transgreden, la exageran, la ridiculizan, y literalmente la ponen de cabeza.

Existen varias categorías o tipos de humor en la literatura infantil, y dependiendo de la edad de los niños, de su madurez y de sus preferencias, éstos pueden causar más o menos gracia.

Veamos algunos ejemplos:

a.    Lo absurdo: Es aquello que no va de acuerdo a una cadena lógica de sucesos o que rompe con la idea de normalidad, y que por lo tanto desencaja con la realidad provocando risa.


Por ejemplo en el cuento de Hernán Garrido-Lecca, “Jhon-Jhon, el dragón del lago Titicaca”, el hecho de que encontremos a un dragón color morado, además atolondrado y que bote burbujas de jabón en vez de fuego en plena región andina, nos causa risa, simpatía, asombro y curiosidad. La imagen de este dragón es absurda: no vive cerca de un castillo medieval, sino a orillas del lago Titicaca, además no es nada valiente ni atemorizante, al contrario es amigable y simpático:
“John-John era un dragón atolondrado, atolondrado. Tan atolondrado que no recordaba cómo había terminado en una cueva cerca del lago Titicaca, en medio de los Andes, entre el Perú y Bolivia.
Quizá fuese por la altura, quizá por la nostalgia, quizá por su gordura, pero lo cierto es que tenía un serísimo problema: no botaba fuego sino burbujas de jabón”.

En el cuento de Judi y Ron Barrett, “Los animales no se visten”, nos causan risa las razones por las cuales los animales no deben vestirse. Resulta absurdo que un puercoespín use camisa, que una serpiente use pantalón, que una oveja use ropa de lana, que una jirafa use corbata,… los dibujos por sí solos demuestran estas situaciones y son muy cómicos.      

b. Lo inesperado y el nonsense: estos recursos tienen que ver con lo absurdo debido a que la idea es sorprender, romper con la lógica de la situación, hablar sobre lo que no tiene sentido.

Tim Burton en su libro “La melancólica muerte de Chico Ostra” (que es un libro para jóvenes y adultos) presenta varios poemas acerca de niños extraños, repulsivos, que rompen la lógica de lo bello, lo bueno, lo virtuoso. Pero al mismo tiempo nos provocan risa, ansiedad y asombro:

Muchos poemas y canciones infantiles también se basan en el nonsense y en el juego de palabras para causar risa: La gran maestra de este recurso es la argentina M. Elena Walsh con su Reino del Revés y su Zoo Loco


c.    La desacralización, el disconformismo, la irreverencia, la desobediencia, el desvío de las reglas, las travesuras.
Los cuentos  de Anthony Browne tienen muchos de estos recursos, ya que siempre choca o sorprende con sus ideas, a veces grotescas, pero que causan risa: En el caso de “La Familia Cerda”, se desacraliza el machismo por medio de la transformación de los personajes(los hombres de la casa) en cerdos, esto crea asombro y al mismo tiempo es una manera de reírse y burlarse de la idea del “macho”. Asimismo en “Un cuento de Oso”, Browne logra desacralizar las imágenes de personajes poderosos y aterradores, tornándolos ridículos e indefensos.

d.    Las exageraciones: Éstas, como su nombre lo indican, exageran algún aspecto de la realidad, y por lo tanto causan risa.

La historia de Gaspar Sopas, en Pedro Melenas del autor alemán Heinrich Hoffman del siglo XIX: Gaspar, al no comer su sopa, al quinto día, simplemente, se muere. El final si bien es tenebroso, al ser tan directo y poco esperado, resulta cómico. En este caso el autor utiliza el humor negro.

En el libro “Olivia” del inglés Ian Falconer, una cerdita de unos 4, 5 años tiene que probarse TODA SU ROPA para salir, y esto nos causa risa, además de que se trata de una situación que no está tan lejana a la realidad.

En el mismo libro, Olivia cuando va de vacaciones a la playa,  a ella le gusta hacer castillos, y se vuelve una experta y logra construir el Empire State .

e. Los malos entendidos (quiproquo) los errores, las inversiones, las transposiciones y equivocaciones son causa segura de risa en los niños.

En ¿Yo y mi gato? De Satoshi Kitamura, por un extraño hechizo, el protagonista Nicolás y su gato intercambian personalidades, por lo que resulta muy cómico ver al gato actuar como niño en y viceversa:
“Una vez dentro, siguió portándose raro. Se rascó con entusiasmo, y cuando satisfecho luchó con sus zapatos hasta que se rindieron. Lamió su suéter y luego pasó un buen rato afilándose las uña. El pez dorado le pareció particularmente fascinante.

 En el cuento “La selva loca” de Tracey y Andrew Rogers, el mono que lavó y planchó los trajes de sus amigos animales, se equivoca y les devuelve los trajes en forma errónea y éstos se colocan los trajes que no les corresponde, viéndose muy ridículos y cómicos.

En Choco encuentra una mamá, de Keiko Kasza, el pájaro Choco y la señora Oso se imaginan cómo se vería ésta si tuviera las características de Choco, y la imagen que resulta es muy chistosa.

e.    Los juegos de palabras, los sentidos figurados, las metáforas, las repeticiones de palabras: todos estos recursos literarios le aportan a la literatura infantil una gran riqueza de sonoridad, poesía y humor.

En “El domador de monstruos” , la brasileña Ana María Machado, emplea la repetición y el juego de palabras utilizando la numeración para transformar a un monstruo que al final, en vez de causar miedo, causa risa:
“Cuando Sergio abrió los ojos, el monstruo viejo se había ido de la pared y allí estaba ahora el nuevo, mirándole. Era un monstruo horroroso y gracioso, horrible y alegre. Con su solo ojo, sus dos bocas, sus tres cuernos, sus cuatro trompas, sus cinco ombligos, sus seis lenguas, sus siete rabos y sus ocho jorobas… nueve piernas, diez corazones, once máscaras, doce sonrisas, trece risas, catorce carcajadas y quince volteretas…”p. 56


En “El planeta Multilenguado”, Rosalba Guzmán (autora  boliviana) utiliza muchos juegos de palabras y sonoridades en sus personajes los multilingüenses quienes eran diferentes unos de los otros en color, forma y lengua:
“ Eslicrilibanlin: Mili calisali esli cualidralidali”: así hablaban los lililisenses.
“Javamávas ovolvivideves queve everesves uvun veverdeveciovo”: así hablaban los verdecios.

•    El humor causado por lo físico, por lo que causa asco.

Por ejemplo en “Siete casas, siete brujas y un huevo” de Gloria Sánchez, algunos de estos recursos son utilizados: “Tres brujas desdentadas y un huevo fueron a la Casa Cuatro, donde vivía Clodomiro Sapo. La casa no tenía puertas ni ventanas, así que las brujas subieron por la hiedra de la pared y se colaron por la chimenea. Clodomiro Sapo hacía un cocimiento en una olla y las tres brujas se escaldaron el trasero …” (p.37)
“Dentro de la casa, Paparrucha Tinto dijo: _Oigo un ruidito. Parece que tengo visita. Se levantó y fue a abrir. Quedó muy contrariada cuando se encontró con las vecinas, pues ella creía que era el cartero que le traía carta del Brujo Alfredo.
— ¿Qué hacéis aquí, brujas repelentes?
— ¡Que nos ayudes a abrir este huevo!
— ¡Y un cuerno! _dijo ella.
_Lo vamos a freír y te daremos un poquito _contestaron las brujas.
Paparrucha Tinto nunca había probado tan exótica receta. Por eso las hizo pasar y las invitó a una infusión de tripas de cucaracha. Fue al sótano y regresó con una botella asquerosa, cubierta de telas de araña, en la que a duras penas se podía leer: Pedo de Lobo. Gran Reserva.” (p.38 y39).

En “El misterio de las bolitas de colores” de Edna Iturralde, un conejo decide averiguar de qué animal son unas extrañas caquitas de colores que un día encuentra, y en su búsqueda, varios animales muestran la evidencia, la misma que va cayendo en la cabeza del curioso conejito; esto a los niños les parece extremadamente cómico.

1.3 Análisis de algunos pasajes cómicos en “Clemencia, la vaca que quería ser blanca”

En “Clemencia, la vaca que quería ser blanca”, de Verónica Linares, el humor está bastante presente a lo largo de todo el cuento.
El mismo está originado por una parte por la ingenuidad y dulzura de la vaca que cree firmemente en las recetas totalmente ilógicas que le dan sus amigos, y por otra parte por lo absurdo y muchas veces grotesco de estas recetas que la vaca prueba siempre con muy mala suerte. Los niños ríen mucho al ver cómo quedó la vaca: embarrada, con ronchas, congelada, patas arriba, despeinada, entumecida, aturdida, y con sus manchas exactamente iguales.
Asimismo la repetición de algunas expresiones que tienen que ver con las manchas de la vaca, con sus colores o con sus sonidos onomatopéyicos son elementos que causan risa. “Mmmuu, qué buenos consejos me dieron mis amigos…sonrimugió la vaca entusiasmada…” p. 17, “Clemencia la vaca no podía decir ni ¡mu!...” p.34
Por otra parte, la presencia y diálogos de las gallinas también resultan bastante cómicos, ya que representan a las “señoras chismosas, entrometidas que no tienen nada que hacer”.
También, el hecho de que la vaca vaya por todas partes, no sólo en una granja, incluso en bicicleta, llegando al Polo, es causa de una situación cómica.
Finalmente as ilustraciones del libro ayudan mucho a que el niño ría, pues nos muestran una vaca con falda, con traje de baño, con abrigo y salvavidas, en fin una vaca con recursos modernos que debe hacer de todo para ser blanca.

Por  lo tanto: existen muchos recursos que se utilizan en la literatura infantil para provocar la risa en los niños, y muchos de los buenos autores los utilizan sabiendo que el niño por medio del cuento debe divertirse, asombrarse, reírse de lo disparatado, de lo alocado, de los miedos, de sí mismo: Sin risa el niño no puede llegar a vencer profundos temores ni enfrentar enormes desafíos.
Queda claro entonces que el humor es un elemento imprescindible en la literatura infantil.

En contraparte, ¿qué ocurre con el temor? ¿Podrá ser otro elemento tan importante como el humor? ¿Debemos exponer a los niños a los cuentos violentos y de terror?

 

1.2 ¿Qué situaciones causan risa en el niño?

El humor en la literatura infantil puede y debe transgredir lo real, ir más allá de las normas, de los límites impuestos por el mundo adulto.
La literatura infantil por medio del gran recurso de lo imaginario, del mundo de los sueños y de lo que no puede ser, logra la creación o la recreación de situaciones que no coinciden con la realidad, que la transgreden, la exageran, la ridiculizan, y literalmente la ponen de cabeza.

Existen varias categorías o tipos de humor en la literatura infantil, y dependiendo de la edad de los niños, de su madurez y de sus preferencias, éstos pueden causar más o menos gracia.

Veamos algunos ejemplos:

a.    Lo absurdo: Es aquello que no va de acuerdo a una cadena lógica de sucesos o que rompe con la idea de normalidad, y que por lo tanto desencaja con la realidad provocando risa.

Por ejemplo en el cuento de Hernán Garrido-Lecca, “Jhon-Jhon, el dragón del lago Titicaca”, el hecho de que encontremos a un dragón color morado, además atolondrado y que bote burbujas de jabón en vez de fuego en plena región andina, nos causa risa, simpatía, asombro y curiosidad. La imagen de este dragón es absurda: no vive cerca de un castillo medieval, sino a orillas del lago Titicaca, además no es nada valiente ni atemorizante, al contrario es amigable y simpático:

“John-John era un dragón atolondrado, atolondrado. Tan atolondrado que no recordaba cómo había terminado en una cueva cerca del lago Titicaca, en medio de los Andes, entre el Perú y Bolivia.
Quizá fuese por la altura, quizá por la nostalgia, quizá por su gordura, pero lo cierto es que tenía un serísimo problema: no botaba fuego sino burbujas de jabón”.

En el cuento de Judi y Ron Barrett, “Los animales no se visten”, nos causan risa las razones por las cuales los animales no deben vestirse. Resulta absurdo que un puercoespín use camisa, que una serpiente use pantalón, que una oveja use ropa de lana, que una jirafa use corbata,… los dibujos por sí solos demuestran estas situaciones y son muy cómicos.      

b. Lo inesperado y el nonsense: estos recursos tienen que ver con lo absurdo debido a que la idea es sorprender, romper con la lógica de la situación, hablar sobre lo que no tiene sentido.

Tim Burton en su libro “La melancólica muerte de Chico Ostra” (que es un libro para jóvenes y adultos) presenta varios poemas acerca de niños extraños, repulsivos, que rompen la lógica de lo bello, lo bueno, lo virtuoso. Pero al mismo tiempo nos provocan risa, ansiedad y asombro.

Muchos poemas y canciones infantiles también se basan en el nonsense y en el juego de palabras para causar risa: La gran maestra de este recurso es la argentina M. Elena Walsh con su Reino del Revés y su Zoo Loco

c.    La desacralización, el disconformismo, la irreverencia, la desobediencia, el desvío de las reglas, las travesuras.
Los cuentos  de Anthony Browne tienen muchos de estos recursos, ya que siempre choca o sorprende con sus ideas, a veces grotescas, pero que causan risa: En el caso de “La Familia Cerda”, se desacraliza el machismo por medio de la transformación de los personajes(los hombres de la casa) en cerdos, esto crea asombro y al mismo tiempo es una manera de reírse y burlarse de la idea del “macho”. Asimismo en “Un cuento de Oso”, Browne logra desacralizar las imágenes de personajes poderosos y aterradores, tornándolos ridículos e indefensos.

d.    Las exageraciones: Éstas, como su nombre lo indican, exageran algún aspecto de la realidad, y por lo tanto causan risa.

La historia de Gaspar Sopas, en Pedro Melenas del autor alemán Heinrich Hoffman del siglo XIX: Gaspar, al no comer su sopa, al quinto día, simplemente, se muere. El final si bien es tenebroso, al ser tan directo y poco esperado, resulta cómico. En este caso el autor utiliza el humor negro.

En el libro “Olivia” del inglés Ian Falconer, una cerdita de unos 4, 5 años tiene que probarse TODA SU ROPA para salir, y esto nos causa risa, además de que se trata de una situación que no está tan lejana a la realidad. En el mismo libro, Olivia cuando va de vacaciones a la playa,  a ella le gusta hacer castillos, y se vuelve una experta y logra construir el Empire State .

e. Los malos entendidos (quiproquo) los errores, las inversiones, las transposiciones y equivocaciones son causa segura de risa en los niños.

En ¿Yo y mi gato? De Satoshi Kitamura, por un extraño hechizo, el protagonista Nicolás y su gato intercambian personalidades, por lo que resulta muy cómico ver al gato actuar como niño en y viceversa:

“Una vez dentro, siguió portándose raro. Se rascó con entusiasmo, y cuando satisfecho luchó con sus zapatos hasta que se rindieron. Lamió su suéter y luego pasó un buen rato afilándose las uña. El pez dorado le pareció particularmente fascinante".

 En el cuento “La selva loca” de Tracey y Andrew Rogers, el mono que lavó y planchó los trajes de sus amigos animales, se equivoca y les devuelve los trajes en forma errónea y éstos se colocan los trajes que no les corresponde, viéndose muy ridículos y cómicos.

En Choco encuentra una mamá, de Keiko Kasza, el pájaro Choco y la señora Oso se imaginan cómo se vería ésta si tuviera las características de Choco, y la imagen que resulta es muy chistosa.

f.    Los juegos de palabras, los sentidos figurados, las metáforas, las repeticiones de palabras: todos estos recursos literarios le aportan a la literatura infantil una gran riqueza de sonoridad, poesía y humor.

En “El domador de monstruos” , la brasileña Ana María Machado, emplea la repetición y el juego de palabras utilizando la numeración para transformar a un monstruo que al final, en vez de causar miedo, causa risa:

“Cuando Sergio abrió los ojos, el monstruo viejo se había ido de la pared y allí estaba ahora el nuevo, mirándole. Era un monstruo horroroso y gracioso, horrible y alegre. Con su solo ojo, sus dos bocas, sus tres cuernos, sus cuatro trompas, sus cinco ombligos, sus seis lenguas, sus siete rabos y sus ocho jorobas… nueve piernas, diez corazones, once máscaras, doce sonrisas, trece risas, catorce carcajadas y quince volteretas…”p. 56

En “El planeta Multilenguado”, Rosalba Guzmán (autora  boliviana) utiliza muchos juegos de palabras y sonoridades en sus personajes los multilingüenses quienes eran diferentes unos de los otros en color, forma y lengua:

“ Eslicrilibanlin: Mili calisali esli cualidralidali”: así hablaban los lililisenses.
“Javamávas ovolvivideves queve everesves uvun veverdeveciovo”: así hablaban los verdecios.

•    El humor causado por lo físico, por lo que causa asco.

Por ejemplo en “Siete casas, siete brujas y un huevo” de Gloria Sánchez, algunos de estos recursos son utilizados: “Tres brujas desdentadas y un huevo fueron a la Casa Cuatro, donde vivía Clodomiro Sapo. La casa no tenía puertas ni ventanas, así que las brujas subieron por la hiedra de la pared y se colaron por la chimenea. Clodomiro Sapo hacía un cocimiento en una olla y las tres brujas se escaldaron el trasero …” (p.37)
“Dentro de la casa, Paparrucha Tinto dijo: _Oigo un ruidito. Parece que tengo visita. Se levantó y fue a abrir. Quedó muy contrariada cuando se encontró con las vecinas, pues ella creía que era el cartero que le traía carta del Brujo Alfredo.
— ¿Qué hacéis aquí, brujas repelentes?
— ¡Que nos ayudes a abrir este huevo!
— ¡Y un cuerno! _dijo ella.
_Lo vamos a freír y te daremos un poquito _contestaron las brujas.
Paparrucha Tinto nunca había probado tan exótica receta. Por eso las hizo pasar y las invitó a una infusión de tripas de cucaracha. Fue al sótano y regresó con una botella asquerosa, cubierta de telas de araña, en la que a duras penas se podía leer: Pedo de Lobo. Gran Reserva.” (p.38 y39).

En “El misterio de las bolitas de colores” de Edna Iturralde, un conejo decide averiguar de qué animal son unas extrañas caquitas de colores que un día encuentra, y en su búsqueda, varios animales muestran la evidencia, la misma que va cayendo en la cabeza del curioso conejito; esto a los niños les parece extremadamente cómico.

1.3 Análisis de algunos pasajes cómicos en “Clemencia, la vaca que quería ser blanca”
En “Clemencia, la vaca que quería ser blanca”, de Verónica Linares, el humor está bastante presente a lo largo de todo el cuento.
El mismo está originado por una parte por la ingenuidad y dulzura de la vaca que cree firmemente en las recetas totalmente ilógicas que le dan sus amigos, y por otra parte por lo absurdo y muchas veces grotesco de estas recetas que la vaca prueba siempre con muy mala suerte. Los niños ríen mucho al ver cómo quedó la vaca: embarrada, con ronchas, congelada, patas arriba, despeinada, entumecida, aturdida, y con sus manchas exactamente iguales.
Asimismo la repetición de algunas expresiones que tienen que ver con las manchas de la vaca, con sus colores o con sus sonidos onomatopéyicos son elementos que causan risa. “Mmmuu, qué buenos consejos me dieron mis amigos…sonrimugió la vaca entusiasmada…” p. 17, “Clemencia la vaca no podía decir ni ¡mu!...” p.34
Por otra parte, la presencia y diálogos de las gallinas también resultan bastante cómicos, ya que representan a las “señoras chismosas, entrometidas que no tienen nada que hacer”.
También, el hecho de que la vaca vaya por todas partes, no sólo en una granja, incluso en bicicleta, llegando al Polo, es causa de una situación cómica.
Finalmente as ilustraciones del libro ayudan mucho a que el niño ría, pues nos muestran una vaca con falda, con traje de baño, con abrigo y salvavidas, en fin una vaca con recursos modernos que debe hacer de todo para ser blanca.

Por  lo tanto: existen muchos recursos que se utilizan en la literatura infantil para provocar la risa en los niños, y muchos de los buenos autores los utilizan sabiendo que el niño por medio del cuento debe divertirse, asombrarse, reírse de lo disparatado, de lo alocado, de los miedos, de sí mismo: Sin risa el niño no puede llegar a vencer profundos temores ni enfrentar enormes desafíos.
Queda claro entonces que el humor es un elemento imprescindible en la literatura infantil.
El tema sobre "El temor en la literatura infantil" queda para una próxima vez.


Autor: Verónica Linares

Publicado en: Boletín "Vuelan vuelan" No. 14 y No. 15 (Mayo y Junio, 2010)

Fecha: 28 Mayo, 2010