EN BUSCA DE NUESTRA FRONTERA INDÓMITA

Muchas veces nos han preguntado  quién es el escritor, la escritora o quién puede serlo, preguntas nada fáciles de contestar, sin embargo, el verdadero escritor, aquel que se hace digno de este título, es en nuestro criterio, quien no ha perdido la esencia de la niñez, es quien sigue jugando con las nubes traviesas, es quien todavía canta con el viento, que continúa corriendo con el río, que sigue peleando con dragones y molinos de viento, quien aún busca unicornios, quien permanece dentro de la fábrica de los sueños, o como nos dice Isabel, quien busca el pedazo de su esfera de cristal.

Preocupación, seguramente de muchos escritores y escritoras, es el hecho de que hemos ingresado en una espiral de objetividad, pragmatismo, donde prima el hacer, el tener antes que el ser, a esto obedece el slogan de "educar para el trabajo", "para la productividad", "educar para el empleo", o sea educar para "hacer" que reemplaza a la pregunta de antes ¿es esto verdad? por el ¿para qué sirve? ¿se puede vender?, ¿dónde se puede comprar?

El resultado de todo lo anterior es que pensamos que todo tiene precio, ya que es el fruto del cálculo y la precisión, por lo que creemos que todo lo podemos comprar en un supermercado, pero cuando no encontramos en los escaparates el espíritu y sus manifestaciones, los valores, los sentimientos, las emociones,  desechamos esas creencias y como consecuencia surge en nosotros el escepticismo sobre todo aquello que tenga que ver con el espíritu y sus expresiones, con la fantasía, la imaginación, la creatividad.

Seguramente es esta la motivación que ha tenido Isabel al compartir tan generosamente con nosotros/as su nueva creación literaria: "La esfera de cristal", que nos recuerda a dos escritoras que manifestaron la misma preocupación en sus obras. Graciela Montes que escribió, "La frontera indómita" que tiene como subtítulo "En defensa del espacio poético", que es un ensayo que nos cuestiona y nos remarca la frontera indómita que cada uno de nosotros tiene,  que linda con la objetividad y la subjetividad sin ser parte de ninguna porque sólo la controla cada uno de nosotros y nosotras. Y, Ana María Machado, en una novela titulada: "Un deseo loco" que nos presenta la discusión entre dos personajes, una adolescente que cree en unicornios y un adolescente que estudia los dinosaurios, ambos elementos sirven a la autora para antagonizar la objetividad, la razón con la subjetividad, el espíritu, la imaginación, con la capacidad de creer aunque no lo veas.

En la obra de Isabel, que por cierto es un orgullo para Bolivia, pues está considerada como una de las buenas escritoras que tiene América, conocida y valorada fuera de nuestras fronteras, se puede apreciar la lucha entre la razón y la fe, el espíritu, cada cual tratando de ganar a su favor a Juan, que es protagonista principal, que debe encontrar la parte faltante de su esfera de cristal para evitar la contaminación de las tentaciones por parte de Lucifer, que representa el mal.

Es admirable la combinación que realiza de elementos fantásticos, míticos, como los ángeles, con elementos tecnológicos modernos, que rodean, hoy, la niñez y adolescencia a través de diversos videojuegos, que tienen un poder de atracción hasta provocar adicción.

Además, ha utilizado como escenario temporal y espacial la Navidad, fecha tan significativa para quienes somos católicos, seguramente para los adultos por la significación espiritual que tiene la llegada de Jesús a nuestras vidas y, para los niños que ligan esta fecha con regalos porque hemos adquirido la costumbre de manifestar nuestro cariño en  esta fecha de esta manera para con ellos, aprovechando la inocencia de los niños y niñas, que todavía creen que los trae el niño Jesús. Es esta la defensa de Isabel por medio de las aventuras que vive Juan junto con su ángel de la Guarda, Sorites que representa la razón, Felisa la Fe, que se encuentran en constante batalla con Broza, espíritu maligno, empero no sólo es la lucha entre el bien y el mal, como pudiera colegirse, sino es entre el frío razonamiento y la subjetividad, pero que al final se comprende que debe existir un equilibrio entre ambos.

Al leer hemos recordado parte de nuestra infancia, ya que Isabel ha tenido la habilidad de contextualizar el armado del nacimiento en un hogar católico con todo lo que bordea a esta fecha, los hechos históricos, los villancicos, los instrumentos que se utilizaban para armonizar la adoración, demostrando de este modo el profundo conocimiento que tiene sobre la llegada de Jesús a la tierra.

Sin embargo, no creemos que el único interés de Isabel haya sido recordar su infancia, en relación a la Navidad, a su familia, especialmente a su papá, puesto que él está presente en las páginas de esta obra con toda la sabiduría que poseía, pensamos que ella ha recurrido a esta fecha para defender la vigencia de la imaginación, la fantasía, el juego, que sólo se posan en almas que conservan la infancia aunque se cuente con cien años. Seguir fabulando a pesar de tener los años encima, seguir explorando en ese mundo desconocido que está en nuestro interior, creer en quijotismos, en espiritualidades, pero dentro de la propia razón ya que no son excluyentes, antes bien se complementan y se necesitan, y es esta amalgama que nos convierte en creadores.

¿Cómo evitamos que mueran nuestra imaginación, nuestra fantasía?, lo dice Isabel rodeándonos de lecturas que por muy fantasiosas que parezcan tienen sus bases en la realidad, rodeando el mundo de la infancia con libros, con cuentos nacidos de la tradición oral, con juegos imaginativos, sin deslindar ni negar lo que nos oferta la postmodernidad arraigada en la tecnología, pues esto es lo que hace atrayente el libro de Isabel, la combinación de elementos fantásticos con elementos tecnológicos, puesto que los Ángeles incluso cuentan con celulares, laptos, etc., pensamos que ahí está la razón de la supervivencia del ser humano, no desconocer su pasado, recuperar lo bueno que tuvo, pero también disfrutar lo que le ofrece el presente para proyectarse a un futuro, siempre en busca del bienestar personal, pero también colectivo.

En cuanto al tratamiento del texto narrativo, estructura muy bien la presencia de la polifonía, debido a que está el narrador en primera persona y en tercera, logrando una integración entre el personaje Juan y el narrador, en este caso la narradora. La alternabilidad de las voces está ligada con mucha precisión de manera que no molestan los cambios de la posición del narrador.

La lectura se hace muy atrayente, dado que es una ilustración del pasado en relación con la Navidad y el presente de los protagonistas reales, en una conjunción de acciones con los ángeles y demonios, que no resulta nada desagradable aunque no se crea en ellos, antes bien resultan simpáticos para el lector.

Los razonamientos de uno y otro personaje convocan a la reflexión, invitándonos a dejar volar nuestro pensamiento para ir construyendo junto con la autora ese mundo narrado que nos ofrece. Gracias.

 

Dra. Práxides Hidalgo Martínez

 

Oruro, 8 de abril de 2011

Autor: Práxides Hidalgo

Publicación: Presentación del Libro en la III Feria Nacional del Libro. Oruro. Abril, 2011

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