Los niños tienen que ser libres para llevar sus propias vidas. La Sirenita
Cómo se concibe a la imaginación: es propia del ser humano, a través de ella nos es posible crear nuevos mundos, nuevas realidades que están presentes, pero se las puede variar e idear de muchas maneras posibles. Gracias a la imaginación concebimos ideas relacionadas con las sensaciones que se producen en nuestro mundo interno y es la mente capaz de avizorar mundos ajenos a la misma realidad.
La imaginación innata en los niños les hace suponer la posibilidad de jugar con ella y poder sentirse en dimensiones ajenas a su realidad, así, por ejemplo, puede considerarse un constructor de una arquitectura diferente, un niño perdido en el espacio, un niño que come demasiado y engorda tanto, pero tanto que puede volar, etc.
El niño que busca aventura y recreación para su mundo busca lecturas fantásticas que lo guiarán por su mundo, así ya no será Don Quijote que lucha con molinos de vientos, será el ser valiente que se arma de poderoso armamento y es capaz de enfrentarse a monstruos del espacio, a gigantes salvajes y, podrá convertir su escenario de lucha su propia habitación, buscará a las hormigas para darles la personalidad de valientes soldados que marchan a la conquista de su propio espacio del jardín donde actúa.
Un libro es una prueba de que los seres humanos son capaces de hacer magia. – Carl Sagan.
Hoy en día el cine ha podido adentrarse en los libros clásicos de la literatura infantil y ha hecho verdaderos emporios de la fantasía y la imaginación, haciendo que los personajes que nos fascinaron desde niños, ya no son los mismos, son personajes de la actualidad. Caperucita ya no es la niña inocente que se deja convencer por el lobo, ahora es una niña lista que enfrenta la ferocidad del animal y logra vencerlo porque la astucia del animal, se traslada a la personalidad de la niña. Hansel y Gretel, no son más los niños que caen bajo la perversidad de la bruja, son niños listos que encierran a la bruja y ella, es la que cae perdida y manipulada.
Sabemos muy bien que, el niño, durante su desarrollo físico, también experimenta un desarrollo mental, por eso los juguetes, para él, son personas, objetos que cobran vida, son símbolos de compañía, conversa con ellos, los manipula, los colorea, les da denominativos, son componentes de su propia personalidad. Quizá sea éste el momento donde el escritor debe convertirse en componente de esa imaginación, apoyar ese lenguaje y convertir los juguetes en palabras, que sean artífices del posible diálogo con los niños.
Nos dice Jorge Luis Borges: La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido.
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